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Para Carmen Cruz (Cáceres, 1975) la moda ha sido parte de su vida desde siempre. Cuenta que de pequeña hacía trajes a su Nancy y que así, un retal por aquí y un retal por allá, se dio cuenta de que era lo que quería hacer. En su propia web detalla cómo fueron esos primeros pasos como diseñadora de prendas de muñecas. «De los viejos calcetines le creaba ropa interior y de baño. Con los recortes de los bajos de los vaqueros de mis hermanos, una cazadora y así hasta un vestido de fiesta con retales de la ropa que nos hacia nuestra madre, mi gran costurera, esa palabra que tanto amo y que es de donde vengo».
Empezando por el final, explica que «a pesar de que trabajo todos los días, de que emprender es como estar en una noria y de los riesgos de tener tu propia empresa, hago lo que me gusta, y estoy feliz». Así afronta su primer año con la firma 'Azulmarinocasinegro', una marca con la que se ha lanzado al vacío de crear a su manera y de diseñar la ropa que siempre había deseado después de una larga experiencia de trabajo con empresas como Intropía, Monoplaza y Teresa Palazuelo.
Origen Carmen Cruz nació en Cáceres en 1975, con 20 años se fue a Madrid para formarse. Allí inició su carrera en la moda.
Su firma En octubre de 2018 nació 'Azulmarinocasinegro', una marca que persigue la responsabilidad social.
Pero rebobinemos para conocer cómo se forjó esa pasión. Tras sus estudios en el colegio Delicias, Prácticas y el Brocense decidió apuntarse a una escuela privada en Cáceres para hacer Diseño. Hace 20 años se fue a Madrid, donde continuó preparándose en la Escuela de Artes número 2, donde hizo un grado superior. «Yo estudié Diseño y Moda pero me especialicé en patronaje, que era lo que más me gustaba, era la creatividad, porque las diseñadoras te dan un dibujo de lo que quieren pero al final lo que manda es el patrón, el patronista es como un arquitecto, yo hago como el plano de la prenda». Lo artístico ha llamado a la puerta de esta cacereña de una forma muy diversa, porque también le gusta y se ha formado en pintura o en ilustración. En realidad, como da a entender, son las dos caras de la misma moneda.
«Los 13 últimos años he estado trabajando en Intropía, cerró este mes de julio aunque yo lo dejé hace dos años porque a raíz del nacimiento de mi segundo hijo quise conciliar». Creyó que después de la experiencia acumulada era el momento propicio para echar a rodar su propia marca.
Además, justo después de terminar su relación con Intropía firmó un contrato para hacer un trabajo del que se siente especialmente orgullosa. Se trata del vestuario del Gran Hotel Inglés, el considerado más antiguo de Madrid, de cinco estrellas. «Allí iba Valle Inclán, iba Virginia Wolf, fue un trabajo precioso». Durante este tiempo, en el que también recibió encargos de otras marcas, ya empezó a mover las fichas para empezar a moldear 'Azulmarinocasinegro'.
Fue en octubre de 2018 cuando lanzó su primera colección. «Se llamaba 'Bichos' y estaba dedicada sobre todo a las moscas, inspirándome en el poema de Antonio Machado, las ilustraciones son mías, están hechas con tintes al agua las camisetas y las bolsas».
Sus convicciones sociales también inspiran su manera de hacer moda y de enfocar su tarea. «Quiero hacer algo para la sociedad, quiero que mi marca sea sostenible al 100%, estoy buscando tejidos 100% sostenibles, todavía no están integrados en las tres colecciones que llevo pero espero que sea en las siguientes».
Carmen Cruz cree que es muy necesaria una reflexión sobre las condiciones en las que se fabrica y se consume el textil. «Yo fabrico todo en España, en talleres pequeños, locales, por lo que reduzco el C02, las mujeres que trabajan allí están dadas de alta con sus sueldos dignos, con lo que contribuyo a una economía social y evito la explotación».
Explica que «la industria textil es la más contaminante después del petróleo y estamos permanentemente comprando ropa». Según los datos que aporta la Fundación Ellen MacArthur la media de la cantidad de veces que nos ponemos una prenda antes de tirarla va disminuyendo progresivamente. En Europa hemos pasado de las 102 veces en 2002 a las 95 en 2016, pero la situación es mucho peor en países como Estados Unidos (donde la media es de 34 veces) o en China, donde han pasado de 206 a 62.
«Mis colecciones son fondo de armario, utilizo tejidos buenos y duraderos para que no tengas que tirarlo a los dos días». Es muy importante la mirada regional que introduce en su moda. «Yo echo mucho de menos Extremadura, me encantan las tradiciones, creo que todos necesitamos pertenecer a algo». En su última colección se ha inspirado en la tierra, algo que también le ha servido para profundizar en el concepto de unión entre las mujeres y recordar a todas aquellas que, puntada a puntada, cosieron la ropa tradicional durante décadas.
Los nombres de sus prendas hacen alusión a localizaciones extremeñas, como la chaqueta Torrejoncillo, el abrigo Ceres, la camisa Badajoz. Rinde honores al traje de Montehermoso, «no hay otro igual» . El taller 'Artesanía La Gorra' le creó un sombrero en exclusiva con los colores de su marca.
Desde su web, online, y fogueándose en 'markets' (mercadillos efímeros) 'Azulmarinocasinegro' va haciéndose hueco para demostrar que la ropa es todo un arte.
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