La operación inmobiliaria planificada por el Ayuntamiento de Cáceres para hacerse con el antiguo edificio de las Trinitarias, en la judería vieja, sigue adelante. Así ... lo ha confirmado a este diario el Consistorio, quien asegura que el proyecto se mantiene. «El Ayuntamiento sigue interesado y busca financiación», se indica desde el departamento de prensa del equipo de Gobierno de Rafael Mateos.
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Varios han sido los cambios desde que trascendió que el Consistorio quería hacerse con este inmueble el pasado mes de febrero. Para empezar, el gobierno local ha cambiado. Las conversaciones con la congregación religiosa propietaria del inmueble, con sede en Madrid, las inició el equipo de Luis Salaya, que proyectó crear en su interior una «comunidad de emprendimiento social» con viviendas para jóvenes y espacios de ocio para los vecinos de la parte antigua.
La operación, que no se llegó a cerrar, se cifró en algo más de un millón de euros y la idea era pagar la compra con el remanente del presupuesto de 2022 y con los fondos europeos Edusi. Pero ahora estas vías de financiación ya no son posibles porque, en primer lugar, el gobierno del PP acaba de aprobar sus presupuestos para este 2024 y en estas cuentas no aparece ninguna partida destinada a la adquisición del edificio de las Trinitarias. Y, además, el plazo para invertir los fondos europeos finalizó el 31 de diciembre de 2023. De ahí que el Ayuntamiento hable de la búsqueda de financiación, sin especificar cómo conseguirá este dinero.
Este diario se ha puesto en contacto con la institución religiosa para conocer su postura en la operación, pero no ha sido posible obtener respuesta.
Como ya se ha publicado, el convento y casa de acogida de las Trinitarias es un edificio de tres plantas con patio interior ubicado en la esquina de la calle Pereros con el barrio de San Antonio. Permanece sin uso desde 2017. Sus últimas inquilinas fueron las usuarias del programa de mujeres inmigrantes de la asociación Acisjf. Anteriormente, las Trinitarias lo habían utilizado para acoger a madres solteras sin recursos. También montaron una lavandería con la que conseguir ingresos.
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El edificio, que carece de valor histórico, fue reformado parcialmente en 2021 para acabar con las humedades que provocaba el deterioro de la cubierta.
Uno de los objetivos del proyecto de Salaya -se desconoce si se mantendrá tal cual- radica en atraer a jóvenes a un barrio envejecido con la oferta de viviendas en condiciones favorables.
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