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«Con esta obra la caída de ventas está siendo brutal. Nos está afectando más que cuando la pandemia», afirma Ignacio Mirat, que gestiona la ... estación de servicio que lleva desde el año 1947 en la calle Gil Cordero.
El 10 de enero empezó la obra de sustitución de las canalizaciones de abastecimiento y saneamiento, en la parte de los números pares de la calle Gil Cordero. Por esta obra, en la Plaza de América (la de la Cruz de los Caídos), se ha cortado el tráfico hacía Gil Cordero, y eso ha hecho disminuir el número de coches y motos que, saliendo de la ciudad por Gil Cordero, repostaban en la gasolinera de Mirat.
«Las pérdidas son tantas –indica Ignacio Mirat–, que nos van a obligar a hacer un ERE, y a que paguen el pato los trabajadores, que son el principal factor que tenemos en esta estación de servicio, que es de las pocas que hay en Extremadura que damos servicio atendido al cien por cien. Al final serán ellos los afectados porque no vamos a tener dinero para pagar nóminas. No vendemos».
La gasolinera Mirat tiene una plantilla de diez trabajadores, todos con contrato indefinido.
El gerente de la estación de servicio recuerda que hace dos años se hizo la misma obra, pero en la otra parte de la calle, en la de los números impares; pero en esa ocasión dejaron un carril de ida y otro de vuelta. «Nos afectó –indica–, pero nos pudimos defender. En esta ocasión no se han molestado en poner dos carriles, uno de ida y otro de vuelta, solo hay dos carriles de entrada hacia la Plaza de América, y han cortado totalmente los dos carriles de salida de la calle Gil Cordero».
Mirat señala que han pedido que permitieran que los coches que van hacia la Cruz de los Caídos, al llegar a la altura de la gasolinera pudieran hacer un giro a la izquierda para ir a la gasolinera, pero no se lo han concedido. «Nos lo han denegado a través del gabinete técnico de la Policía Local, algo que no entendemos porque era factible».
Ahora las obras avanzan por la calle y han llegado a una zona de acceso a la gasolinera. Van a cerrar la entrada por donde entran los camiones para descargar combustible, y eso, dice, le va a perjudicar aún más al negocio.
«A nosotros –explica el empresario–, lo que nos duele en el alma es que no nos han tenido en cuenta para nada. En su día hicimos una instancia al Ayuntamiento para que nos tuviera en cuenta a la hora de hacer cierres y de cortarnos la entrada al negocio; pero no hemos tenido respuesta. Nos duele que no nos tengan en cuenta, y que no miren por nadie, no ya por la empresa, sino por los trabajadores».
Califica todo lo que están pasando como una sinrazón: «Llevamos dos años afectados por la pandemia, en el año 2020 hasta tuvimos tres meses de pérdida total de ventas, en las que solo teníamos de clientes a las pocas ambulancias y coches de policía que se movían por la ciudad. No nos hemos acabado de recuperar de eso, y ahora tenemos estas obras. Entiendo que es un por un bien público, que se tiene que hacer; pero, que menos que coordinarlo con las personas que más afectadas nos vemos».
Se espera que las obras terminen a mediados de marzo.
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