El artista portugués Carlos Bunga transforma los espacios con sus piezas y busca que el público también los transite y los haga suyos. Este jueves su obra 'Desplazar el paisaje', una especie de corredor de columnas de cartón situado en el acceso al Museo Helga de Alvear ... logró precisamente eso: se llenó de personas y se convirtió en el marco de uno de esos actos que quedarán para la historia de este recinto cultural. Helga de Alvear recibía la Medalla al Mérito Cultural de Portugal, un reconocimiento que confirma la influencia y el apoyo de la galerista alemana a la creación lusa, algo que, tal y como señaló la propia directora del Museo, Sandra Guimaraes, se deja notar en un catálogo trufado de artistas portugueses.
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Helga de Alvear, que, como recordó vino a España desde Kirn «para aprender español», ha anidado en estas tierras y es ahora un nexo importante entre España y Portugal, ese concepto a veces difuso de lo ibérico. Al acto acudieron todas personalidades anunciadas (los ministros de Cultura de Portugal y España, Pedro Adao e Silva y Ernest Urtasun y la presidenta María Guardiola), pero también, y por sorpresa, el ex presidente Felipe González junto al ex presidente extremeño Juan Carlos Rodríguez Ibarra, cuyo papel de impulsor de este museo fue esencial. «El más importante aquí es Felipe González», llegó a decir Helga de Alvear con un desparpajo ya sin filtros. De manos del ministro luso recibió De Alvear una medalla que le da las gracias pero que también pone en sus manos la idea de seguir cosiendo la frontera entre España y Portugal.
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Sobre la capitalidad cultural de 2031 no se quiso pronunciar. Volvió a agradecer poder tener su obra en Cáceres. «Pregunté en San Sebastián y en Granada, pero aquí el señor Rodríguez Ibarra fue el que me ayudó».
El ministro luso y el español hablaron de la agenda común que van a emprender desde septiembre de 2024 hasta septiembre de 2025 en el que se va conmemorar los 50 años de la llegada de la democracia a ambos países. Ernest Urtasun dijo que el nombre de Helga tiene «mucho de generosidad y representa cómo España ha leído y comprendido la vanguardia». También encarna, señaló, ese papel del arte como impulsor de la democracia. Adao e Silva, el ministro portugués, ensalzó la importancia de la figura de De Alvear por su «responsabilidad pública» y su apoyo al arte luso.
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La tarde se convirtió pues, en un momento para reivindicar esos nexos, celebrar historias paralelas como la llegada de la democracia a ambos países y dar las gracias por todo a una Helga de 87 años que parece aún maravillarse de haber podido cumplir el sueño de su vida.
No faltaron las alusiones a la candidatura de Cáceres 2031, el proyecto que emprendió Cáceres el pasado mes de septiembre. María Guardiola pidió la implicación de Portugal en esta candidatura. «Estoy segura que vamos a contar con el apoyo del gobierno portugués», indicó la presidenta en una tarde de sueños y arte en la que ensalzó el papel de pionera de Helga de Alvear.
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El artista portugués Carlos Bunga reflexiona, casi como una obsesión vital, sobre el concepto del hogar y del refugio, y también en la huella que todo el mundo va dejando a lo largo de su vida. Bunga no recela de que su obra sea transitada y alterada y ayer lo demostró con en una performance que abrió oficialmente una exposición que se extenderá hasta el mes de mayo y cuya visita es gratuita como el resto del museo. Bunga cortó y destruyó su obra 'Desplazar el paisaje', un corredor hecho de cartón. Este momento fue contemplado por la propia galerista Helga de Alvear y por muchas personas relacionadas con el mundo del arte en la ciudad. Se trata de una puesta en escena que ha llevado a cabo de forma específica para el Museo Helga de Alvear en un día grande con la entrega de la Medalla al Mérito Cultural a la galerista alemana. Partiendo de la investigación pictórica, Bunga (Oporto, Portugal, 1976) ha desarrollado un lenguaje personal que deconstruye la disciplina de la pintura al uso, hibridándola con elementos propios de la escultura, la arquitectura, la instalación, el vídeo y la performance. Sus pinturas expandidas se deslizan por suelos y paredes tensando los límites de la obra, repensando sus soportes y superficies, propagando los trabajos hacia otros lugares físicos y conceptuales, y materializándose en instalaciones envolventes que devienen espacios performativos, explica el Museo de Arte Contemporáneo de Cáceres. Este jueves también se convirtió en la gran protagonista de la tarde la obra 'Habitar el color' por la que pasearon políticos y personalidades que acudieron para la entrega de la medalla a Helga de Alvear.
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