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Ese otoño que parecía que no iba a llegar ha hecho por fin acto de aparición, y a lo grande. Ayer tarde el viento, la humedad y los chaparrones obligaban a subirse la capucha de la sudadera y a ajustarse la cazadora bien prieta. Pero el frío no parecía arredrar a la decena de niñas que acudieron al entrenamiento de fútbol de su colegio, el Gabriel y Galán, en Cáceres. Viéndolas chutar, acercarse al balón y atender a las explicaciones de sus entrenadores, sus dos particulares 'ángeles' (ambos se llaman Ángel Vargas Saavedra) todo parece fácil y normal, pero ha habido que ponerse manos a la obra y superar algunas dificultades.
Rebeca Valverde, la educadora social de Iter Renacimiento, una asociación radicada en la parte más desfavorecida de Aldea Moret, no oculta su entusiasmo ahora que todo encaja y el Club de Fútbol Estudiantes de Aldea Moret es una realidad. Lo primero fue coordinarse con distintas entidades e idear cuál sería la mejor actividad para las necesidades del alumnado. La escuela pública de Aldea Moret sigue padeciendo absentismo escolar, pese haberse mejorado las cifras en los últimos tiempos. «Si los niños tienen más de tres faltas sin justificar en un mes no pueden venir», cuenta Rebeca, confiada en que los pequeños asuman un compromiso que puedan transmitir a los padres, que son los que, en última instancia, tienen que levantarles y llevarles al colegio.
En principio la actividad iba dirigida solo a niños, a varones. «Pero ellas mismas me dijeron que también querían, y nos lo planteamos». Aunque hay muchos equipos escolares mixtos, en este caso la diferencia de nivel, –«los niños juegan todos los días en el patio, tienen más práctica»–, hizo que se optara por crear un equipo de niñas y dos de niños. También pesó en esta decisión un aspecto cultural. El alumnado del Gabriel y Galán es mayoritariamente de etnia gitana y los padres preferían equipos diferentes.
Aún hubo algún asunto más por resolver. «A dos horas de empezar la actividad las personas que se habían comprometido a ser entrenadores dijeron que no podían, ya estaban las niñas apuntadas, no nos podíamos echar para atrás». La solución salió desde el propio grupo. Ángel es hermano de una de las cuatro niñas que empezaron, y el otro Ángel es su primo. «Pensamos que lo podíamos sacar adelante, a los dos nos gusta el fútbol y hemos estado en equipos», van contando mientras colocan a las niñas en círculo, en hilera y las ponen a chutar. Los dos están convencidos de que las chicas van a aprender sin problemas. Ahora están con lo más básico, pero luego llegará la táctica y los regates. Quién sabe si estas niñas no terminarán haciendo chilenas antológicas. Para Rebeca la disposición de estos dos muchachos de 17 años y de los otros cuatro entrenadores que llevan los grupos de niños es básico. «Es todo voluntario, son padres, hermanos, se comprometen y están aquí puntuales», cuenta la educadora social. Cada grupo entrena dos horas a la semana. Entre las niñas sobran las ganas. El grupo inicial de cuatro se ha multiplicado y ya son 17 las apuntadas, aunque ayer estuvieron 10. Nazaret Fernández, de seis años, dice que nunca había jugado, pero que no le parece difícil. Tampoco a Indira Fernández, que se reconoce madridista y que quiere seguir aprendiendo. Sandra Vargas, de ocho años, dice que juega por su padre. «Para que esté contento conmigo».
Rebeca Valverde cree que, además del objetivo del absentismo hay otros como el de que los niños tengan un ocio seguro, además de la práctica del deporte, básica a cualquier edad.
Hay un montón de planes de futuro. Por ahora no se han podido federar por una cuestión económica, pero esperan poderlo hacer el próximo curso. A pesar de ello esperan poder echar partidos con otros centros escolares de la ciudad. Está también en marcha la búsqueda de equipación. «He redactado un proyecto y se lo he presentado a una entidad bancaria». Espera que pronto los futbolistas del Gabriel y Galán cuenten con camisetas y los entrenadores con su correspondiente chandal, algo que también da seriedad al asunto y que ayuda a hacer piña. Gracias a Fundación Mujeres van a contar con una futbolista profesional que acudirá en distintas ocasiones a los entrenamientos para darles más nociones de este deporte lleno de propiedades.
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