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Pobre de aquel que con más de 45 años no sienta cerca o no vea a sus muertos; de ser así, algo malo ha hecho: ... o no ha sabido querer o no le han querido bien. Yo tengo la suerte de sentirlos, y a alguno lo veo casi todos los días, como al viejo periodista Sanjosé, al que encuentro la mayoría de las madrugadas en mi biblioteca, que en buena parte es suya. Es lo que tiene heredar libros... que a veces te vienen con muerto.
La madrugada del 12 de agosto alumbraba la Luna llena en la calle. Él se bamboleaba lentamente en la mecedora leyendo el libro de Manuel Cañada 'Otra Extremadura'; y yo tomaba un café y subrayaba cosas de Extremadura en 'Crónica de la Guerra Civil Española' de Plaza & Janes. Disfrutaba con un artículo de Antonio Padilla sobre la actitud de los hermanos portugueses ante la contienda española, cuando di con un párrafo que me llamó la atención.
–Oye –le dije al difunto–. Estoy leyendo aquí que en junio de 1935 el jefe del Gobierno español, Alejandro Lerroux, defendió los derechos de Portugal sobre sus colonias, y pone textualmente: «lo hizo desde su veraneo extremeño en Baños de Montemayor». ¡Esto sí que es curioso! ¿Sabías tú eso?
–¡Anda, hombre! No es que veraneara... –dijo levantándose y acercando su cara a la mía–. ¡Es que era el arrendatario del balneario de Baños de Montemayor!
–No me digas... ¿De verdad?
–Sí, sí. Hay un libro de Pablo Vela Jiménez, titulado 'Historia del Balneario de Baños de Montemayor' que cuenta la forma en la que el que fue tres veces jefe del Gobierno en la II República, entre 1933 y 1935, se hizo con el arriendo del balneario, que ya sabes que pertenece a los vecinos.
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–¿En qué año fue?
–El político cordobés no era tonto, se hizo con el negocio en 1920, cuando el de Baños era uno de los balnearios más famoso de España. Votaron 314 vecinos, y 296 dieron el visto bueno para arrendarlo al diputado Lerroux por 75 años.
–¿Y todo fue bien? –pregunté.
–¡Qué va! A los pocos meses el pueblo ya quería quitarle la concesión, al asegurar que no pagaba lo estipulado. Los vecinos de Baños se gastaron mucho dinero en abogados, en pleitos que perdieron. En los años 30 estuvieron a punto de echarle, pero al final se retiró la demanda de desahucio. También hubo cosas raras...
–¿Cuáles?
–Al principio puso de gerente del balneario a su secretario José Robles, que dedicó un salón para jugar a la ruleta y otro a juegos de cartas con apuestas. El alcalde denunció al Gobernador que se estaba jugando 'a los prohibidos'. En su libro 'Mis memorias', cuenta Lerroux que Robles riñó en Baños con todo el mundo y que desapareció con el dinero. Luego Robles le mandó una carta justificando el desfalco. Lerroux dice... espera que recuerde –miró al techo y buscó en su mente hasta dar con lo que quería–, sí, esto es lo que escribió: «le contesté en una tarjeta postal 'vete a la mierda' con todas sus letras. No volví a verle hasta que siendo yo ministro de Estado se me presentó a suplicarme casi de rodillas que le socorriese para medicinarse con insulina, porque se estaba muriendo diabético. Y se murió».
–Vaya tío el Lerroux.
–En su autobiografía también cuenta cómo consiguió su título de abogado. Ríete de los jaleos del expresidente del PP Pablo Casado, que aprobó 12 materias de las 25 de Derecho y logró el título en cuatro meses. Él escribe en 'Mis memorias' –volvió a mirar al techo rebuscando en su cabeza–: «Yo era diputado a Cortes, jefe de un partido, propietario de periódicos, orador ya proclamado y reconocido, pero carecía de lo que tienen tantos tontos: un título académico». Era el año 1923, tenía 58 años. Analizó las universidades para ver cual tenía los profesores más propicios, y se fue a Canarias, a la Universidad de La Laguna. Allí se examinó de las 19 asignaturas que entonces tenía Derecho, y se volvió a la Península con el título, logrando 9 matrículas de honor... ¡Todas en un solo día!
– ¡Vaya cara!
–No lo sabes tú bien. En 1906 escribió un artículo increíble, una burrada, pidiendo a los jóvenes que arrasaran con todo. ¿Cómo decía?... –volvió a mirar hacia arriba– Ah. Ya está. Atento que es una pasada: «Entrad a saco en la civilización decadente y miserable de este país sin ventura, destruid sus templos, acabad con sus dioses, alzad el velo de las novicias y elevadlas a la categoría de madres para civilizar la especie, penetrad en los registros de la propiedad y haced hogueras con sus papeles para que el fuego purifique la infame organización social».
–Mira el que debió de hacerse rico con el balneario...
–En Baños de Montemayor le hicieron dos sonados homenajes. Uno en junio de 1934 al que asistieron más de 650 personas, y otro el 25 de agosto de 1935 con más de 2.000 comensales. Pasaba parte del año en Baños y otra parte en su finca segoviana de San Rafael.
–¿Cómo acabó?
–Él cambio mucho a lo largo de su vida. Al principio era de extrema izquierda y anticlerical, luego se hizo de centro y después pactó con la derecha para seguir en el poder. Con la Guerra Civil huyó a Portugal, pero volvió a España en 1947 tras enviar un mensaje de adhesión a Francisco Franco. Murió en 1949, con 85 años, según se asegura después de regresar al seno de la Iglesia Católica que quiso destruir. Todo un chaquetero con mucha labia.
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