José Calvo Poyato. Cedida

José Calvo: «La inquisición existió en más países que en España, pero no hablan de ella»

El historiador y escritor presenta el próximo miércoles, en Cáceres, su novela 'El año de la República', una interesante obra sobre la Primera República

Sergio Lorenzo

Cáceres

Domingo, 27 de noviembre 2022, 07:55

José Calvo Poyato (Cabra, Córdoba, 1951) es uno de los mejores escritores españoles de novela histórica. Con más de 40 obras publicadas, el próximo miércoles 30 de noviembre presentará en Cáceres, en el Aula de Cultura HOY, en el Chalé de los Málaga de Cajalmendralejo, ... su último libro: 'El año de la República'.

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Militante del Partido Andalucista, José Calvo fue diputado del Parlamento de Andalucía, y su hermana pequeña Carmen Calvo, a la que lleva seis años, fue con Pedro Sánchez vicepresidenta primera del Gobierno de España; pero él no quiere hablar de política, prefiere hablar de historia y de literatura.

–Con 56 años dejó la política activa y se dedicó con ganas a escribir. ¿Fue lo mejor que hizo en su vida?

–Yo escribía con ganas mucho antes. Publiqué mi primer libro cuando tenía 28 años y, desde luego, abandonar la política no fue la mejor decisión de mi vida. He tomado decisiones más importantes. Fue la que consideré adecuada en aquel momento y, pasadas casi dos décadas, no me arrepiento.

–En un verano leyó todos los Episodios Nacionales de Galdós. ¿Cómo fue ese verano? ¿Qué edad tenía?

–Fue un verano de lecturas. Leerse los 46 Episodios Nacionales supuso dedicarle mucho, muchísimo tiempo. Había días en que me leía un episodio completo y empezaba otro. Fue algo apasionante que me permitió aprender, de una forma amena, gran parte de la historia de nuestro siglo XIX… Aquel año acababa de terminar preuniversitario. Entonces los jóvenes leíamos mucho más que los de ahora. Ciertamente, las circunstancias eran muy diferentes a las de hoy.

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–Leyó con entusiasmo a Galdós y ahora le comparan con él...

–Quien me ha comparado con Galdós, señalando que yo lo soy en el siglo XXI, es un amigo que se llama Santiago Posteguillo. Es conocido que el afecto de los amigos llega, a veces, a exageraciones desmedidas. Para mí supone todo un honor y, desde luego, inmerecido. Don Benito es, en mi opinión, el mejor de nuestros novelistas del siglo XIX y uno de los mejores de entre los que han escrito en nuestra lengua. A lo más que llego es a que mis novelas tengan algo de galdosianas en los ambientes que recrean, como las tertulias de los cafés de la época o los perfiles de tenderos, serenos, porteras…

–¿Qué personaje histórico extremeño le parece más llamativo?

–Extremadura es tierra de grandes personajes de nuestra historia. Una parte importante no se entendería sin ellos, y no me refiero solo a los grandes exploradores o conquistadores como Orellana, Cortés o Pizarro, sino a quienes nos dieron lustre en otros ámbitos, como la literatura, el arte o la cultura. Estoy refiriéndome a personajes como Benito Arias Montano, Francisco de Zurbarán o José de Espronceda. Me resulta particularmente atractivo Hernando de Bustamante, el cirujano-barbero que participó en la expedición que, con Elcano, acabaría danto la vuelta al mundo. Por eso le dedique su sitio en mi novela 'La ruta infinita'.

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–Por lo general, ¿los españoles somos ignorantes de nuestra historia?

–Hay muchos españoles interesados por su historia. También quienes, sin conocerla, abominan de ella. La Leyenda Negra que pesa sobre nuestro pasado es, en buena medida, alimentada por españoles que asumen como verdades las maldades que desde el exterior nos asignan. Es bueno saber que mientras los británicos consideraban que quienes, en sus colonias, querían ir a la universidad, debían hacerlo estudiando en Cambridge o en Oxford, España fundó más de veinte universidades en América. La inquisición existió en más países que en España, pero no hablan de ella. Los franceses nunca se refieren a la inquisición en su país. Tampoco los ingleses hablan de las terribles persecuciones a que fueron sometidos los católicos.

–¿Por qué ha escrito un libro sobre la Primera República?

–Porque hay episodios de nuestro pasado que tienen una novela. La Primera República por la inestabilidad, el movimiento cantonal, episodios vividos en Cartagena que son casi inverosímiles, tiene rasgos novelescos. Porque en menos de once meses se sucedieron cuatro presidentes de gobierno: Figueras, Pi y Margall, Salmerón y Castelar. Porque hubo intentos de golpe de Estado y el de Pavía, acabó con la República. Porque un presidente se marchó a París sin despedirse, nunca mejor dicho que lo hizo a la francesa. O porque otro, por coherencia política, dimitió por no firmar unas penas de muerte.

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–¿Cómo definiría a Amadeo de Saboya? ¿Fue un pobre hombre?

–Fue un monarca con el que Prim trataba de instaurar una nueva dinastía en España. El asesinato de Prim lo privó de su principal apoyo y convirtió los dos años que estuvo en el trono en un verdadero calvario. Nunca gozó de la simpatía de los españoles. Los madrileños solo le aplaudieron en una ocasión, cuando visitó la calle Mayor, lugar donde la víspera sufrió un atentado. En absoluto considero que fuera un pobre hombre. Quiso ejercer su cargo, cumpliendo escrupulosamente la Constitución, pero se lo pusieron difícil, muy difícil.

–¿Qué personaje de esa época le ha parecido más curioso?

–En aquel tiempo hubo importantes personalidades en la política, el arte, la literatura… Galdós y Valera en la tertulia madrileña del café Suizo comentan curiosidades como la forma en que el fabricante de chocolate Matías López consiguió promocionar su producto hasta convertirlo en una importante industria. Muy curioso resulta el cantonalista cartagenero que se abrió las venas para con su sangre teñir de rojo la bandera cantonal. También que el presidente Figueras dijera aquello de: «estoy hasta los cojones de todos nosotros», saliera de un consejo de ministros y se marchara a París, sin decir adiós.

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–¿La Segunda fue mejor que la Primera República?

–No se puede comparar un tiempo con otro. En historia eso es muy peligroso. Las circunstancias y las situaciones no son comparables. La Segunda República, como la primera fue un ensayo fallido de instaurar una forma de gobierno diferente a la monarquía. Ambas acabaron con sendos golpes de Estado. Los enfrentamientos entre los republicanos, o las tensiones que generaron, por diferentes causas, influyeron mucho en su fracaso.

–Si es cierto, como dicen algunos, que la historia es cíclica... ¿vendrá la Tercera República?

–Las teorías cíclicas de la historia están hoy desacreditadas. Tuvieron cierto auge en la primera mitad del pasado siglo, pero hoy no se sostienen. Por otro lado, la historia trata de conocer el pasado para poder explicarnos algunas realidades del presente; pero no permite hacer previsiones de futuro. Eso solo serían imaginaciones sin mayor fundamento.

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–¿Cuál será su próximo libro?

–Estoy empezando a documentarme sobre algunos aspectos de nuestro siglo XVI, que tiene momentos verdaderamente apasionantes y que, desde luego, tienen una novela. Hasta ahí puedo llegar.

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