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Un nuevo artículo científico vuelve a poner en entredicho la antigüedad de las pinturas de las cuevas de Maltravieso de Cáceres. El estudio, publicado en la revista mundial Journal of Iberian Human Evolution, niega la teoría de que los neandertales crearan arte rupestre en la Península Ibérica y cuestiona la datación revelada por el físico D.L. Hoffman, del Instituto Max Planck de Alemania, que fechaba las pinturas de las cavidades cacereñas 65.000 años atrás.
La nueva investigación la ha dado a conocer la Universidad de Salamanca (USAL), a propósito de que una de sus profesoras, Olivia Rivero, del departamento de Prehistoria, es una de los 46 firmantes del texto recogido en la citada publicación científica.
En el mismo, titulado 'Still no archaeological evidence that Neanderthals created Iberian cave art' que traducido al castellano significa: aún no hay evidencias arqueológicas de que los neandertales crearan arte rupestre ibérico, los expertos mundiales en Arte Paleolítico demuestran «los errores inherentes» al sistema de datación Uranio-Torio (U-Th) utilizado para afirmar que algunas pinturas de tres cuevas españolas, entre ellas la cacereña, son de hace al menos 65.000 años, más de 20.000 antes de que los humanos modernos, los Homo sapiens, llegaran a la Península Ibérica, señala la USAL en una información recogida por la agencia Europa Press.
«El uranio torio como método de datación tiene unos problemas metodológicos bastantes graves, señalados por los propios químicos y otros investigadores, no lo decimos solo los arqueólogos», apunta la profesora Rivero. Junto a ella, suscriben el artículo otros arqueólogos de reconocido prestigio, no sólo de España, como Roberto Ontañón, director del Museo de Prehistoria de Cantabria (Mupac), sino también de Francia, Alemania o Estados Unidos que, ante la teoría de Hoffman, de la que se han publicado varias réplicas como la que ahora firma la profesora de la USAL, piden «nuevas pruebas objetivas».
La aportación de Rivero, según ha explicado la universidad salmantina, se ha centrado en analizar un signo rectangular de la cueva cántabra de La Pasiega. «Para evitar distracciones, dejamos a un lado la cuestión de las capacidades simbólicas y cognitivas de los neandertales en favor de un examen minucioso de los hechos arqueológicos y geofísicos», ha apuntado la experta.
En la cueva cántabra, aclara, hay pequeñas partículas de calcita blanca a lo largo de todo el panel visualmente iguales (2.160, 3.070 o 12.600 años) y sólo una que arroja una datación 64.860 años, ha reseñado.
En el caso de Maltravieso, el reconocimiento de una mano en negativo dató la cavidad cacereña, por parte de Hoffman, en al menos 66.700 años, más del triple de lo que se estimaba hasta el momento. Sobre este extremo, la investigadora ha remarcado que estas huellas están presentes en varias zonas de la Península Ibérica y Francia, con «numerosas dataciones, contextos asociados definidos y documentados cronológicamente» que las sitúan en el Gravetiense de los Homo sapiens, en el Paleolítico Superior.
«Uno de los problemas añadidos del artículo de Hoffman es que banaliza el arte en el Paleolítico y estamos hablando de algo muy complejo a nivel estructural con un sistema cultural detrás importante, y que, por otro lado, se trata de bienes patrimonio de la humanidad que no se pueden estudiar a la ligera, sino con un método seguro al 100 por ciento», ha indicado la investigadora. Para la profesora, «bajo ninguna circunstancia se deben aceptar edades mínimas de hasta 65.000-70.000 años para obras de arte parietal sobre la base de las fechas U-Th en calcita suprayacente. Estas fechas están en contradicción con abundantes datos arqueológicos, ahora datos rigurosamente por carbono 14», recoge Europa Press.
HOY ya se hizo eco el pasado año de otra publicación en la revista Science -firmada entre otros autores por el arqueólogo Marcos García Díez- que defendía que Maltravieso sí tiene 66.700 años. El equipo que realizó la datación replicaba en ese texto científico al arqueólogo -que también suscribe el artículo del Journal, el director del Mupac, Roberto Ontañón- que había cuestionado la fiabilidad de su trabajo.
La revisión de Ontañón apareció en la misma cabecera nueve meses después del artículo de García Díez, y en ella ponía en duda el método del Uranio-Torio aplicado por el equipo del arqueólogo, alegando que este sistema es muy eficaz en superficies grandes, pero no en muestras pequeñas o costras finas de granitos de calcita. «Es precipitado decir que las pinturas son tan antiguas como para ser obra de neandertales y proponemos dejar en cuarentena las fechas a la espera de que estudios más profundos aclaren las dudas», señalaba el experto. Ahora el nuevo artículo científico del Journal of Iberian Human Evolution refrenda su postura y vuelve a achacar al uranio problemas metodológicos para determinar la cronología del arte rupestre de El Calerizo.
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