El obispo, de espaldas, bendice a los asistentes a su entrada en la Concatedral de Santa María. JORGE REY
El estreno de Monseñor Pulido en Cáceres: visita a la patrona y misa vespertina
Primeros actos oficiales ·
El obispo dedica el día después de su ordenación a conocer el Santuario de la Virgen de la Montaña y a presentarse ante la sociedad cacereña en la Concatedral de Santa María
Jesús Pulido ha querido que su primer acto oficial en la ciudad como obispo de Coria-Cáceres sea en el Santuario de la Virgen de la Montaña, todo un guiño a las tradiciones locales y, en particular, a la figura de la patrona. Ayer, 24 horas después de su ordenación episcopal en Coria, el nuevo prelado inauguró su agenda con un sencillo acto al que acudió la junta de gobierno de la cofradía de la Virgen de la Montaña, las camareras de la imagen y las damas de ornato.
Juan Carlos Fernández Rincón, mayordomo de la hermandad, ejerció de anfitrión y le dedicó unas palabras de bienvenida. Explicó al obispo la estrecha relación que Cáceres guarda con su patrona y le adelantó que el próximo 19 de abril será el pregón que abrirá los actos del novenario de la Virgen de la Montaña, con procesión de bajada incluida.
También le habló de la tradición popular que consiste en adivinar el color del manto que luce cada jornada la imagen durante su estancia en Santa María y, además, le entregó a modo de obsequio una medalla de directivo. «Gracias por la visita. Esta es su casa», dijo el mayordomo.
Después, llegó el turno del obispo. «Me llena de alegría que este primer acto público sea en este Santuario. Sería imposible imaginar Cáceres sin la Virgen de la Montaña y a la Virgen de la Montaña sin Cáceres», subrayó mientras mostró su compromiso para propagar la devoción hacia la imagen.
Tras los discursos, Pulido subió acompañado por Fernández Rincón y Pilar Murillo, camarera titular de la Virgen de la Montaña, al camarín de la patrona para poder ver la talla de cerca. Aquí los miembros de la hermandad le hablaron de la vasta colección de mantos que atesora la imagen y de la importancia de algunos de ellos. Para la ocasión, la Virgen lució una de las piezas más relevantes: el manto número 10, confeccionado en raso verde y bordado al realce con hilo de plata, ramas de hojas y frutos. Lleva una gran cenefa con áncoras y salvavidas. Fue donado por Petra Fernández Trejo en 1902. Es el manto preferido de Pilar Murillo. El obispo besó la pieza durante su estancia en el camarín. En la actualidad, la Virgen tiene 163 mantos.
A continuación, la cofradía mostró a Monseñor Pulido el columbario, inaugurado el pasado mes de noviembre. Y, ya en la galería, el obispo saludó uno por uno a los miembros de la hermandad. Entre los asistentes también se encontraban las cuatro religiosas que viven y mantienen la casa de ejercicios espirituales que hay junto al Santuario. «Estamos más que contentas; contentísimas. Llevábamos mucho tiempo esperando», apuntaba sor Gloria del Carmen en referencia a los dos años durante los que la Diócesis de Coria-Cáceres ha estado vacante tras la marcha de Francisco Cerro Chaves, antecesor de Pulido Arriero, a Toledo.
Su primera misa
Por la tarde, el obispo celebró su primera eucaristía en la Concatedral de Santa María, un acto que supuso su presentación ante la sociedad cacereña. El alcalde, Luis Salaya, y una amplia representación de la corporación municipal asistió a la misa, que contó también con un nutrido grupo de la familia cofrade cacereña.
El obispo besa el manto de la Virgen de la Montaña durante su visita al Santuario.
JORGE REY
«Sé que tengo mucho que aprender pero, mientras, voy aprendiendo e integrándome», admitió el nuevo obispo. Al igual que hizo en su discurso de Coria, abordó la difícil situación vivida con la pandemia y la importancia de la implicación de los laicos, de la familias en particular, en la Iglesia actual. La Coral Santa María de la Montaña puso la nota musical a la misa.
Tras dos intensos días, la semana arranca para el obispo con su 57 cumpleaños.
Los asuntos por resolver que aguardan sobre la mesa
Tras algo más de dos años en sede vacante, la Diócesis de Coria-Cáceres tiene algunos asuntos por resolver sobre la mesa del nuevo obispo. La redistribución del clero para adaptarse a las nuevas necesidades y la aplicación del resto de conclusiones –más de 200– surgidas del chequeo interno al que se sometió la iglesia cacereña durante tres años (de 2014 a 2017) en el transcurso del XIV Sínodo Diocesano son algunas de las tareas pendientes. La reivindicación de que Guadalupe pase a depender de una diócesis extremeña, la retirada de la inscripción franquista de la Concatedral de Santa María y la venta de inmuebles para ganar liquidez son otros de los temas que aparecen en la agenda.
Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
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