Damián Gallego García (Jaraicejo, 1954) es un veterano y reconocido ginecólogo, profesión que ejerce desde hace tres décadas en Cáceres. El próximo 21 de diciembre presentará –a las 18.30 horas– en la sede del Colegio de Médicos su primera novela, 'La serpiente interior', ... editada por Pigmalión. La trama transcurre en la Extremadura rural de principios del siglo XX con el odio cainita como trasfondo.
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–¿Cómo surge la idea de escribir una novela? ¿Y por qué ahora?
–Quizá la condición para que una persona se decida a escribir es que sea lector. Y yo leo mucho. Cuando lees y admiras tanto los libros buenos y a sus autores, en un momento determinado piensas: ¿Y por qué no? Llegas a un momento en el que te sientes con ganas, te decides y lo haces. El día que se presenta la novela cumplo 69 años y, cuando te vas haciendo mayor, te va costando más dejar cosas en la mochila. Me decidí en 2022. La novela fue escrita el año pasado, justo después de las navidades, que es el momento de los buenos propósitos. Un 15 de enero de 2022 empecé a escribirla. Lo que sí quiero dejar claro es que no me considero un escritor. Yo soy un médico, que ha dedicado toda su vida a hacer la medicina lo mejor que ha podido, y que ha tenido la osadía de ponerse a escribir. La palabra escritor, de momento, me queda un poco grande. Soy una especie de meritorio que está intentando llamar a ese mundo. Pero no me quería quedar con las ganas de intentarlo.
–¿Qué cuenta en su libro?
–La novela empieza con un parto de gemelos. La descripción de ese parto en el año 1901, en una finca extremeña aislada, es muy impactante. Y ahí mis conocimientos médicos probablemente me han valido para hacer una especie de chantaje al lector y decirle: agárrate fuerte, no te sueltes de la mano y prepárate para lo que viene.
–¿Tiene algo de autobiografía?
–No es una novela ni autobiográfica, ni he pretendido contar mi vida ni nada parecido. Evidentemente, está entroncada con mis vivencias. La novela está en los confines de mi pueblo –Jaraicejo–. Y Trujillo, que está cerca, también aparece bajo el nombre de Turgalillo. Pero las historias que cuento son pura ficción. Es una novela un poco costumbrista en cuanto al medio donde se desarrolla. Describo bastante bien el ambiente rural. El fondo que sobrevuela todo el tiempo la novela es una relación de cainismo entre dos hermanos gemelos. Hay uno que no soporta al otro. Con ese argumento nuclear, aparecen muchas historias. Es una novela muy coral en la que pasan cosas continuamente.
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–¿Por qué ha elegido los comienzos del siglo XX para situar la novela?
–Porque España se jugó mucho. Perdió la Guerra de Cuba y hubo una especie de desánimo nacional. Vino la época de la Restauración, en la que se quiso poner a un rey que era todavía un adolescente, Alfonso XIII. Es una época de muchas convulsiones, donde se cocieron muchos de los problemas que luego derivaron en la Guerra Civil. Era, además, la época de mis abuelos y a mi padre le marcó. Él vio que su padre lo pasó muy mal porque fue una época muy dura.
–¿Cuáles son sus referentes literarios?
–Mi referente desde hace mucho tiempo es Miguel Delibes, aunque tenemos grandes escritores en Extremadura. Luis Landero en sus últimos libros me encanta. 'El balcón de invierno', en concreto, es una delicia. De Vargas Llosa me gusta la fluidez con la que van surgiendo las historias. Pero si tengo que admirar a un escritor a nivel mundial mi ídolo sería Charles Dickens. Y luego hay una novela a la que admiro por su estructura, 'Expiación', de Ian McEwan. Para mí es el canon de cómo hay que escribir una novela.
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–¿Cómo ha sido el proceso creativo?
–He tenido la suerte de tener amigos escritores. Cuando llevaba 20 ó 25 folios se los pasé a Malén Álvarez, que es una escritora deliciosa de aquí, para que echara un vistazo y me dijera con sinceridad qué le parecía. Me dijo que tirara para adelante. Cuando llevaba 50 folios, se los volví a mandar. Y me dijo que había una novela. Me recomendó que me pusiera a escribir todos los días de una forma, más o menos, regular. Yo seguí, seguí y seguí y cuando tuve el primer borrador terminado, en el mes de agosto, recurrí a otro gran amigo, José Luis Bernal. Él me dijo que había sido valiente y me hizo algunas observaciones. Me sugirió algunos cambios en la estructura. Ahí vino lo más doloroso porque tuve que prescindir de personajes y de momentos, pero entendí que debía hacerlo. En octubre de 2022 ya tenía el borrador definitivo. La novela se ha escrito en menos de un año. Ha sido un proceso en el que yo me he metido en un mundo que no conocía, que ha tenido unas partes muy bonitas y que ha tenido otras partes que han sido más dificultosas.
–¿Se la dedica a alguien en especial?
–Quiero rendir un homenaje a todas esas mujeres que parieron en lugares apartados, sin asistencia sanitaria y a esos niños que no tenían ni un libro que llevarse a las manos. Eso todavía existe en muchas partes del mundo.
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–¿Habrá más libros?
–No lo descarto porque, ya que he roto el hielo y como me lo he pasado tan bien, a lo mejor me estoy buscando mi plan de jubilación mental.
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