![El centro de Cáceres ha perdido ocho farmacias en las dos últimas décadas](https://s2.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/2024/09/20/FARMACIAARMANDOCCFETEN-RIySM0WkZU1jif8UpkNbRVK-1200x840@Hoy.jpg)
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El cierre esta semana de la histórica farmacia de Castel en la Plaza Mayor de Cáceres ha supuesto para los vecinos la marcha de algo más que un negocio. Para muchos de ellos la botica formaba parte de sus vidas. «Me da mucha pena ... que desaparezca de aquí una farmacia centenaria. Esta era mi farmacia de referencia. Aquí venían mis abuelos, mis padres y he venido yo», admitía a las puertas del establecimiento Francisco Jardín, residente del barrio. Se crió en la zona de Santiago y actualmente reside en la plaza de la Concepción.
Con la mudanza de esta botica, que se ha trasladado al centro comercial Carrefour, la Plaza se queda huérfana de un servicio del que durante una época disfrutó por cuadruplicado. Hasta cuatro boticas llegaron a convivir en el recinto. Además de la de Castel, estaba la de Escribano, la de los Bravo y la de Jabato.
El viaje emprendido por la última oficina que ha bajado la persiana en la Plaza, que ahora busca dar servicio a barrios nuevos como el Junquillo, Castellanos y Macondo desde su nuevo emplazamiento, no es una medida excepcional. Es, de hecho, la tendencia seguida por este tipo de establecimientos. Se van de zonas donde la población va menguando a otras donde va en aumento. La Junta de Extremadura debe autorizar estos movimientos.
Los residentes de la parte antigua no se quedan del todo sin botica. Sigue operativa la farmacia de Pintores, situada apenas a 200 metros de la Plaza.
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María José Torrejón
Según los datos facilitados por el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Cáceres, desde el año 2000 ocho establecimientos se han ido desde el centro urbano de la capital hasta barrios de nueva creación. Había uno que estaba situado en la calle Ceres, junto a Alfonso IX, que se marchó a la calle María Auxiliadora, en el Rodeo. Otro cambió su local de la calle Toledo, junto al mercado de abastos de Ronda del Carmen, por uno nuevo en la calle Emilio Cardenal Hernández, en el Residencial Gredos.
Otro de los traslados registrados en estas dos últimas décadas ha afectado a la farmacia de la Concepción, fundada en el año 1930 en la plaza homónima. El 1 de enero de 2012 inició su andadura en la calle Cerro del Hoyo, en Mejostilla. El local de toda la vida funcionó durante algún tiempo como parafarmacia. Pero, finalmente, se ha convertido en un establecimiento de hostelería.
En 2011 una de las dos farmacias que convivían en la calle Pintores, la regentada por María de los Ángeles Acedo, decidió trasladarse a la calle Oporto, en Cabezarrubia, junto al centro comercial Ruta de la Plata.
Juan José Hernández
Presidente del Colegio de Farmacéuticos de Cáceres
Fernando Jiménez Berrocal
Cronista oficial de la ciudad y responsable del Archivo Histórico Municipal
Hasta Montesol se marchó uno de los establecimientos de la Plaza Mayor. Y la farmacia ubicada en la plaza del Amor se ha ido hasta la calle Cueva de Santa Ana, en la zona de Casa Plata-Maltravieso. A estos traslados habría que añadir el protagonizado por la farmacia que se encontraba a la altura del número 6 de la avenida Ruta de la Plata (frente al hotel Extremadura), que se desplazó unos metros hasta el inicio del R-66.
La ciudad cuenta en la actualidad con 38 farmacias operativas. Según la normativa vigente, de ámbito autonómico, entre un establecimiento y otro debe haber, al menos, 250 metros de distancia. Esta medida también se aplica con respecto a los metros que debe haber entre una farmacia y centros sanitarios como un hospital o un centro de salud.
«Son traslados normales y habituales de siempre. Las farmacias se establecen en función de habitantes y distancia. Antiguamente, donde se concentraba la población era donde había más farmacias. De hecho, en la Plaza llegó a haber cuatro. Y esas farmacias, según se ha ido moviendo la población, se han ido buscando otros sitios. Cualquier farmacia de Cáceres que detecta que hay un barrio en crecimiento que no tiene farmacia puede solicitar el traslado a esa otra zona. Solo se permiten traslados dentro de la misma localidad», expone Juan José Hernández, presidente del Colegio de Farmacéuticos.
Y pone como ejemplo el caso de su farmacia, enclavada en la actualidad en el barrio de Moctezuma, en la calle Atahualpa. «Mi padre comenzó en la plaza de Italia. La farmacia empezó a perder población y cuando se empezó a construir el barrio de Moctezuma decidió irse allí, cuando todavía el barrio estaba creándose», expone el presidente.
Según la legislación actual, la apertura de oficinas de nueva creación va íntimamente ligada al crecimiento de población. «En Extremadura la población está decreciendo y el último concurso fue en el año 1999. En la provincia tenemos una ratio de 1.350 habitantes por farmacia cuando la media nacional es de casi 2.500. No se pueden abrir farmacias nuevas si la población no aumenta porque no serían viables», resuelve Hernández.
La marcha de la farmacia Castel de la Plaza Mayor habla también de la propia evolución del recinto, volcado en la actualidad en la hostelería y el turismo.
«La Plaza Mayor fue el centro de la actividad comercial durante siglos. En ella convivían varias farmacias, una sombrerería, varias tiendas de tejidos... Todavía quedaba un poso comercial que con el cierre de Castel prácticamente desaparece. Ahora casi el cien por cien de los locales están ocupados por la hostelería. Y en la calle Pintores las tiendas están cada vez más orientadas a los visitantes», resume Fernando Jiménez Berrocal, cronista oficial y responsable del Archivo Histórico Municipal de Cáceres.
El cierre de la farmacia Castel no ha pasado inadvertido para la asociación vecinal Ciudad Monumental, que ha reaccionado en redes sociales a la noticia. «Es una noticia muy triste», valora el colectivo. «No es un hecho aislado en este entorno; es una sangría constante», señala en referencia a la marcha de negocios de toda la vida y de residentes frente al desembarco de nuevos proyectos orientados al turismo. Dicho esto, la asociación dedica unas bonitas palabras al establecimiento. «La cercanía de la farmacia Castel y sus profesionales han sido cruciales en nuestro barrio. Para vecinos y vecinas ha supuesto un servicio no solo sanitario, sino comunitario. Sus profesionales nos han acompañado en algo tan fundamental como obtener el máximo beneficio de nuestra medicación y la resolución de dudas, pero también en el trato cercano vecinal, que redunda en una mejor calidad de vida». «Quedó de manifiesto –agrega– durante la pandemia y en el servicio social que esta farmacia aportó al barrio en momentos tan difíciles».
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