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A la izquierda, Plaza de San Jorge en el año 1958. A la derecha, el adarve en la portada de la guía.

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A la izquierda, Plaza de San Jorge en el año 1958. A la derecha, el adarve en la portada de la guía. Nicolás Muller

Del genial Muller al Cáceres en el que sólo había una mujer médico

Desde la Moto de Papel ·

Sergio Lorenzo

Cáceres

Domingo, 20 de enero 2019, 09:47

Hay veces que el compañero Guinea me desconcentra, sobre todo cuando estoy escribiendo y aparece a mi lado para mirar papeles que se acumulan en el desorden ordenado de mi mesa. Entonces dejo el ordenador y le sigo con la vista preocupado, temiendo que descoloque algo. La otra noche tuve que dejar de juntar letras cuando empezó a mirar documentación que había usado para investigar lo que para algunos puede ser una tontería: saber si Pío Baroja había roto farolas en Cáceres.

–¡Madre de Dios! ¡Menuda foto! ¡¿Quién la hizo?! – Gritó cogiendo una lámina mientras me desmoronaba uno de mis rascacielos de papel.

–¡Ten cuidado, hombre! – Le dije mientras me levantaba raudo a arreglar el desaguisado – Esa foto se la hizo Nicolás Muller a Pío Baroja en 1950 cuando el escritor paseaba por El Retiro. Baroja tenía entonces 78 años y le faltaban 6 para morirse. ¿Cuándo estudiaste fotografía nunca te hablaron de Muller? Anda, quédate con la foto y déjame seguir.

Como otras veces Salvador Guinea se obsesionó, y fue contándonos la apasionante vida de Nicolás Muller un día sí y otro también. Supimos así que fue paisano de Robert Capa, que los dos habían nacido en Hungría en 1913. Muller era judío, hijo de un abogado, y le cambió la vida cuando a los 13 años le regalaron una máquina de fotos. Doctor en Derecho y Ciencias Políticas, mientras estudiaba formó parte de un grupo al que llamaron 'Los descubridores de aldeas', se dedicaron a ir por las entrañas de su país para mostrar la miseria de una explotación feudal. Guinea nos enseñó espectaculares fotos de campesinos, fotos en blanco y negro llenas de luz y pobreza. Cuando los nazis empezaron a surgir, y encarcelaron a algún compañero, Muller escapó. Se fue a París, en donde conoció a Picasso, al que le regaló cinco fotografías que quiso comprarle (siempre se arrepintió de no haberle pedido un dibujo a cambio). En Francia siguió retratando la miseria, enseñándonos Guinea brillantes retratos de trabajadores portuarios en Marsella. Los alemanes invadieron Francia y Muller escapó a Portugal, donde hizo fotos de los trabajadores de Oporto, hasta que le detuvo la policía de la dictadura de Salazar.

Pío Baroja en El Retiro en 1950. Muller

Huyó a Tánger, que para él fue un paraíso. Allí hizo magníficas fotos y se hizo amigo de una persona que le cambiaría la vida, de Fernando Vela, el secretario de Ortega y Gasset, que dio a conocer su trabajo. En 1947 Muller, con 34 años, llega a España, en donde su amigo Vela le organiza una exposición que es un gran éxito. Se traslada a vivir a Madrid y empieza a ser el fotógrafo de los intelectuales de la época. Retrata a Azorín, Aranguren, Menéndez Pidal, Tapies, Palazuelo, Vicente Aleixandre, José Hierro, Cela, Ortega, Pío Baroja… Trabajó para los periódicos ABC, Arriba, Informaciones, para National Geographic y Mundo Hispano. Después de mucho trabajo, en los años ochenta se retiró a una casa que había comprado en una aldea asturiana, en Andrín. Allí ya no hizo más fotos, dedicándose a disfrutar de la naturaleza, y a añorar a los muchos amigos que había perdido mientras esperaba la muerte, que llegó en el año 2000.

A la izquerda, Torre de Bujaco en 1958. A la derecha, mujer en Guadalupe. Muller

El obsesivo de Guinea no paraba de ver fotos de su ahora maestro Muller hasta que dio con algo sorprendente:

–¡Pero si hizo fotos de Extremadura! ¡Mira juntaletras! – Me dijo, mientras me enseñaba una imagen de Muller haciendo fotos desde un tejado de Guadalupe. Luego me enseñó otras de Trujillo, de vendedores de botijos junto a la estatua de Pizarro; y de la Ciudad Monumental de Cáceres. Me llamó la atención una de la fuente que había en la Plaza de San Jorge; otra de la Torre de los Espaderos, en la Puerta del Socorro, con casas en donde ahora hay un jardín; y otra de la Torre de Bujaco con la Diosa Ceres en el templete, y asomando un gigantesco yugo con las flechas.

–Pero… ¿cuándo hizo estas fotos? – Le pregunté lleno de curiosidad.

–A finales de los años 50 y principios de los 60, recorrió toda España para hacer unas guías turísticas que se llamaban 'Caminos de España', las hacía la Compañía Española de Penicilina. Tenían una tirada de hasta 52.000 ejemplares y era un regalo que hacían a los médicos y farmacéuticos. En la Biblioteca Virtual Extremeña está digitalizada la de Cáceres.

Ahora el que se obsesionó fui yo, buscando ejemplares de las rutas de 'Caminos de España', que empezaron en el año 1958 y se llegaron a publicar más de 200. Vi que la ruta 24 fue la de Cáceres, la 39 fue la de Trujillo a Guadalupe, la 44 de Mérida, la 49 de Mérida a Zafra, las rutas 147, 148 y 149 son de Badajoz (ya con fotos en color) y hay una 182 dedicada de nuevo a Trujillo.

Vendedor en Trujillo. Muller

Imprimí la de Cáceres y nos encontramos con 16 páginas llenas de fotos en blanco y negro y dibujos, en donde se indica que en 1958 la ciudad tenía 45.000 habitantes. Describe una Ciudad Monumental llena de historia, en donde la Casa de los Perero aún era hospicio de niñas.

Lo que sorprendió a más de uno de la Redacción es que figuraba el listado, con nombres y apellidos, de los 75 médicos que entonces había en la ciudad, los 7 odontólogos y los 15 farmacéuticos. Nos dimos cuenta que soló había una mujer médico: Sofía Coca Pastor. Ahora en el área de salud de Cáceres hay 1.176 médicos, de los que 547 son mujeres, ¡el 46%!

Hay que ver cómo avanza la sociedad... a pesar de machistas y hembristas (que haberlas, haylas).

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