![«Hoy todos queremos días de fiesta y pagas extras, es imposible vivir de la huerta»](https://s3.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/2025/01/06/rebollo-RiT0GlWagNBvJ4M3E3LS49N-1200x840@Hoy.jpg)
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La tradición no falla. Cada 6 de enero, la estatua de Gabriel y Galán, en el céntrico paseo de Cánovas de Cáceres, reúne a ... varias decenas de personas para rendir homenaje a la figura del poeta salmantino. Este lunes se cumplen precisamente 120 años desde la muerte del autor de 'El embargo' con poco más de 30 años y por una pulmonía en Guijo de Granadilla. El recuerdo de Gabriel y Galán esta vez ha sido también el de otros ausentes. La asociación de amigos de la estatua del poeta contaba con ocho personas en su grupo de trabajo y su presidente, Matías Simón, citó ayer con pesar a los que ya se han ido. Pepe Extremadura, José María Asenjo, Joaquín García Plata, Luis Martínez Terrón...
«Era un gran escritor. Se ha reunido en el cielo con su querido Gabriel y Galán», destaca sobre la muerte del autor de Ceclavín (1930), Simón. «Este acto lo presentó durante 38 años César García, hoy lo hará Franquete», añadió sobre los participantes en esa cita y que han desaparecido. La banda municipal de música amenizaba la jornada, había un panel dedicado a Gabriel y Galán, una gran foto, un ramo de flores, dos bastones, una corona de laurel y varios utensilios del campo. Una azada, una segureja, un zacho, una pala... entre otros. Fue premiado con la distinción 'Valores extremeños' el hortelano Julio Rebollo: «Hoy todos queremos días de fiesta y pagas extras, es imposible vivir de la huerta», sentencia este agricultor de la falda del Marco que llega a la tercera generación.
Fue una ceremonia sencilla, pero muy sentida. Tanto por esa mención a los ausentes como por el homenaje que se rindió a uno de los últimos cacereños fallecidos, el músico Antonio Luis Suárez Barquero, que fue director de la Banda Provincial de la Diputación de Cáceres. Era padre de Antonio Luis y Jorge Suárez Moreno, músicos ambos. Jorge además es concejal de Cultura. Los dos estaban este lunes en Cánovas, a los pies de la estatua de Gabriel y Galán junto a su madre, Loli. «Antonio fue la batuta de generaciones de músicos», destacó Simón, 'el jardinero poeta' y gran impulsor de ese recuerdo anual de cada día de Reyes a Gabriel y Galán.
La banda municipal de música hizo sonar el Redoble, el himno de la ciudad, en honor a Antonio Luis Suárez, definido como «el músico eterno, la batuta de Gabriel y Galán». Hubo disertaciones con recitales de poesía como la de Ángel Estrada, un hombre de avanzada edad, que sin papeles y tirando de su prodigiosa memoria, se puso ante el micrófono. «No voy a poder seguir porque me ahogo», se disculpó. También participó Remedios García, la hija del 'poeta cartero'. Y si hubo una aportación entrañable esa fue la de Florencio Rodríguez en honor a Julio Rebollo. «Ha estado toda su vida agachado», se presentó a este hortelano de 65 años, que cumple otra generación de artesanos de la tierra, aunque ve difícil que la tradición continúe. Recibió el premio 'Valores extremeños' por ser «capaz de mantener una forma de vida basada en los usos y costumbres de los antepasados», resaltó María Simón, que participó en la organización del acto.
El 'guardián del legado de los hortelanos cacereños' acudió acompañado por buena parte de su familia. Allí estaba María Jesús, su mujer. También sus hijos y sus nietos. «De momento tengo seis, pero la fábrica no está cerrada todavía», bromeaba. Dedicó el premio a «los antepasados» que trabajaron el campo, quienes le inculcaron los valores del día a día en la huerta. Aunque agradecido, se mostró muy crítico con la situación del gran emblema de Cáceres.
«La Ribera del Marco está abandonada. No la trabaja nadie. La tienen toda abandonada, los cauces de riego no están como Dios manda. Los han destruido haciendo colectores para meter las aguas residuales», lamenta.
Julio Rebollo
Premio 'Valores extremeños' y hortelano
«Yo he nacido en una huerta, y sigo en la huerta donde nací, y espero que sea así si el Ayuntamiento no me la quita para hacer pisos. Me gustaría morir en la huerta», señala en alusión al proyecto San Francisco 06 que obliga a salir a quienes aún tienen en la franja del Alto de Fuente Fría algún terreno o vivienda por una operación de permuta para construir viviendas entre Cervantes y Ronda de San Francisco.
«Estamos abandonando la Ribera y nos ha dado de comer muchos años. Quiero que mis nietos sepan cómo se planta una lechuga o un tomate», sugiere Julio Rebollo. Eso sí, no ve mucho futuro para que una cuarta generación de su familia pueda seguir sus pasos o los de sus padres y abuelos: «No, no ya me gustaría, pero es que no van a poder», concluye. «La vida ha cambiado mucho. La gente quiere días de fiestas, quiere pagas extraordinarias, quiere vacaciones y en la huerta todo eso se acaba, tienes que estar ahí sábados y domingos y ni horario ni nada, nada más que trabajar», se despide.
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