
Se busca niña de comunión y recién casados en blanco y negro
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Encuentra a familiares de personas que salen en fotos compradas en un mercadillo de CáceresNiños y niñas vestidos de comunión, perfectamente acicalados y mirando a un punto fijo y sin pestañear. Un grupo familiar en una boda, un bebé ... en la que probablemente sea su primera imagen y un niño en la clásica instantánea escolar. Fotografías de los grandes acontecimientos de la vida, de esos rituales que marcan las distintas etapas por las que va transcurriendo la existencia. Un puñado de ellas, aproximadamente una veintena, algunas con dedicatoria, se las encontró recientemente en el rastro Remar del Puente de San Francisco la guía turística cacereña Carmen Alvarado. Son, fundamentalmente, de los años 60 y 70 y llevan el sello de fotógrafos cacereños como Javier, Cancho o Caldera.
Fue esto, el ser de autores cacereños, lo que hizo que Carmen adquiriera este paquete de fotografías y que iniciara a continuación una pequeña investigación para entregar las fotos a sus dueños, a las personas que salen en las imágenes. En el reverso de las instantáneas, todas en blanco y negro, hay dedicatorias y nombres propios que pueden dar pistas. Son textos en los que se palpa la emoción de hacer llegar a familiares esa imagen para la que uno ha posado con fundamento, sabiendo que eso de hacerse una foto no es algo que suceda todos los días. «Pienso que hay gente que no sabe que sus fotos están por ahí», explica esta mujer, a la que suelen interesarle las instantáneas de espacios de la ciudad, porque le ayudan a configurar en su mente cómo era el Cáceres antiguo, material que utiliza para sus visitas guiadas y para su formación de historiadoras. Carmen pudo entregar todas estas fotos a su familia. A raíz de su publicación en redes sociales alguien se reconoció como una de las niñas vestida de comunión, acudió a Casar de Cáceres a entregarla y allí descubrieron que todas las fotos eran de la misma familia.
No es raro que en mercadillos de antigüedades o lugares como el rastro de Madrid haya un tráfico intenso de este tipo de objetos que sin duda tienen valor antropológico. «La gente las quiere para coleccionar, se coleccionan fotos personales y se cotizan muy bien, la gente las colecciona por las indumentarias, por los trajes...», detalla esta mujer, que puso en redes sociales estas imágenes sin tener un afán recaudatorio, ella las entregó con el objetivo de que en esta caso una familia pueda reconstruir su memoria. Acaban en mercadillos porque en muchas ocasiones se vacían pisos y se tiran muebles con todo tipo de contenido dentro, incluso con fotografías personales.
«A veces entro en el rastro Remar a ver si encuentro algún libro curioso, estaba mirando los libros y las vi allí colocadas todas juntas, empecé a darles la vuelta y digo: si este es Caldera, si es Javier, es gente de Cáceres». Pagó cinco euros en total por un libro y por el paquete de fotografías. En una de ellas, que retrata una novia, puede verse el texto «imagen por retocar», porque era habitual tratar las fotografías para mejorarlas con métodos rudimentarios como pintarlas por encima.
Hay portales como Todocolección en los que se venden fotografías de niños de primera comunión en Cáceres por 10 euros. Si uno se sumerge en Internet puede hallar paquetes de 10 fotografías de boda de los años 50 por 12 euros. Cuanto más antiguas más caras son, pero es curioso comprobar cómo se llegan a vender paquetes que incluyen fotos de los no tan lejanos años 90. Es la fiebre de lo vintage. En Cáceres podían encontrarse, en el pequeño rastrillo que se instalaba en la Plaza Mayor más que fotografías sellos, postales o cromos, una actividad que, asegura Alvarado, ya no se lleva a cabo.
Ya ha encontrado a dueños de fotografías, porque mandó unas que le resultaban familiares a un grupo de Whatsapp de su pueblo. Y aparecieron familiares que se solicitaron.
Los objetos antiguos están al alza. «Sé de gente que vende a través de distintas páginas recibos de tiendas, cosas de comercios, contratos comerciales, a veces porque tienen valor histórico, para ver por ejemplo cuando se hizo la venta de algo».
Carmen Alvarado ha visto acciones de la construcción del Gran Teatro de Cáceres, que en 1926 va a cumplir un centenar de años. «Yo he encontrado esos cheques en esas páginas de Internet», señala.
También hay un importante mercado de postales antiguas de Cáceres. «Hay gente que en los años 40 ha pasado por aquí y ha mandado una postal a otro sitio y eso termina como terminan muchas cosas, metido en una caja a veces sin ningún tipo de valor y la gente se lo entrega a las empresas de mudanza como Reto o Remar y lo tira, y hay gente que recoge las cosas en la calle», explica Carmen.
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