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Con la mejor de las noticias se ha levantado hoy Krystyna Mykulyak: el camión con mercancía solidaria ha llegado a Rivne, su localidad natal ... y para la que articuló una campaña en la que participaron cientos de cacereños. «Estoy muy feliz, esto va directamente a la gente, lo van a agradecer mucho», dice entusiasmada esta mujer de 39 años, radicada en Cáceres desde hace ocho años. El trailer ha llegado al gimnasio de un colegio de la localidad, en donde los voluntarios han ido desempaquetando la mercancía. Más de una semana ha tardado en llegar este vehículo, que salió el sábado 26 de marzo después de recoger los envíos del colegio San Antonio y también artículos de la campaña 'Unidos por Ucrania' en la que está implicado el Círculo Empresarial Cacereño.
Esta campaña, que se ha llevado a cabo en colaboración con el Ayuntamiento de Rivne, se topó con una enorme dificultad. Se contrató un primer porte que tenía que llegar a Cáceres el martes 22 y que finalmente no lo hizo. Resultó ser una estafa, ya que Krystyna llegó a pagar de su bolsillo una parte del coste de ese primer camión. El conductor, que iba dando referencias de su ubicación, desapareció en cuanto recibió el cobro, un asunto que está siendo investigado por la policía ucraniana. Desde el propio Ayuntamiento de Rivne se contrató un nuevo servicio y tres días después llegó al patio del San Antonio, en donde esperaban cajas y cajas con alimentos no perecederos y mucho material para bebés. El padre de Krystyna también se ha implicado en esta acción. «Se le puede ver en los videos», indica esta mujer ilusionada, que reconoce haberlo pasado mal durante el complicado proceso hasta ver esta carga llegar a su destino. Pese a las dificultades que se le cruzaron en el camino no quiso cambiar ni un ápice su idea original de que el material humanitario llegara a Ucrania y no se quedara en la frontera.
Krystina empezó a movilizarse pocos días después de que empezara la guerra. Reconocía que, viendo lo que estaban sufriendo sus compatriotas, no podía quedarse de brazos cruzados. Además de las donaciones de particulares han participado otras entidades como la Cofradía de la Salud. El colegio San Antonio ha cedido sus instalaciones a modo de almacén.
La situación en la ciudad de Rivne, tal y como cuenta Krystyna ha recobrado parte de la tranquilidad. «Hay muchísimos refugiados, muchísimos», indica, mientras señala que, según le cuentan sus familiares la normalidad se va imponiendo. «Las farmacias han empezado a trabajar ya casi al 90%». Pero, indica «la gente está en shock por las imágenes de los civiles asesinados y atados por la espalda, ha habido mucha violencia sobre mujeres jóvenes, abusos sexuales por parte de los rusos».
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