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Casa de apuestas situada en Gil Cordero, a poco más de 200 metros de las Josefinas. :: jorge rey
Cuatro institutos de Cáceres tienen casas de apuestas a menos de 200 metros

Cuatro institutos de Cáceres tienen casas de apuestas a menos de 200 metros

Los siete salones de juego restantes sí superan la distancia mínima que contempla la propuesta aprobada por la Asamblea para las nuevas autorizaciones

J. C.

CÁCERES.

Lunes, 24 de diciembre 2018, 08:58

El mantra de la cercanía de las casas de apuestas a los institutos o centros educativos concertados donde se imparte Bachillerato tiene en la ciudad de Cáceres su parte de verdad, aunque no todos los salones están cerca de las instituciones formativas. De hecho, solo cuatro de las 11 casas de apuestas son las que están situadas a menos de 200 metros de este tipo de centros, según datos facilitados por el servicio municipal Opendata Cáceres. El resto sí cumpliría la distancia mínima que se contempla en la propuesta aprobada en octubre por la Asamblea de Extremadura. Un documento a través del cual el parlamento regional insta a la Junta a que elabore un plan autonómico de acción para la prevención y el tratamiento de la ludopatía.

Los colegios Sagrado Corazón, Licenciados Reunidos y Josefinas, así como el instituto Ágora, son los que conviven con salas de juego a menos de 200 metros. Si se amplía la distancia de estudio a medio kilómetro, la radiografía evidencia que son 10 los centros que aparecen en escena. Es el caso, entre otros, de las Carmelitas, el Paideuterion, el Brocense o el Norba. Tan solo el Al-Qazeres, la Universidad Laboral y el Colegio San Antonio, todos ellos con distancias que sí superan el kilómetro respecto a la casa de apuestas más cercana, viven su día a día ajenos a este tipo de negocios.

Hay quien alerta de un creciente problema de ludopatía entre los jóvenes, toda vez que los perfiles de quienes comienzan a padecer esta adicción están cambiando a un ritmo vertiginoso. Lo sabe bien el cacereño Javier Ponce de León, secretario de la Asociación de Jugadores de Azar en Rehabilitación. «Es una enfermedad silenciosa que causa estragos. Es algo que destroza familias». En su caso, son ya 11 los años que lleva sin jugar y asegura que así es la única forma de no recaer: «Hay quien intenta controlar el juego y acaba recayendo. Es imposible. En la actualidad, a lo único que juego es al ajedrez con mis hijos».

Ponce de León observa desde la barrera, y no sin cierta impotencia, la proliferación de las casas de apuestas cerca de los centros educativos: «No deja de ser algo que tienen bastante estudiado, pero no debemos equivocarnos con esto. La cercanía a estos centros es algo muy significativo, pero no es lo más importante. Cualquier joven puede caer en la adicción desde su teléfono móvil, tableta u ordenador sin necesidad de acudir físicamente a alguna de estas casas de apuestas».

El ya exjugador cree necesario que las casas de apuestas físicas cumplan con la obligación de pedir el DNI «no solo para demostrar que eres mayor de edad, sino para que los jugadores que se han autoprohibido la entrada no puedan hacerlo. El problema es que esto último no siempre es así, por lo que puede haber un alto riesgo de recaída para los jugadores que están en pleno tratamiento», considera.

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El principal caballo de batalla con el que han de bregar los profesionales que trabajan en la neutralización de la ludopatía es la «agresiva publicidad». Así lo entiende el psicólogo Javier González, quien también presta su servicios a los colectivos que acuden en auxilio de las familias con hijos adolescentes que tienen que hacer frente a un problema de ludopatía. «Constantemente aparecen elementos como el éxito, la diversión y la posibilidad de ganar dinero fácil. Todo ello a través de mensajes reforzados con figuras de moda para los jóvenes», mantiene. Del mismo modo, considera preocupante la figura de los intermediarios, a través de los cuales los menores de edad consiguen satisfacer, mediante tretas, el propósito de apostar, a pesar de que por su edad no les esté legalmente permitido.

¿Cuándo tienen que comenzar a preocuparse los padres ante un posible caso de ludopatía? ¿Cuáles son los indicios que pueden dar la voz de alarma? «Los padres tienen que comenzar a preocuparse cuando ven que sus hijos se encierran en sí mismos y dejan de realizar otras actividades que antes les daban placer, como hacer deporte. A nivel económico, el hecho de que habitualmente falte dinero de casa puede ser otro síntoma. Muchas veces los jóvenes están en sus hogares, pero los padres no saben lo que hacen con sus teléfono móviles. Si comienzan a estar irritables y su actividad tiene que ver casi exclusivamente el móvil, ahí es donde los padres tienen que intervenir».

Desde su experiencia profesional como psicólogo, González aboga por mantener la calma una vez detectado un posible caso de ludopatía en el entorno familiar: «Las familias suelen estar un poco a la expectativa y no saben cómo encarar el problema, hasta el punto de que cuando quieren intervenir ya están metidos de lleno en el mismo. En estos casos es importante tranquilizarse y acudir a las diferentes asociaciones existentes en cada comarca. Existen tratamientos validados científicamente que demuestran que de la ludopatía se puede salir», espolea con tono esperanzador.

Habitualmente puestos en tela de juicio, e incluso criminalizados socialmente, algunos de los empresarios que gestionan las casas de apuestas prefieren no salir a la escena del escrutinio público. No obstante, fuentes del sector consultadas por este diario y que piden permanecer en el anonimato inciden en las «rigurosas medidas de control de acceso» existentes para evitar la entrada de los menores de edad a este tipo de locales, así como de las personas que previamente han solicitado una autoprohibición para el uso de determinadas máquinas.

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