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Situada frente a los juzgados de Cáceres, la casa señorial de la Huerta del Conde no pasa inadvertida entre quienes circulan por la Ronda de ... San Francisco. Tampoco pasa desapercibido su inmenso jardín, en pleno casco urbano y pegado a la Ribera del Marco, con una extensión de una hectárea de terreno.
Pronto será posible conocer su interior, ya que esta edificación cuyos orígenes se remontan al siglo XIX abrirá al público para acoger bodas, congresos y otros eventos. Albergará, además, de manera permanente un restaurante que permanecerá abierto durante todo el año.
El proyecto surge de la alianza de la propiedad de la casa, la familia Gutiérrez-Ulecia Vigara, con la pareja formada por el chef Benjamín Caballero y Susana Mateos, dueños del restaurante B-nomio (situado en el barrio del Rodeo), que trasladarán hasta este emplazamiento. Ambas partes se han asociado para dar forma a un proyecto en el que invertirán dos millones de euros, destinados a realizar las reformas oportunas y dotar de mobiliario a las instalaciones.
El proyecto como tal ya está listo, detallan los promotores, y en breve se presentará al Ayuntamiento para obtener los permisos pertinentes. La previsión es que las obras del restaurante (con capacidad para 80 personas en el interior y cien en el jardín) estén finalizadas en Navidad. Y que los primeros banquetes de bodas se puedan celebrar a partir del mes de abril de 2023. «Tenemos por delante un año de obras», estima Caballero.
Juan Carlos Gutiérrez-Ulecia, miembro de la familia propietaria, precisa que esta iniciativa viene acompañada de una auditoría previa que ha abordado las características que debe reunir un proyecto así en pleno corredor de la Ribera del Marco en temas, por ejemplo, de insonorización. «Vamos a cumplir todos los requisitos que una licencia de este tipo nos va a requerir», avanza.
La casa señorial de la Huerta del Conde ha estado habitada hasta ahora por el matrimonio formado por Carmen Vigara y José Julián Gutiérrez-Ulecia, reconocido arquitecto cacereño fallecido el pasado 9 de septiembre y autor, entre otros proyectos, del estadio de fútbol Príncipe Felipe.
Hace mucho tiempo que Benjamín echó el ojo a la Huerta del Conde. La primera vez que entró, recuerda, trabajaba como empleado para el restaurante Torre de Sande. La familia de Juan Carlos encargó unos pavos rellenos y él fue a llevarlos. Tuvo un flechazo. Años después, propuso al arquitecto explotar el recinto. «Habla con mi viuda», respondía siempre José Julián, que rechazó abrir al público la Huerta del Conde en vida. Fue él quien ejecutó la última gran reforma realizada en este edificio y en su jardín.
Según los datos que aparecen en el Inventario del Patrimonio Arqueológico y Etnográfico del Corredor Urbano de la Ribera del Marco, elaborado por el Ayuntamiento, esta casa señorial está construida a partir de edificaciones anteriores como un antiguo molino de aceite, una casa de labor, cuadras... El edificio actual es el resultado, por tanto, de varias reformas. «Es uno de los más extensos en planta que se puede encontrar en la ciudad de Cáceres», describe el documento municipal, elaborado en el año 2011. Tiene 2.500 metros cuadrados en superficie.
De su fachada principal sobresale una portada de medio punto coronada por un escudo de granito, partido con las armas de las familias Jordán de Urríes y de los Ulloa. Columnas, azulejos y verjas de forja completan los atractivos exteriores.
El inventario se detiene en uno de los grandes tesoros del interior de la edificación. Se trata del invernadero de plantas tropicales, con piscina climatizada, que está situado en el antiguo patio de la casa. Parte de la estructura procede de un antiguo teatro madrileño. Fue adquirida tras el incendio del Teatro Novedades de 1928, situado en el barrio de la Latina, en el que fallecieron 80 personas.
Otro de los puntos fuertes de esta casa señorial es, sin duda, su gran jardín de una hectárea, visible desde algunos de los caminos de la Ribera del Marco y ahora también desde el acceso de la Ronda Sureste que hay pegado a los terrenos. Aquí se espera dar grandes banquetes (caben más de mil personas). Los salones interiores tendrán capacidad para 500. El edificio cuenta, además, con capilla.
La casa Huerta del Conde ha estado vinculada a la nobleza cacereña en sus orígenes. Así, en la referencia histórica que incluye el Inventario del Patrimonio Arqueológico y Etnográfico del Corredor Urbano de la Ribera del Marco elaborado por el Ayuntamiento en 2011, se indica que mediados del siglo XIX el propietario de la huerta era Gonzalo María de Ulloa y Ortega-Montañés, IX Conde de Adanero. Murió soltero y sin descendencia y la propiedad pasó a manos de su hermano menor, José María, que fue diputado en Cortes y senador.
José María tuvo cuatro hijos. La menor, Matilde de Ulloa y Calderón, se casó a finales del siglo XIX con Ramón María Jordán de Urríes y Ruiz de Arana, vizconde Roda, antecesor del actual propietario de la Torre de Sande y el Castillo de la Arguijuela de Abajo.
El actual invernadero fue utilizado como salón de baile y punto de encuentro para una parte de la sociedad cacereña durante la primera mitad del siglo XX.
La familia Gutiérrez-Ulecia Vigara, actual dueña de la Huerta del Conde, adquirió la propiedad hace cinco décadas. Antes había sido la residencia de otra conocida familia de Cáceres, la familia Chacón, cuyos descendientes gestionan en la actualidad Conyser, la empresa concesionaria del servicio de limpieza en la ciudad.
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