La Plaza Mayor de Cáceres encara el otoño con nuevas aperturas a la vista. Dos restaurantes preparan su aterrizaje en el recinto, cuya reforma integral de 2011 supuso un punto de inflexión. Su peatonalización atrajo a nuevos negocios de hostelería, un sector que no ... ha parado de afianzarse desde entonces. El 60 por ciento de los locales están ocupados ya por este tipo de establecimientos. Son, en concreto, 21 sobre un total de 37, entre los que hay varios cerrados y otros destinados a otros usos.
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Lejos quedan esos tiempos en los que el comercio miraba a la Plaza. Las antiguas sombrererías, tiendas de confección, zapaterías e imprentas han desaparecido para dar paso a otros negocios, más orientados al turismo. «Los centros comerciales se van desplazando y hoy en día la Plaza se ha convertido en el centro histórico de la ciudad», asegura Fernando Jiménez Berrocal, cronista oficial de la ciudad y responsable del Archivo Histórico Municipal. «Antes todo el comercio de Cáceres estaba en la Plaza y en Pintores», agrega.
En 2014, hace nueve años, bajó la persiana para siempre uno de los clásicos del recinto: la droguería-perfumería Castel, que en 1999 festejó un siglo de vida. Desde entonces, el local ha estado desocupado. Ahora está en obras porque aquí abrirá sus puertas uno de los dos nuevos restaurantes que desembarcará en la Plaza Mayor en los próximos meses. Se llamará La Botica y llega de la mano de dos hosteleros con experiencia en la ciudad. Luis Rodríguez y Daniel Mariscal invertirán en torno a 300.000 euros en las obras del local –que han alquilado a los propietarios– y en el mobiliario. El espacio tendrá un toque minimalista sin perder su esencia constructiva, como las bóvedas originales.
Mariscal y Rodríguez gestionan otros dos locales en Cáceres: la cafetería del hostal Neptuno de la avenida de Alemania y Cibeles, en Casa Plata. Ahora quieren llegar al corazón monumental de Cáceres con sus desayunos como carta de presentación. «Hemos visto que lo que faltaba en la Plaza era dar fuerza al desayuno de Cáceres», asegura Rodríguez. Tienen proyectado abrir durante el mes de noviembre y echar a andar con una plantilla inicial que oscilará entre los seis y los siete trabajadores. «Para diciembre queremos ofertar ya menús», zanja.
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Más inminente será la apertura del otro restaurante. Se llamará Miga y llega de la mano de la familia del afamado cocinero cacereño Eustaquio Blanco, fallecido en 2010 a los 70 años de edad. Ahora sus cuatro hijas, Laura, Yolanda, Nerea y Trini, y su viuda, María de los Ángeles Cava, se embarcan en una nueva aventura gastronómica. «Queremos que el legado de mi padre siga vivo y su propósito de dar a conocer la cocina extremeña. Entendíamos que Eustaquio Blanco tenía que estar presente en la Plaza Mayor y por eso estuvimos buscando durante años una ubicación que fuera el reflejo de nuestra manera de hacer cocina, de nuestra manera de atender al cliente y de nuestra calidad», explica Yolanda Blanco.
«Para nosotras –prosigue– la ubicación en el Arco de la Estrella es una maravilla y una responsabilidad porque no deja de ser la puerta principal al acceso a la parte antigua. Será nuestra tarjeta de presentación a todos los que nos visitan», asegura la promotora. La idea, avanza, es abrir las puertas del establecimiento durante este mes de octubre.
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21 Locales funcionan como bares y restaurantes
En este dato, perteneciente a la Plaza Mayor de Cáceres, están ya incluidas las nuevas aperturas de este otoño. Hay, además, otros tres locales dedicados a las visitas guiadas para turistas, una farmacia, dos heladerías, dos multitiendas, una tienda de recuerdos, un estanco, la oficina de turismo y una pastelería. También hay varios locales cerrados sin uso.
El nombre del local es un guiño a uno de los platos más tradicionales de la cocina extremeña. Tendrá ocho empleados en plantilla y en sus fogones se cocinarán las recetas imprescindibles de la casa y también habrá propuestas nuevas, donde los productos de la dehesa extremeña tendrán mucho peso. La familia regenta desde 2007 el restaurante Eustaquio Blanco en la avenida Ruta de la Plata.
Cecilia Calderón, experta inmobiliaria, ratifica el cambio de rumbo de la Plaza Mayor iniciado tras su última reforma. «Lo que se demanda es hostelería. Con la peatonalización hubo negocios que se fueron, como la droguería Castel, pero fue fundamental para el deseo de los hosteleros de renovarse, de instalarse y para que los cacereños comenzaran a disfrutar del recinto. Antes no lo pisaban», resume Calderón.
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La hostelería no solo reina en la Plaza, sino en toda la zona protegida por el Plan Especial, señala. «Eso está muy bien porque se hacen operaciones inmobiliarias. Pero, pensando más a largo plazo, me da pena que no haya otro tipo de negocios. Tenemos grandes artesanos y grandes creadores que ofrecer al turista», indica en referencia a la necesidad de enriquecer la oferta.
La Plaza Mayor de Cáceres es la antesala de la Ciudad Monumental. Gran parte de los visitantes que se adentran en el casco histórico lo hacen desde este recinto, donde se ubica además la oficina de turismo y hasta donde llegan aquellos que han dejado aparcado su coche en el parking de Obispo Galarza o se han bajado de alguno de los autobuses que estacionan en sus inmediaciones. La Plaza mira, cada vez más, hacia el turismo como nicho de mercado. A la apertura de bares, restaurantes y locales para reservar visitas guiadas, se suma la creciente aparición de apartamentos turísticos, un fenómeno este último extendido al resto de la parte antigua. La Plaza Mayor de Cáceres cuenta en la actualidad con cinco edificios enteros de apartamentos turísticos, que suman 26 alojamientos en total. Y hay otros tres inmuebles en el recinto que también tendrán este fin a corto plazo. Cáceres es la ciudad extremeña con más establecimientos de este tipo. Tiene 346. De momento, carece de una normativa que regule los pisos turísticos, aunque está en elaboración. Lo que no ha confirmado el Ayuntamiento es si se limitarán en zonas saturadas. «De 1955 a 1961 viví en la Plaza Mayor. Había cuatro farmacias, una sastrería, un ultramarinos, una churrería, la imprenta, estaba La Salmantina... Tenía muchísima vida», recuerda Pilar Bacas, que ha participado en el libro 'Historias de la Plaza Mayor de Cáceres', editado a beneficio del Banco de Alimentos. «O regulan los apartamentos turísticos o nos cargamos la ciudad», advierte.
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