Alrededor de 300 cacereñas tienen que salir de la provincia anualmente para interrumpir voluntariamente sus embarazos. Dos clínicas privadas, una de Badajoz y otra ... de Salamanca, realizan las intervenciones para abortar dentro de las primeras 14 semanas de gestación, plazo en el que la ley de 2010 permite interrumpir el embarazo de forma libre e informada, sin que tengan que alegarse causas médicas de riesgo ni para el feto ni para la madre.
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Desde ese año el SES regula un procedimiento sanitario-asistencial para la tramitación de la solicitud de la interrupción voluntaria del embarazo. Igual que sucede con otros servicios como pruebas diagnósticas, el SES tiene estas intervenciones concertadas con la sanidad privada, algo que se da también en otras comunidades autónomas. Sí financia su coste pero no se lleva a cabo dentro de los hospitales públicos.
La provincia de Cáceres, igual que otras 11 de todo el país, no cuenta con ningún centro donde se realicen estas intervenciones, como puede leerse en un informe elaborado por el Ministerio de Sanidad. Las mujeres que residan en localidades pertenecientes al área de salud de Cáceres tienen que acudir a la clínica Guadiana Los Arcos de Badajoz. Las de las áreas de Coria, Navalmoral y Plasencia pueden optar por la clínica Multimedia de Salamanca.
La ley de 2010 permite la interrupción voluntaria del embarazo hasta la semana 22 en casos de «graves riesgos para la vida o la salud de la madre o el feto» y se establecen dos supuestos: «anomalías en el feto que sean incompatibles con la vida» o que se detecte en el feto «una enfermedad extremadamente grave e incurable en el momento del diagnóstico y así lo confirme un comité clínico». También en estos casos de riesgo los abortos se llevan a cabo en recintos privados, en este caso solo en la clínica Arcos del Guadiana de Badajoz. Para embarazos que superen las 22 semanas, cuya interrupción debe hacerse con un dictamen previo de un comité clínico, en este caso todas las mujeres extremeñas deben trasladarse a la clínica Dator en Madrid o Ginesur en Sevilla. En seis años, desde el año 2015 hasta 2020, un total de 1.462 mujeres de toda la provincia han llevado a cabo interrupciones del embarazo por decisión propia.
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Dentro del marco legal establecido, explica el SES, las mujeres pueden solicitar abortar a través de cualquiera de los centros de planificación familiar existentes en todas las áreas de salud de la región o en los servicios de ginecología de los hospitales de la red sanitaria pública. Allí «se informa, asesora y canaliza, si es el deseo de la mujer, la interrupción del embarazo». En muchas ocasiones son las matronas las que reciben a las mujeres que tienen intención de interrumpir su embarazo y también ellas se encargan de darles las pautas para llevar a cabo este proceso, además de hacerles una ecografía para confirmar que hay embarazo, tal y como explica Remedios Vázquez, matrona de los centros de Salud de Alcuéscar y Valdefuentes. Además del itinerario que ofrece la sanidad pública hay mujeres que optan por llevar a cabo todo el proceso en la sanidad privada, sin pasar por ningún paso que implique una consulta en el servicio público.
Antes de someterse a una interrupción voluntaria del embarazo las mujeres tienen un periodo de 72 horas para leer el consentimiento informado, un periodo que se considera de reflexión.
Se sale menos y se entablan menos relaciones. Las limitaciones para evitar la propagación de la pandemia han reducido también el número de abortos. En el año 2019 un total de 314 mujeres de toda la provincia interrumpieron sus embarazos. En 2020 fueron 44 casos menos. «Este año vamos por el mismo camino», explica María García, gerente de la clínica Guadiana Los Arcos de Badajoz, que tiene concierto con el SES para llevar a cabo estas intervenciones. «Al contrario de lo que piensa la gente que cuando se está en casa es cuando más relaciones mantienes y puedes cometer un desliz, es cuando puedes salir y abres tu ámbito de relaciones cuando se está más expuesto a un descuido que genere un embarazo no deseado».
Según explica, la intervención médica dura alrededor de 10 minutos, «pero ante cualquier operación hay que tener un sistema de alerta para cualquier complicación que pueda surgir, hay mujeres que vienen con determinadas patologías».
¿Sigue considerándose un tabú el aborto pese a su despenalización y ser un derecho para las mujeres? «Por suerte las cosas van evolucionando, pero hay muchas limitaciones, hay mujeres que están muy seguras de la decisión que van a tomar pero lo hacen sin compartirlo con nadie, sigue siendo algo que se trata con mucha cautela, lo que también es comprensible porque forma parte de la intimidad», señala la responsable de esta clínica.
«Todavía hay un juicio social, que es lo que hace que mucha gente se proteja del mismo ». Indica que, aunque en los últimos tiempos con menor frecuencia, de vez en cuando hay personas que acuden a las instalaciones de la clínica para expresar su rechazo al aborto.
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