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Es casi un tópico citar a Rilke para referirnos a la infancia como una región inspiradora, «la verdadera patria» que lo marca todo, pero así suele ser, el poso de los primeros años de la vida permanece durante toda la existencia y a él recurrimos ... infinidad de veces. Este miércoles el Museo Helga de Alvear ha presentado la exposición temporal del artista portugués Carlos Bunga 'Performar la naturaleza' y eso precisamente, la infancia, marca la temática de sus obras, que configuran lo que se ha anunciado como la primera gran antológica de este artista nacido en Oporto en 1976.
En su biografía late con fuerza su experiencia como refugiado, ya que su madre llegó de Angola embarazada de él y les trasladaron después junto a su familia a un centro de acogida en Peniche. Lo nómada, ese tránsito por distintos refugios que se convierten en hogar, teje una muestra en el que aborda el concepto de casa. «La primera casa de todos nosotros ha sido una mujer», ha señalado Bunga mientras reconocía cómo sus experiencias de infancia forjaron su carácter. El concepto de refugiado para él muestra «una posibilidad abierta para la esperanza».
La naturaleza es un elemento clave también de esta muestra, cargada de texturas y materiales orgánicos, con el cartón y las telas como protagonistas y una reflexión sobre el tiempo de pandemia, de encierro. Durante ese periodo la magia de la naturaleza renació, ha explicado Bunga. «La gente cuando ve la exposición se siente viva, es una exposición interactiva, la gente reflexiona sobre qué es la vida, qué es la naturaleza y qué es el arte». Aborda también el hogar de los animales, sus propias guaridas, esos espacios que protegen de la intemperie.
Bunga ocupa el espacio de exposiciones temporales y también una parte del nuevo recinto del Helga de Alvear, del que próximo 25 de febrero se cumplen tres años de su apertura. La exposición incluye además de piezas de la colección Helga de Alvear, diversas obras nunca expuestas hata ahora y otras producidas ex profeso para la ocasión, entre las que destacan las instalaciones 'site-specific' transitables 'Habitar el color' y 'Desplazar el paisaje'. Ambas permiten al visitante un tránsito por ellas. Habitar el color se situá en la planta baja del nuevo edificio, mientras que 'Desplazar el paisaje' está ubicada en el corredor que une el vestíbulo con el Museo. Bunga deconstruye el concepto de la pintura al uso y se mezcla con elementos propios de la escultura, la arquitectura, la instalación, el video y la performance.
La comisaria de la exposición es la directora del Helga de Alvear, Sandra Guimaraes, que con su primera muestra desde que tomó posesión de su cargo hace una verdadera declaración de intenciones con su apuesta por un autor portugués. Ella ha asegurado que la exposición se adentra «en aspectos menos conocidos de su trabajo, en especial aquellos que reflexionan sobre las temporalidades de la naturaleza, sus refugios y sus cualidades vivas y orgánicas».
El artista realizará el jueves una performance específicamente pensada para el Helga de Alvear en una jornada de especial relevancia con la entrega a Helga de Alvear de la Medalla al Mérito Cultural del Gobierno de la República Portuguesa.
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