Alberto Iglesias
Alberto Iglesias
La música de Alberto Iglesias (San Sebastián, 1955) forma parte de la historia del cine español. Sus composiciones están detrás de decenas de títulos, ... con 12 premios Goya (el último por 'La habitación de al lado', de Pedro Almodóvar) y cuatro nominaciones al Oscar. Mañana sábado recibe uno de los premios Versión Original del Festival de Cine Español de Cáceres, que clausura su 32 edición. Estará junto a los otros premiados: Marta Nieto, Álvaro Morte, Javier Macipe, Mar Coll, Cristina Gallego, Javier Giner, Silvia Abril, Elena Irureta y Oriol Pla. La gala es a las 20 horas en el Gran Teatro. A la una del mediodía habrá un encuentro de premiados en el Museo Helga de Alvear, un diálogo moderado por los periodistas Carlos del Amor y Ruth Méndez.
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–Usted ha logrado infinidad de premios 'top'. Este sábado va a recibir uno de un pequeño festival de una pequeña ciudad española. ¿Cómo se lo toma?
–Me encanta. No es la primera vez que voy, estuve en el festival hace ya algunos años y me sentí entonces de maravilla y muy impresionado por el entusiasmo de los organizadores y de la ciudad, y que se ame de esta manera el cine y la cultura es un ejemplo para otras ciudades.
–En octubre se celebró el día del cine español extendido, que llevó películas a 300 localidades rurales que no tienen acceso al cine normalmente. ¿Se puede luchar contra el centralismo cultural?
–El centralismo claro que pervive y hay que acudir a todas las ciudades y los pueblos y hacer difusión para crear el entusiasmo. Los creadores no solo nacen en Madrid, nacen por todos lados, igual que la gente que ama el cine.
–¿Cómo empezó su relación musical con el cine?
–Yo tenía amigos que hacían cine. Al principio fue tímido, un experimento, pero a ese experimento se fue añadiendo otro y otro y empecé a pensar en la importancia de la música en el cine, cómo el lenguaje de la música puede reforzar y llevar a otro lugar la narración cinematográfica. Eso me ha ido enredando y he tenido la suerte de encontrarme con directores que me han animado a seguir, los premios también le dan a uno confianza y consiguen que las vocaciones se consoliden.
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–Lo primero a lo que usted puso música fue un cortometraje de Montxo Armendáriz en 1978.
–Sí, antes había hecho cosas domésticas porque las hacía en casa con mi hermano pequeño. Hacía un cine experimental y me pedía que le ayudara con la música. Montxo vino y me animó, fue la comprobación de la importancia de la música.
–El nombre de Pedro Almodóvar pespuntea su carrera...
–Sí, es una colaboración que me marca. Es un director muy íntegro, muy completo, con un mundo muy propio. Siempre he trabajado con autores, no he hecho cine industrial, siempre he trabajado con directores que sus películas tienen aparte de entretenimiento pensamiento o una trascendencia, y he tenido la suerte de colaborar con artistas muy potentes.
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–Y además ha trabajado con muchos directores internacionales. ¿Es muy diferente a trabajar con directores nacionales?
–Yo creo que todos somos internacionales. Las diferencias son las que tiene cada individuo, depende de cómo sea su vida o su cultura.
–¿Cómo es el proceso para poner la música a una película?
– Normalmente es cuando está la película rodada y pienso con el director hasta dónde podríamos llegar con la música. La idea es conseguir un nexo absoluto entre la música y lo que se ve, hay que crear una corriente de comunicación que no la puedas separar. El ideal de una película es que todo esté unido. Se persigue eso y en cada ocasión se busca de una manera diferente. Yo necesito ver la película antes aunque ha habido veces que he compuesto antes de ver la película y funcionaba y otras veces no.
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–¿Cree que en España se enseña bien la música a los niños y a los jóvenes?
–La pedagogía musical es importantísima en la formación humana, aunque no te vayas a dedicar a ella. Es como las matemáticas, es formación humanística, porque aunque las matemáticas tienen un sentido muy práctico, también tienen un componente de mirada al mundo. Los buenos profesores de matemáticas intentan transmitir eso a los estudiantes, que no solo es aprender a sumar, sino aprender a mirar. La música es aprender a escuchar y también a mirar y ese aprendizaje de la escucha se ve reflejado en cómo escuchamos a los demás, hay un cosmos auditivo que nos rodea y la posibilidad de que alguien nos introduzca a la belleza de escuchar y de relacionar los sonidos entre sí es maravilloso. En las escuelas se necesita más tiempo para la música, más tiempo para conocer las experiencias de los músicos, de la música rock a la clásica.
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