Con la respiración contenida y las miradas del público puestas en ellos, Juan Manuel Antúnez Robledo y Gabriel Morato Silvero quitaron las cerchas de madera ... que emplearon a modo de base para levantar los cuatro arcos de medio punto con los que este sábado se proclamaron en la avenida de España ganadores del XVII concurso de albañilería 'Cáceres Patrimonio de la Humanidad'.
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Había expectación porque antes que esta cuadrilla procedente de la localidad pacense de San Vicente de Alcántara otras habían seguido el mismo proceso y a todas les había ocurrido lo mismo: los arcos se habían venido abajo. Tanto es así que solo dos de los 14 equipos participantes lograron terminar el trabajo propuesto. El segundo premio fue para los sevillanos Manuel Arias González y Juan Manuel Forero García. El tercer premio se declaró desierto porque no hubo un tercer trabajo finalizado al que se pudiera premiar.
Gabriel Morato cuenta que no es la primera vez que gana junto a su paisano el certamen cacereño, que presume de ser el más antiguo del país. También se proclamaron campeones en el año 2008. «La prueba ha estado bien. Ha sido bonita. Nos ha gustado. Aunque parezca fácil, tenía dificultad», admitía pasadas las dos de la tarde Gabriel Morato, tras saberse ganador. El primer premio está dotado con 3.000 euros. «Tendremos que invitar a la familia a algo», admitía.
El segundo premio, de 1.500 euros, se ha ido para Sevilla. «He disfrutado mucho con la prueba. A nosotros se nos cayó uno de los arcos al principio, pero hemos conseguido levantarlo otra vez. Había que intentarlo», reconocía Juan Manuel Forero. Es la tercera vez que participa en el concurso de Cáceres. «Otros años las pruebas que se planteaban eran más trabajosas y más pesadas. A nosotros nos gustan los retos, no la facilidad y trabajar tanto», detallaba.
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En esta ocasión el arquitecto encargado de realizar el proyecto ha sido José Javier Sánchez. Durante la rueda de prensa de presentación del certamen ya dijo que en esta edición se había dado una vuelta al reto. «Nos planteamos modificar lo que se suele ir haciendo típicamente, que es reproducir un elemento constructivo de un edificio típico de Cáceres», dijo. Y ayer, sobre el terreno, ya detalló en qué consistía su propuesta.
«Se ha elegido una pieza constructiva sencilla de la arquitectura de Cáceres, que es el arco. Y a partir de esa pieza, la hemos reproducido varias veces girándola. Y la idea es crear una bóveda conceptual a partir de los arcos», desgranó.
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El concurso arrancó a las nueve de la mañana y su finalización estaba fijada para la una de la tarde. Pero las cuatro horas dadas a los participantes no bastaron y el jurado decidió añadir una hora extra.
«No aguanta ni uno», se escuchaba entre el público a medida que los participantes iban retirando las estructuras que servían de base y veían cómo sus trabajos se venían abajo. La propuesta de este año se ha resistido incluso a los hermanos de Riolobos, los Jiménez García, conocidos por acumular decenas de premios en concursos de albañilería por toda España. Hasta Cáceres se desplazaron ayer en dos cuadrillas diferentes. Por un lado estaban Lucio y Raúl, que ganaron la edición de 2022 del certamen cacereño. Y, por otro, José María y Alfonso.
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«Se nos ha abierto el trabajo porque el arco pesa mucho, el material no pega como Dios manda y se nos ha ido. Otra vez será. La prueba es difícil y el material no ha ayudado mucho», reconocía José María Jiménez poco antes de la una de la tarde.
Al frente del jurado estaba Mauricio Lázaro, responsable de la empresa de construcción y obras Risega, de Casar de Cáceres. «Parece ser que la gente profesional no ha entendido muy bien la forma de ejecutar el material. El ladrillo tiene una absorción y, bajo mi punto de vista, habría que haberlo mojado. Y, además, el yeso debería estar blando. Si queremos correr, el yeso siempre se hace duro. Pero en este caso ese ladrillo pedía un yeso blando. Es un ladrillo de Bailén y está claro que tiene mucha absorción», apuntaba el presidente del jurado. Humedecerlo al inicio de la prueba, aclaraba, hubiera permitido que la fijación del yeso hubiera sido mejor.
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El concurso de albañilería, que celebró su primera edición en 1950, está organizado por Fecons, Federación de Empresarios de la Construcción de la provincia de Cáceres. Su presidente, Carlos Izquierdo, puso de manifiesto la falta de mano de obra que arrastra el sector. «Nos faltan en torno a 8.000 personas solo en Extremadura y a nivel nacional, 750.000. Y, además, tenemos una población muy envejecida dentro del sector. Se jubila más gente de la que somos capaces de incorporar», reconoció. Los esfuerzos se centran, dijo, en incorporar a gente joven y a mujeres.
«El problema es que esta carestía de personal no es solo del sector de la construcción. La tiene también el sector de la restauración, de la hostelería, de la agricultura...», enumeró.
El equipo formado por Joaquín Crespo y Aarón Montero se llevó el premio a la mejor cuadrilla joven, destinado a los menores de 30 años y dotado con 250 euros.
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