El mismo día que María Guardiola asistía a la puesta en marcha del segundo acelerador lineal para el tratamiento del cáncer en el Hospital Universitario de Cáceres, se manifestaba a las puertas de ese centro sanitario un ciudadano, Luis Espada, que lleva más ... de 900 días en lista de espera para una operación en la rodilla, una demora que ha provocado ya que su patología empeore. Son las dos caras de un sistema sanitario que, al mismo tiempo que ofrece tratamientos punteros que salvan vidas, acumula retrasos inaceptables en servicios que se pueden considerar no vitales, pero cuyo mal funcionamiento impacta de manera muy negativa en la calidad de vida de miles de personas.
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El caso del área de salud de Cáceres es especialmente sangrante, y así lo han reconocido los máximos responsables del SES, desde la consejera hasta la gerente del área, Encarna Solís, que ha calificado de «demoledora», en concreto, la lista de espera que se sufre en traumatología, donde hay nada menos que 637 pacientes que llevan aguardando a ser intervenidos desde los años 2019, 2020 y 2021, entre ellos Luis Espada, un incumplimiento flagrante de todas las normativas de tiempos de espera en la sanidad pública.
Se anuncia, ahora que este caso extremo ha salido a la luz, un «plan de choque» para operar a lo largo de 2024 a todos esos 637 usuarios pendientes de una operación desde antes de 2021, y aseguran además que se va a hacer sin dejar de atender los nuevos casos que vayan entrando. Nada ha mencionado el SES sobre un incremento de medios humanos para ejecutar con éxito ese plan, y si se hace con los que ya existen cabría preguntarse por qué se ha llegado entonces esta situación.
Como pasa cada vez que la política entra en juego (en esto no hay colores que valgan, la culpa siempre es del otro), desde la Consejería de Salud responsabilizan al anterior gobierno socialista del volumen escandaloso que han alcanzado en Cáceres las listas de espera. Encarna Solís ha llegado a decir que, en el caso concreto de Luis Espada, ella se hace cargo de 150 de los 900 días que este hombre lleva esperando que le operen de la rodilla, pero que los 750 restantes les corresponden a los anteriores gerentes del área. Es una curiosa forma de encarar un problema, el de la sobrecarga de determinados servicios sanitarios, que si algo se ha demostrado es que no depende de quién gobierne, sino que se debe a una debilidad endémica del sistema achacable, entre otras cosas, a la escasez de especialistas. Lo vemos estos días también en Plasencia, donde la falta de médicos tiene en una situación de peligrosa precariedad un área tan sensible como la de oncología.
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