Atrio finaliza la reforma del nuevo Torre de Sande

Carpinteros, marmolistas, personal de limpieza... En el interior del Torre de Sande la actividad es frenética. La reforma a la que ha sido sometido el emblemático restaurante de la Ciudad Monumental, tras pasar a estar regentado por los dueños de Atrio –Toño Pérez y José Polo–, ha llegado a su fin y es el momento de los últimos retoques antes de su apertura, prevista para el próximo domingo, día 6.

Los nuevos inquilinos de esta casa fuerte perteneciente al vizconde de Roda, coronada por una torre del siglo XV, están felices, aunque con el vértigo que genera la puesta en marcha de un nuevo negocio. Y eso que ellos de experiencia van sobrados. «Es un proyecto que nos apetece mucho», confiesa José Polo en el porche que se abre al jardín, una de las zonas que más cambios ha experimentado.

El 'nuevo' Torre de Sande se ha despojado de su barroquismo decorativo anterior y ha apostado por un concepto más minimalista. Uno de los principales objetivos de la intervención, que arrancó en septiembre, ha sido ensalzar el carácter histórico de la construcción recurriendo a técnicas tradicionales para remozar sus paredes y devolverlas el sabor que tienen los palacios y las casonas de la parte antigua. Ahora son de color arena y han sido tratadas con silicato. De esta manera, explica Polo, los muros pueden transpirar y dejar atrás los problemas de humedad que arrastraban.

El arquitecto Ricard Trench es el responsable de la nueva estética del Torre de Sande, que recuerda en cierta medida a la de Atrio. Sillas italianas, cortinas de lino, lámparas de diseño... «Estamos esperando una mesa que viene de Holanda. Es espectacular», cuenta Toño Pérez. Esa mesa estará en el salón situado en el porche, donde se han colocado cuatro encinas naturales a modo de grandes macetas. Las mesas redondas se cubrirán con mantelería blanca de algodón y de las paredes colgarán espejos que aún están por colocar. El restaurante tendrá, además, otros dos salones y un reservado. Y cuando el tiempo lo permita se podrá comer o cenar en el patio, que luce empedrado portugués.

El resto del edificio conserva su suelo en damero, negro y blanco, en mármol y pizarra. Y la cocina, renovada por completo, exhibe el alma de esta nueva etapa del restaurante, que funcionará como asador: un horno de carbón y una parrilla de la casa Josper. «Vamos a ofrecer un producto muy directo, poco manipulado», avanza Toño Pérez. Al frente de los fogones estará Lola Salas como jefa de cocina. Otra mujer, Aurora Caña, será la jefa de sala. El precio por comensal oscilará entre los 40 y los 50 euros. El bar, que estrena baños y estética (la barra recuerda a las cafeterías clásicas), ofrecerá tapas tradicionales para un picoteo informal y terraza en la calle.