
Juan Dávila
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Juan Dávila
Llenar cuatro veces en tres días el Palacio de Congresos de Cáceres es una heroicidad que no cualquier artista consigue. Sí lo ha logrado el ... cómico madrileño Juan Dávila, que con su forma radical de hacer humor se va a meter en el bolsillo a más de 4.000 personas los próximos 21, 22 y 23 de marzo con 'La capital del pecado'. Dávila, de 46 años, interpela al espectador con un estilo muy particular en el que, saltándose todas las normas de la corrección política, interpela a personas que están pasando por circunstancias vitales difíciles y consigue sacarles una sonrisa. Policía local de profesión, dejó su puesto tras seis años en 2012 y se entregó a la interpretación tras pasar por el estudio Corazza. Tras participar en varias series, el éxito rotundo le llegó cuando empezó a compartir sus vídeos en redes sociales. Agota las entradas en un abrir y cerrar de ojos. En Cáceres ya no hay forma de conseguirlas. Atiende a este diario caminando por Granada, en donde cada dos por tres le para alguien para pedirle una foto. Y acepta
–¿Es Cáceres una ciudad apta para el humor que usted practica? ¿No son los cacereños un poco conservadores?
–Eso no importa, para cierta gente el espectáculo es como un resorte para sacar toda su espontaneidad. Lo normal es que yo tenga que bajar a la gente en lugar de subirla.
–¿Les tiene que quitar gamberrismo?
–Sí, piensa que el día a día es muy convencional, es un de lunes a viernes, una monotonía, guardar las formas, y en este espectáculo como nos reímos de todo tipo de cosas...
–Va gente con enfermedades, y usted hace humor con ellos.
–Yo siempre he tratado igual a todo el mundo. Con el espectáculo yo me he dado cuenta que hay mucha gente enferma y que siempre les tratan con condescendencia y pena y esa gente está cansada. En un espectáculo en el que tratas a las personas de tú a tú y te ríes de eso como de cualquier otra cosa es, aparte de darle visibilidad, quitarle importancia.
–En los vídeos de redes sociales se ve a gente en silla de ruedas o con prótesis...
–Sí, o gente con cáncer con ansiedad, con depresión...esos han sido temas muy tabú y parece que la sociedad no quiere que se les vea. En mi show ellos se sienten cómodos, no les importa porque ven que les tratas como una persona más.
–¿Cree que a veces la corrección política hace que no se aborden ciertas cuestiones como las enfermedades con naturalidad?
–Cuando más se ve que ciertas situaciones existen más se puede normalizar, menos miedo tienen esas personas y más fácil puede ser el tratamiento.
–Usted tiene haters...
–Sí, yo tengo muchos haters, a mí me cerraron tres meses la cuenta de Instagram. Han etiquetado a asociaciones para que fueran en mi contra o me denunciaran, y al revés, ninguna lo ha hecho y al revés, me han dado las gracias por dar visibilidad y por tratar el tema de forma normal. La gente con la que he bromeado está ahí bromeando también, es muy importante el contexto, es un lugar de humor, es un show de comedia, no un tienda a las 12 de la mañana.
–Y supongo que hay personas que están enfermas pero quieren exponerse al humor.
–Claro, y sobre todo porque es un show de humor, no es el Congreso de los Diputados donde se tratan cosas serias.
–¿Cómo se elige a las personas que suben al escenario?
–Muchas veces las elijo aleatoriamente, otras veces hay gente con problemas que me llama porque quieren venir y a lo mejor se han quedado sin entrada, aunque la quieren pagar. Por ejemplo, me ha escrito la madre de una mujer con cáncer que me dice que le hago reír todos los días, pues yo a estas personas las meto.
–La última vez que estuvo en Cáceres sacó a la presidenta María Guardiola al escenario.
–Sí, y entró perfectamente en el juego, y sabiendo que es un contexto de humor. Al espectáculo vienen políticos, vienen todo tipo de profesiones, viene gente que no ha ido nunca al teatro y cuando he sacado a políticos lo han dado todo.
–¿No hay nada preparado?
–Yo salgo a pecho descubierto, observo hacia donde fluye todo y dónde está el humor. Es buscar la comedia en los dramas del día a día.
–¿Alguien se ha enfadado alguna vez?
–Nadie se ha ido del show, la gente sabe a lo que viene. Pero yo solo tenso la cuerda hasta el humor, no voy más allá.
–¿En qué momento un policía local decide saltar al mundo del espectáculo?
–Yo estudié Fisioterapia, en la universidad me apunté a las clases de teatro y siempre había estado coqueteando con la interpretación. Cuando saqué la plaza me apunté a una escuela y ya me enganché.
–Tiene todo vendido, pero realiza entrevistas, ¿cuál es el motivo si no necesita promoción?
–Es una manera de llegar al público y de que la gente conozca el contexto. La gente no me permitiría lo que me permite si no viera que de fondo hay amabilidad.
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