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El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Cáceres, ha comprobado que la muerte del indigente Manuel, cuyo cadáver fue encontrado en ... un solar frente a la rotonda de Renfe de Cáceres, se ha debido a causas naturales. Es lo que se desprende de la autopsia que ha realizado el Instituto de Medicina Legal de Cáceres.
El resultado de la autopsia confirma la investigación de la Policía Nacional que comprobó que no había signos de violencia, en el lugar en el que fue encontrado el cuerpo sin vida de Manuel, un indigente de 63 años, natural de la provincia de Badajoz, que llevaba unos 10 años en un solar de la avenida de la Hispanidad, en las traseras de la gasolinera de la rotonda de Renfe.
El pasado viernes por la mañana alguien acostumbrado a ver a Manuel todos los días, avisó a la Policía Nacional de que llevaba tiempo sin saber de él, cuando los agentes acudieron al solar en la que estaba su tienda de campaña, vieron al indigente muerto comprobando que no había indicios de violencia.
Manuel llevaba mucho tiempo viviendo en la calle. Antes de vivir en Cáceres lo había hecho en Mérida y Don Benito. En el solar de la avenida de la Hispanidad llevaba casi una década y no originaba problemas, pasando desapercibido en el lugar escondido en el que vivía, lejos de la mirada de la gente. Él vivía solo, no queriendo ir a un albergue o a un piso tutelado como le había ofrecido el Instituto Municipal de Asuntos Sociales del Ayuntamiento de Cáceres. Tenía problemas con el alcohol y no aguantaba la disciplina.
Sí aceptaba de los trabajadores sociales la ayuda con ropa y gestión para conseguir algo de dinero de una ayuda de la Junta de Extremadura, pero no quería que le controlaran en una vivienda.
La muerte de Manuel ha recordado el fallecimiento de otros indigentes en Cáceres, como el del alemán Jorg L. que el 2 de abril de 1997 fue encontrado muerto en los jardines de la iglesia de Fátima. Murió como consecuencia de un aneurisma con 35 años. Llevaba varias semanas pidiendo limosna en Cáceres.
El 30 de diciembre de 1991 se murió de frío, en los bajos del edificio de La Chicuela, el argentino de 29 años Mauricio E. S. que pedía limosna en la calle Pintores tocando la flauta.
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