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M. J. T.
CÁCERES.
Jueves, 27 de junio 2019, 08:14
Es la una de la tarde y de la cocina del restaurante Tápara, situado en el R-66, sale un olor que alimenta. «Es el sofrito para el arroz negro», precisa Beatriz Guisado, que hace seis años abrió este negocio de hostelería junto a Gonzalo Serrano. Iniciaron su actividad en Nuevo Cáceres y después se trasladaron a la calle Islas Filipinas.
Tápara es una de las 190 empresas de la Diócesis que colabora con el programa de empleo Cáritas. Sus fogones sirven para que los alumnos de los talleres hagan prácticas y, si la cosa va bien y hay vacantes, Beatriz y Gonzalo los incorporen a la plantilla.
Esto fue lo que le ocurrió a Evelyn Rojas. Llegó a Cáceres desde la República Dominicana hace nueve años por amor. Al principio, cuenta, no le resultó nada fácil encontrar empleo. «En mi país también trabajaba en cocina. Pero como no tenía ningún título homologado, no me cogían», evoca. Una amiga le comentó la posibilidad de formarse en Cáritas y Evelyn no se lo pensó. «Hice un curso de 450 horas, me mandaron de prácticas aquí y aquí me quedé», resume. De eso han pasado ya tres años. «En Cáritas me han facilitado mucho las cosas: encontré trabajo», reconoce.
Beatriz, con la que comparte tareas en la cocina, lo tuvo claro. Le gustó la actitud de Evelyn. La plantilla actual del restaurante está formada por diez empleados, de los que cuatro proceden de Cáritas. «Es gente que tiene ganas de trabajar y de aprender. Muchos de ellos se están adaptando y también es una manera de aprender bastante si, por ejemplo, no saben bien el idioma. Además, tienen muy buena actitud. Eso siempre ayuda», relata Beatriz.
Fue Cáritas la que propuso al restaurante participar en el programa de empleo recibiendo a chicos de prácticas. La respuesta fue afirmativa. «Evelyn llegó y se quedó. Tenía muchas ganas de trabajar. Eso es clave en la hostelería. Siempre me preguntaba qué podía hacer. Prestaba mucha atención a todo. Y eso lo valoras», resume Beatriz. A su ayudante de cocina le ha tocado habituarse, por ejemplo, a los horarios de comida de aquí. «En República Dominicana se come a las doce del mediodía y aquí a las tres. Menuda diferencia», zanja Evelyn.
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