La falta de efectivos y la precariedad laboral ponen en pie de guerra a la Policía Local. Pero esta vez no son los agentes que ... realizan labores en la calle o a nivel administrativo, sino el cuadro de mandos. Habían denunciado que se sienten desbordados y advirtieron ya en marzo que estaban al límite. El 36 por ciento de efectivos, fuera de servicio. Son 11 profesionales, pero no se incluyen en esas cifras liberados sindicales ni quienes están en segunda actividad. De esta forma, Cáceres encara sus semanas más cargadas del calendario, con la subida de la Virgen al Santuario de la Montaña, este domingo; el festival Womad, que reunirá de nuevo a miles de personas en el entorno de la Plaza Mayor, y las ferias de San Fernando con los mandos bajo mínimos.
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Siguen a la espera de soluciones después de una reunión que mantuvieron con el alcalde, Luis Salaya, el pasado 19 de abril y en la que también estuvieron la concejala de Seguridad, María José Pulido, y el responsable de Recursos Humanos, Andrés Licerán. De los 11 efectivos, con el inspector jefe, Benedicto Cacho, al frente, en los últimos días solo seguían disponibles siete. En total, cinco oficiales (dos de baja), un subinspector y un inspector. Uno de los subinspectores se encuentra disfrutando de su permiso de paternidad.
11 mandos
hay en la plantilla, sin incluir vacantes, liberados, ni segunda actividad. La jefatura la asume un inspector (el otro está liberado) y si descansa le sustituye un subinspector. En estos momentos hay cuatro bajas. Solo están siete mandos disponibles, libranzas aparte
El pasado enero tomaron posesión de sus plazas tres subinspectores, lo que venía a resolver en parte los problemas creados por las limitaciones de la plantilla. Un inspector tiene una liberación sindical y hay otros tres subinspectores en situación de segunda actividad, es decir, no realizan funciones de la operativa diaria que afectan a la organización. La plaza de intendente está vacante. En estas circunstancias, la jefatura la ejerce el inspector, pero cuando este tiene descanso o ha sufrido alguna baja por enfermedad, como ha ocurrido recientemente, su función deben realizarla los que están en el escalafón inmediatamente inferior.
Tienen que asumir funciones y responsabilidades que no les corresponden de forma directa y además no les están reconocidas económicamente, según denuncian.
La situación que viven, le trasladaron al alcalde, es peor incluso que la que tuvieron que afrontar en la pandemia. En esa reunión estuvieron 10 efectivos, con seis oficiales y tres subinspectores, incluido el que ahora ha planteado su salida por las presiones a las que se ve sometido en materia laboral, señalan en la plantilla. «La cuestión es que un mando debe encargarse de toda la coordinación de eventos, y aquí los hay cada fin de semana. No es lo mismo que sea una cosa puntual que tener que ocuparse de esa coordinación y esa responsabilidad, con continuas llamadas a todas horas de los políticos, y sin que ello forme parte de tu cometido ni esté remunerado como corresponde», señala uno de los mandos que prefiere reservar su identidad. Esa situación hace que conciliar la vida laboral y personal para ellos sea casi imposible y más en estas fechas.
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En febrero de 2020 ya se les prometió una solución, pero siguen igual. En un escrito que difundieron el 16 de abril indicaron que deben asumir funciones por resolución de alcaldía que no son suyas. El subinspector llega a hacer de intendente y el propio inspector jefe realiza esa labor de intendencia habitualmente. La plaza está vacante desde 2012.
Ya han advertido de que se verán obligados a trabajar únicamente el día que les corresponda y dejarán de tener en cuenta si en algún turno hay o no un responsable con categoría de mando para responsabilizarse del servicio. La baja por enfermedad de Benedicto Cacho ya llevó a que le sustituyera un subinspector. Esa situación creó tal estrés a su relevo que ha hecho plantearse su salida menos de cuatro meses después de incorporarse, según fuentes de la plantilla.
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Entre las peticiones que han trasladado al Ayuntamiento están el nombramiento para funciones de superior categoría a los subinspectores y oficiales. En realidad son funciones que ya hacen, pero por las que no perciben la remuneración correspondiente. La falta de efectivos, sostienen, lleva a que los oficiales se ocupen de la coordinación y el seguimiento de los servicios y los subinspectores se encarguen del diseño y la organización, algo que sería de una responsabilidad superior. La petición de los complementos de destino y específicos está sobre la mesa. Se da otra situación adicional con las llamadas guardias localizadas. «Estamos disponibles las 24 horas del día y eso no se reconoce. Llega a ser agotador», incide un afectado, que alude a llamadas de los concejales a cualquier hora del día o de la noche y sobre temas que en muchos casos no son de urgencia.
Plantean, asimismo, un catálogo profesional en el que se describan las funciones que deben hacer de forma específica según su categoría. «Las condiciones laborales son pésimas para los mandos, con serios problemas de organización y para conciliar», insisten. Se quejan además del escaso apoyo sindical con el que cuentan, ya que las centrales, afirman, se han centrado en mejoras del cuadrante para la plantilla y se han olvidado de ellos. En Cáceres hay unos 144 agentes aunque 108 son los que están en la calle. «El déficit de mandos es aún más importante que el de agentes», defienden.
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