La cacereña Victoria Méndez inició hace un año su transición para cambiar de identidad sexual. HOY
Transexualidad

«Después de 35 años fue como salir de la cárcel y ser libre, pero queda enfrentarse al estigma»

Victoria Méndez es una de las 65 personas que han pasado por la unidad de atención a la transexualidad de Mejostilla

Cristina Núñez

Cáceres

Domingo, 23 de enero 2022

La cacereña Victoria Méndez tiene 36 años y hace solo uno que inició su proceso de transición para cambiar su identidad sexual. Le pone cara a la estadística de usuarios de la UFAT, el servicio de atención a la transexualidad del centro de salud de ... Mejostilla. Ella es una de las personas que se han apoyado en esta unidad para llevar a cabo su proceso. La fundación Triángulo le habló de este servicio y el médico de atención primaria llevó a cabo la derivación.

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Aunque desde los 12 años se sentía mujer, tuvieron que pasar 23 más para dar el paso definitivo. «Me arrepiento mucho de haber empezado tan tarde, el motivo fue el desconocimiento, la falta de referentes y el hecho de que se consideraba una enfermedad, estaba muy mal visto». Una relación sentimental que mantuvo durante años, explica, condicionó el inicio de este tránsito. La ruptura le sirvió para iniciar un proceso complejo pero liberador. «Fueron 35 años de prisión, fue como salir de la cárcel y ser libre». Sin embargo, lograr su aspiración no diluye las sombras, relacionadas sobre todo con la percepción del resto de las personas. «Aunque hay mayor visibilidad es dificil, no todo el mundo es tan abierto como parece y aún tenemos que enfrentarnos a muchos estigmas». Uno de ellos tiene que ver con el tema del trabajo. «Vivimos en una especie de apartheid en lo laboral, el 70% de las personas trans están en paro. Actualmente trabaja en una escuela taller de la Universidad Popular, un empleo que durará hasta el verano. «Cuando acabe el contrato no sé qué voy a hacer».

En cuanto al papel de la UFAT, indica que el acompañamiento del psicólogo Javier Alonso fue clave en este camino. «Al principio tuve muchos problemas porque no había ninguna aceptación en casa». Valora también la labor de Cristina Lancho, la trabajadora social. «Hizo muchísimo para que encontrara empleo, ha intercedido en las derivaciones a Urología para la operación y Endocrinología en el proceso de hormonación, ha sido un apoyo muy importante».

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