«El robo de Atrio ha supuesto un desafío. Desde el primer momento ha sido una investigación muy complicada y, sobre todo, singular. No ... es un robo al uso, tanto por la mercancía como por cómo ocurrió. Ha sido un robo bastante peculiar. Los primeros sorprendidos fuimos la propia policía», admite desde Madrid el inspector jefe del grupo de robos de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Comisaría General de la Policía Judicial.
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«Es uno de los casos más difíciles a los que nos hemos enfrentado, sobre todo porque nuestra intención y nuestra finalidad, aparte de identificar a los autores, es recuperar el vino o, por lo menos, parte de él. Aunque solo sea por eso, es una investigación muy complicada. La verdad es que sí», apostilla el investigador.
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La Policía desvela que tardó tres meses en poner nombres y apellidos a los presuntos autores de un robo de planificación milimétrica. «Cuando logramos identificarlos comprobamos que él tenía antecedentes; no por robos, sino por hurtos. Y nos llevamos una sorpresa al comprobar que los hurtos eran por llevarse botellas de vino de elevado valor, de la misma marca de las que robó en Atrio. Fue un gran avance. Pero cuando les identificamos, ya estaban fuera de España».
El resto de la historia ya está contada. Según reveló la Policía Nacional en la rueda de prensa ofrecida tras la detención de los dos presuntos autores en Croacia, han estado seis meses siguiendo el rastro que dejaban por media Europa. Los localizaban, pero cuando iban a detenerlos ya habían huido del lugar donde se encontraban. Tenían una alta movilidad, evitaban los aeropuertos y se movían en coches de alquiler utilizando identidades falsas. Tras cometer el robo de Atrio el pasado mes de octubre, se marcharon a Madrid y pocos días después pusieron rumbo a Rumanía, aunque en el mes de febrero regresaron a España por el fallecimiento de un familiar directo de él.
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El pasado día 18 por la tarde fueron detenidos en Croacia. La semana antes, la Policía los localizó en Eslovenia. Desde aquí pasaron a Croacia, después pusieron rumbo a Montenegro, desde donde regresaron de nuevo a Croacia. Los agentes de este país ya estaban alertados y detuvieron a los dos presuntos autores en el momento en el que pasaron la frontera (en el puesto fronterizo de Karasovi Sutorina para ser exactos). Viajaban en un vehículo con matrícula alemana de la marca Lexus.
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