Tras leer 'Cáceres. La ciudad del silencio' las personas que sean o vivan en estas tierras sentirán un latigazo de orgullo y de verdad, se reconocerán en los itinerarios y en las sensaciones que plantea su autor, el poeta y novelista Diego Doncel. A ... los que no lo conozcan seguro les pica la curiosidad y quieren saber más, sumergirse en las atmósferas que recrea este autor, nacido en Malpartida de Cáceres en 1964 aunque ligado a la capital cacereña desde siempre. Vive en Madrid, en donde ejerce la docencia, aunque mantiene abierta su casa en Cáceres, a donde viene cada dos por tres, como ahora, en Navidad, en donde vuelve a ser un paseante atento por las calles de la ciudad.
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La obra, editada primorosamente y con gran calidad por la editorial Tintablanca fue presentada el pasado mes de septiembre en Madrid. «Es un libro donde se mezclan distintas cosas, es un recorrido por el Cáceres monumental, intentando que no sea el paseo tópico», indica Doncel. «Además está la propia memoria de la ciudad y sobre todo parte de mi memoria de la ciudad, es un libro donde a lo mejor estoy hablando del arco de la Estrella pero hay biografía por medio». La prosa poética del autor llena las 239 páginas de un ejemplar que ilustra el joven artista Nacho Vergara. «Cáceres era eso, algo breve e intenso como una canción, apenas tenía cuatro calles, pero en esas cuatro calles giraba todo un universo», escribe.
«El Cáceres que yo conocí es en cierta medida el Cáceres de los 80, de la niñez de muchos de nosotros, la estación de autobuses antigua, que es la que estaba en Gil Cordero, las madrugadas esperando el Lusitania para ir a Lisboa o para ir a Madrid», señala.
Extraña, de esa época, cosas concretas. «En los 80 hicimos mucha conexión con la literatura portuguesa, yo recuerdo en determinados pub de Cáceres sonar fados, la gente iba a Portugal y cuando venía aquí ponía esa música».
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Hay cierta nostalgia en sus palabras y quizás la inevitable tentación de comparar la época de su juventud con la de la actualidad, ese Cáceres chisporroteante y activo que tanto prometía, con este, quizás más apagado. Pero Doncel cree que la ciudad tiene músculo cultural y muchas ventajas, y que desde fuera se la mira bien, sobre todo porque conserva algo que escasea. «Cáceres atrae porque todavía conserva la pureza», reflexiona. Pese a que las siglas AT de los alojamientos turísticos menudean en el centro de la ciudad, considera que la ciudad aún se libra de ciertos males de la turistificación.
Diego Doncel fue el encargado de pronunciar el discurso ciudadano en la última ceremonia de entrega de Medallas de Extremadura, en el que ahondó mucho en esa idea de Extremadura y de Cáceres como remanso de paz, como lugar en el que desintoxicarse y oxigenarse. «La gente de Madrid viene aquí a curar sus heridas de la rutina y el ruido de esa gran ciudad, la gente viene aquí a sanarse del vértigo de la vida moderna, ese es nuestro patrimonio, que podemos curar, que podemos sanar», pronunció.
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El libro forma parte de una colección sobre las Ciudades Patrimonio de la Humanidad españolas. «Juan Cruz ha hecho La Laguna, Marta Robles ha hecho Salamanca, Antonio Colinas ha hecho Ibiza, distintos escritores se han ocupado de distintas ciudades y a mí me encargaron el de Cáceres». Cada una de estas obras tiene asignado un ilustrador diferente. Nacho Vergara nació en Albacete en 1990 y es un respetado pintor de su generación, que se licenció en Bellas Artes en Madrid y afianzó su vocación artística en Nuevo México, Florencia y Shangai. Vergara retrata lugares icónicos de la ciudad como el Arco de la Estrella, la muralla, las plazuelas y los palacios, pero no se queda en el impacto de la piedra, sino que recoge emblemas nuevos como el Museo de Arte Contemporáneo Helga de Alvear o la bodega del restaurante Atrio, obras ambas del arquitecto del Cáceres contemporáneo Emilio Tuñón.
Una curiosidad del libro es que al finalizar cada uno de sus capítulos cuenta con unas cuantas hojas en blanco para tomar notas. «La idea que tienen los editores de Tintablanca es que sea un libro donde el lector sea importante, donde tú pongas ahí una parte de ti dentro del libro y que la persona que lo lleva», detalla Diego Doncel, un autor que fue reconocido con solo 26 años con el premio Adonais por 'El único umbral', y el Loewe de poesía por 'La fragilidad'. Su novela'Amantes en el tiempo de la infamia' fue premio Café Gijón en el año 2012. Actualmente Diego Doncel es crítico de teatro y poesía en el diario ABC y en el suplemento ABC Cultural.
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