La sentencia del robo de Atrio, que se ha hecho pública este lunes, es bastante contundente en sus conclusiones. Pero hay una incógnita de ... la noche de los hechos que no se despeja. Los interrogantes quedan abiertos. ¿Cómo sabía Constantín Gabriel Dumitru, coautor del robo, dónde se guardaba la llave maestra que daba acceso a la bodega? Sobre este asunto se detiene el fallo planteando varias hipótesis.
Publicidad
Dumitru pasó dos veces por recepción. Priscila Lara Guevara, coautora del robo, hizo una primera llamada al recepcionista y le pidió algo para picar. El recepcionista se fue hasta la cocina y preparó una ensalada. El hombre cogió una llave aprovechando su ausencia. Pero, al llegar la bodega, resultó no ser la correcta. Al comprobar el error, hizo una llamada desde la puerta de la bodega a la mujer para que volviera a distraer al trabajador, que ya había regresado a su puesto de trabajo.
La condenada reiteró la llamada a recepción para solicitar un postre. El empleado, que inicialmente puso reparos al igual que en la primera ocasión, accedió finalmente a llevarle algo de fruta. Constantín volvió entonces a la recepción y de una caja cogió la llave maestra número 27, con la que sí pudo abrir la bodega y coger los 45 vinos.
«Hay que tener en cuenta -señala el fallo-, por si alguna duda había, que la llave maestra utilizada la portaba el único empleado que estaba trabajando esa noche. Inicialmente, la tenía en su poder pero en la vista oral indicó que tras volver de entregar la ensalada en la habitación 107, la dejó en recepción en una cajita 'porque ya no la necesitaba'. Por el motivo que fuera, los acusados tenían conocimiento del lugar en el que se guardaba la llave maestra en recepción», apunta el texto.
Publicidad
Noticia Relacionada
«No hay que olvidar -prosigue la sentencia- que habían estado anteriormente en tres ocasiones en Atrio para preparar el terreno, pudiendo haber utilizado una identidad supuesta, como el día de autos, o podían haber adquirido ese conocimiento por un tercero», sugiere el texto. «Por este motivo Constantín se equivoca en la primera ocasión al coger la llave. Cuando se dirige a recepción por segunda vez, el empleado ya ha dejado la llave maestra en una caja, momento que aprovecha el autor para apoderarse de ella», zanja el fallo.
En el transcurso del juicio, los trabajadores de Atrio declararon que la llave que el autor del robo empleó por error pertenecía a la habitación número 106, que esa noche (la madrugada del 26 al 27 de octubre de 2021) estaba ocupada por un amigo de los dueños de Atrio. Constantín y Priscila se quedaron en la habitación 107.
Escoge el plan de suscripción que mejor se adapte a tí.
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.