El bullying siempre ha sido un problema en los centros educativos, pero, en ocasiones su solución no es sencilla. Según un reciente estudio elaborado por ... Anar y Mutua Madrileña, el 24,4% de los estudiantes perciben acoso escolar en su clase. Este se manifiesta principalmente a través de insultos o burlas, aislamiento, difusión de rumores, golpes, amenazas, robos o roturas de objetos, entre otros hechos despectivos hacia el afectado.
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Acoes es una asociación que lucha desde Cáceres para solventar este tipo de situaciones por toda la región. Su presidenta, Maribel Mendoza, es madre de un niño acosado y a comienzos de 2021 decidió poner este proyecto en marcha. En su corta trayectoria, Maribel afirma que ya han tenido que tratar con una veintena de casos –algunos de ellos «demoledores»– con niños de entre 7 y 13 años. «Tenemos que darnos cuenta de lo que están sufriendo estos niños», expresa Maribel.
Aunque empezaron con intención de centrarse en casos de la ciudad de Cáceres, ya han actuado en diferentes puntos de Extremadura. «Nos está costando que Extremadura sepa que hay una asociación en contra el acoso escolar, aunque nos están ayudando mucho las redes sociales», señala la presidenta.
Javier García Márquez, psicólogo que colabora con Acoes, afirma que el momento de volver a las clases después de las vacaciones de verano, que llega ahora en septiembre, es complicado para los acosados. «Los niños, días antes de regresar al colegio, vuelven a tener picos de ansiedad. Se ponen muy nerviosos ante lo que ellos creen que se van a encontrar otra vez. Han estado en verano muy tranquilos porque no han estado expuestos a eso y ahora ellos saben que puede volver a pasar», explica. Es necesario aclarar que ahora puede regresar el acoso presencial, aunque en algunos casos este se puede mantener a través de redes sociales durante el periodo estival (ciberullying).
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Una vez que comienza el curso, si el acoso continúa como en el año anterior, llegan o se recuperan síntomas, según el psicólogo, como «la falta de confianza y seguridad, autoestima baja, mal humor, malos resultados académicos, depresión o ansiedad». Javier García añade que «a medida que avanzan los cursos, principalmente en la ESO, se ve más un acoso más físico», mientras que anteriormente suelen ser los insultos y burlas las que protagonizan los abusos en los centros educativos.
El panorama actual que describen tanto la presidenta como el psicólogo de Acoes no es el más ideal. Ambos opinan que el Plan de Actuación en Relación con las Alteraciones de la Convivencia por Acoso Escolar en los Centros Escolares que se encuentra vigente en Extremadura no es suficiente. «Hay un protocolo, pero no funciona. Es sobre todo mucho papeleo. Se basa en recoger muchos datos durante un mes o algo más. Hay que hablar con la familia de uno y de otro, con el acosado y el acosador, con los compañeros, los tutores y los profesores. En eso se tarda un montón de tiempo y mientras tanto, siguen estando juntos acosado y acosador», relata el psicólogo.
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La ineficacia de estos planes también se debe, según la asociación, a la poca colaboración de los centros cuando hay indicios de un caso de acoso. «Los centros deberían cambiar la forma de ver las cosas. Deberían detectar el acoso antes. Es importante hacer actuaciones de prevención. En muchísimos casos, intentan ocultarlo y que nadie lo sepa. En todos los centros hay conflictos, pero lo importante es que se conozcan y se solucionen», manifiesta Javier.
Según la encuesta anteriormente citada, un 45,4% de los alumnos encuestados perciben que sus profesores no hacen nada contra el acoso y un 61,7% creen que su centro mira para otro lado con respecto a este tema, datos que podrían corroborar esta situación.
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En este contexto, Acoes trata de intervenir, «siempre dentro de la legalidad», asegura su presidenta, después de ser avisados por los padres del niño afectado. Maribel Mendoza relata que, cuando les llega una denuncia de acoso, «la primer toma de contacto es hablar con los padres». «A ellos les decimos cómo trabajamos y luego nos tienen que firmar una autorización para que podamos actuar. Desde la asociación, solemos hacer un escrito que entra en el registro del instituto o colegio para notificar un supuesto caso de bullying», explica.
A partir de ahí, Mendoza denuncia que los trámites para solucionar el problema son «muy lentos» y pide menos trabas para ello. «El bullying no se va a erradicar jamás, pero podemos ayudar si empezamos a trabajar, a visibilizar y a concienciar a niños y mayores», añade la presidenta.
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