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El Palacio del Duque de Abrantes, situado en la Plaza del Duque, tiene nuevo dueño. Esta semana se ha cerrado la operación de compraventa del histórico inmueble, según ha confirmado a este diario la nueva empresa propietaria. La sociedad limitada unipersonal Inversiones Albarragena se ha hecho con el edificio, que pertenecía hasta ahora la congregación religiosa Hijas de Cristo Rey.
La firma que ha adquirido el palacio ya dispone de otro inmueble en el casco viejo. Se trata de la casa situada en el número 12 de la calle Pizarro, donde funcionan tres negocios de hostelería: el hotel Albarragena, el restaurante Santisteban y las Caballerizas, un emblemático local de copas con un gran patio, que actualmente se encuentra en obras de reforma para su reapertura. La empresa no realiza de forma directa la explotación de estos espacios, sino que lo hace a través de tres inquilinos diferentes.
Una de las dudas que queda por despejar es qué uso tendrá el palacio de las Cuatro Esquinas, nombre con el que coloquialmente se conoce a la Plaza del Duque. «Estamos analizando y valorando distintas propuestas para ver qué uso se le puede dar», asegura la nueva firma propietaria, que ha preferido no detallar la cuantía por la que se ha cerrado la operación de compraventa.
El pasado mes de agosto, según publicó este diario, la Junta de Extremadura renunció al derecho de tanteo que tenía sobre este edificio al tratarse de un inmueble con doble protección: es monumento histórico-artístico y edificio singular. La administración regional tenía la potestad de adquirirlo en caso de igualar el precio de salida que, según pudo confirmar este medio, ascendió a 1,3 millones de euros. Esta fue, al menos, la tasación final que se hizo sobre la propiedad. La decisión de la Junta ya dejaba entrever que estaba en marcha una operación de compraventa entre la congregación religiosa y una firma privada.
Si la nueva propiedad apuesta por convertir el palacio en un hotel, deberá abordar diferentes cambios urbanísticos, ya que el actual planeamiento de la ciudad atribuye al edificio un uso dotacional y genérico. El inmueble ha funcionado durante las últimas tres décadas como residencia femenina universitaria, con 45 habitaciones individuales.
La congregación de las Hijas de Cristo Rey lo adquirió en los años ochenta y decidió recuperarlo sometiéndolo a una profunda renovación. Las obras se prolongaron durante dos años y fueron dirigidas por el arquitecto Ángel González.
El edificio, que fue levantado en el siglo XVI por Francisco de Carvajal, lleva dos años sin uso. En 2017 las religiosas decidieron cerrar la residencia por su baja ocupación. Poco después, pusieron a la venta el inmueble (el precio de salida fue de dos millones de euros) y las monjas se trasladaron a vivir a Malpartida de Cáceres.
Hay que recordar que es la tercera operación inmobiliaria de calado que se ha cerrado en los últimos tiempos en el casco viejo, tras la adquisición de la antigua sede de Carreteras (en la Plaza de los Golfines de Abajo) por Atrio para convertirla en centro de convenciones y el proyecto para hacer del Palacio de Godoy un hotel de lujo.
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