«Yo lo que pido es que me ayuden, el Ayuntamiento de Cáceres o la Junta, pero no me dan una solución y ya llevo mucho tiempo esperando. Llevo ocho años sin agua corriente. Solo quiero que me traten igual que a otros que vienen a Cáceres y les pagan agua, luz y comida. Yo soy de aquí y no me ayudan», afirma José Manuel Casares Miralles, un hombre muy conocido en Cáceres porque desde hace 28 años colabora de voluntario en la Cruz Roja, también es voluntario en la asociación ARA y en el Cáceres de baloncesto.
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José Manuel tiene una discapacidad del 65% y cobra poco más de 400 euros de una pensión. Vive en una vieja casa de una planta, en la calle San Roque, mirando a la Ribera del Marco. Un edificio con dos habitaciones, un cuarto de baño, un salón pequeño y un trozo de campo.
En esa casa vivía con su madre hasta que falleció. «Se murió ella, y luego una hermana. Dijeron que yo no podía estar aquí y me mandaron a una residencia, pero yo no podía vivir allí. Estaba fuera de Cáceres y me pusieron con ancianos. Yo tengo 59 años y quiero seguir trabajando de voluntario».
Cuando volvió a la casa familiar, resulta que el agua estaba cortada porque otra persona que había vivido en ella había dejado una deuda de más de mil euros. «Y ahora –afirma– ¿cómo voy a pagar el enganche y todo lo que se debe con la pensión de 400 euros? que no tengo ni para pipas». Ha hablado con gente del Ayuntamiento, de la Junta, todo son buenas palabras pero sigue sin agua corriente.
«Todos los días tengo que ir a por agua a una fuente que hay aquí en la Ribera del Marco; para los garbanzos y eso, cojo el agua de Fuente Fría. En casa tengo por lo menos 140 botellas llenas de agua», asegura este cacereño que también se queja de lo sucia que está la Ribera del Marco. Afirma que cuando llueve hay veces que el agua llega cerca de su casa, «todo está muy sucio, sin cuidar, con mucha maleza. Un día cogimos al lado de casa una culebra que era bastante grande y por aquí pasan ratas enormes».
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José Manuel Casares ve una posible solución a su problema, si la administración se queda con la casa, de la que él es uno de los tres propietarios. «Dicen que van a expropiar todo esto –afirma señalando la zona donde está su casa– . Yo lo que quiero es que el Ayuntamiento se quede con mi parte de la casa y me dé un sitio donde estar, un lugar decente en el que pueda vivir sin problemas, aquí en Cáceres, en donde pueda seguir de voluntario. No quiero que me lleven a un sitio en donde están ancianos que necesitan ayuda. Yo estoy bien y puedo seguir colaborando, ayudando a la gente».
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