Con nostalgia por lo desaparecido y con un tono crítico por la permisividad que hizo posible que edificios singulares de la arquitectura cacereña cayeran para levantar en su lugar bloques de ladrillo. Antonio Campesino, catedrático de Geografía Urbana y Regional de la Universidad de ... Extremadura (UEx), ha iniciado una serie fotográfica que ha titulado 'Arquitecturas desamortizadas'.
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«Todas estas pérdidas de elementos patrimoniales no pueden quedar en el olvido», apunta. Ha elegido el grupo de Facebook 'Fotos antiguas de Cáceres' para ir subiendo instantáneas que forman parte de su archivo personal y otras que han llegado a sus manos. Las fotos aparecen acompañadas de un texto explicativo y la respuesta, comenta, está siendo muy buena.
Ahí están el cine Norba, el antiguo matadero municipal, la casa de los Mijares, el sanatorio de Santa Ana, la casa de la Chicuela o el chalé de los Correa-Pomet, en Gómez Becerra, justo donde ahora hay un Burger King.
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«Es un patrimonio que hemos dilapidado. Estas imágenes me permiten reflexionar sobre lo que hemos perdido», apunta el docente. Gran parte de las estampas que forman parte de la serie están localizadas en el eje del Paseo de Cánovas, el ensanche que hizo a la ciudad crecer más allá de su casco viejo.
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«El plan general de ordenación urbana de 1961, de Rodolfo García Pablos y Vicente Candela, abrió la veda de la renovación sustitutiva de la ciudad jardín por el verticalismo edificatorio desarrollista y especulativo, con el edificio Coliseum como estandarte de la modernidad urbana en 1962», expone el catedrático. «Ese plan preparó la llegada de la ciudad vertical», agrega.
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«Una de las joyas de nuestra ciudad es esa aportación del ensanche de Cáceres. Y gran parte de las arquitecturas perdidas están en ese ensanche», señala Campesino. «La ciudad patrimonial –agrega– no se termina en San Antón. ¿Por qué esa ciudad jardín no se entendió como tal?», se pregunta el catedrático.
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Recuerda que en este ensanche, cuyas bases se pusieron a finales del siglo XIX y su desarrollo se llevó a cabo entre 1920 y 1960, había dos tipos de construcciones. En un primer tramo, en la parte más próxima a San Antón, estaban los bloques de arquitectura burguesa, que tenían como exponentes al edificio de la Chicuela o la casa de los Mijares. En la actualidad, los solares que ocupaban ambos forman parte de un único inmueble que conserva, a modo de recuerdo, el nombre del primero.
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El segundo tipo de construcción es el de la ciudad jardín. La avenida de España, a partir de la intersección con la avenida Virgen de la Montaña, estaba llena de chalés con zonas verdes, en algunos casos muy amplias. El ejemplo más destacado que ha llegado hasta la actualidad de este tipo de arquitectura es el chalé de los Málaga, que también estuvo a punto de pasar a la historia pero su declaración como BIC (bien de interés cultural) le salvó de la piqueta. Otros se quedaron por el camino.
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Dentro de la relación de los chalés desaparecidos está el situado al inicio de la calle Gómez Becerra, en la esquina con la avenida de España. Se trata del chalé de los Correa-Pomet. Era de estilo neovasco y fue diseñado por Ángel Pérez en 1928. Su derribo tuvo lugar en 1986.
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La mayor parte de las demoliciones se ejecutaron entre 1961 y la década de los noventa, ilustra el docente. «En 30 años se modificó todo el paisaje de la ciudad jardín», agrega. «Antes no existía una legislación autonómica de protección de bienes», precisa.
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Antonio Campesino
Catedrático de Geografía Urbana y Regional de la Universidad de Extremadura
Uno de los derribos más controvertidos, y lamentados en la actualidad, fue el de la casa de la Chicuela, de estilo modernista y realizada por Ángel Pérez en 1927. Recuerda Campesino en su serie que, a pesar de que hubo una reivindicación universitaria respaldada por 4.000 firmas que se oponían a su desaparición, fue demolida en los ochenta. Se hizo, recuerda, con una sentencia del Tribunal Supremo y con una licencia municipal favorables al derribo. No estaba demasiado lejos el cine Norba, que desapareció a comienzos de los setenta.
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Aunque Antonio Campesino pone el foco en el eje de Cánovas, también se acuerda de otros inmuebles como el matadero municipal. «Pese a los esfuerzos del profesor Ricardo Senabre Sempere, decano de la Facultad de Letras, y los míos propios ante el Ayuntamiento para conservar el edificio para hemeroteca y otros servicios investigadores –Filosofía y Letras estaba entonces en el Edificio Valhondo, al lado del antiguo matadero– el potente edificio, ejemplo de arqueología industrial, fue demolido en los años ochenta», lamenta. En su lugar hay varios bloques de viviendas.
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