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Marta Lorenzo
Cáceres
Sábado, 31 de agosto 2024, 08:13
Los vecinos de la barriada del Perú de la capital cacereña han acogido y bautizado a una nueva mascota: el gallo Manolo. Este curioso animal apareció por la zona hace unos meses y antes tenía un fiel acompañante que, según cuentan algunos residentes del barrio ... acabó muriendo víctima un perro de caza suelto.
No se sabe con certeza el origen de la llegada de ambos gallos a la barriada del Perú, donde tomaron como hábitat la zona verde situada junto al edificio de Telefónica. Algunas personas creen que alguien los regaló cuando aún eran pollitos y el propietario acabó abandonándolos cuando se hicieron demasiado grandes, pero esto es solo una teoría de los vecinos.
La zona verde tiene altos arbustos, inaccesibles desde fuera, dónde se esconde el animal. Según relatan los vecinos, es muy desconfiado y a la mínima sale corriendo cuando se acercan un poco, pero se ha acostumbrado a estar con los gatos que también pululan por la zona. Sin embargo, se ha hecho amigo de una vecina, que se encarga de alimentarlo junto a estos felinos que viven por allí.
Como a todos los gallos, los primeros rayos de sol lo despiertan y no duda en dar los buenos días al vecindario. Sus cantos mañaneros han llamado la atención de algunas personas del barrio, que se han quejado de que molesta a primera hora de la mañana, pero según Patricia Llanos, una de las vecinas de la zona, la mayoría no tienen problema con ello. «Lleva ya muchos meses con nosotros, aún hacía frío cuando llegó», cuenta Llanos.
Otra de las vecinas del barrio, Sonia Lorenzo, estudia en Cáceres y vive con su abuela en ese barrio durante el curso escolar. La primera vez que vio al ave se sorprendió, aunque sus cantos a primera hora no le supusieron un problema porque, explica, al ser de un pueblo de la provincia y vivir frente a huertos, está más que acostumbrada a que los gallos anuncien la llegada de un nuevo día.
Define a la mujer que lo echa de comer como entrañable. «Cuando iba a la academia la saludaba e intentaba no ir por su lado para no espantar a los gatos cuando los alimentaba», cuenta. Aunque hay personas que se han quejado de que cuide a estos animales callejeros.
Manolo se ha hecho al barrio como si fuera un vecino más. Algunos residentes tienen vídeos de él corriendo junto a los gatos y perros, acercándose a estos animales que para él no suponen una amenaza a pesar del triste final de su antiguo compañero.
Llanos dice que quienes se quejan amenazan con acabar con la vida del gallo, pero los vecinos no están de acuerdo con esto. «Que llamen a la protectora o a quien sea para que se haga cargo, pero que no le hagan daño al pobre animal, no les ha hecho nada», manifiesta.
«Animales de estas características no deberían estar en la calle», apunta Laura Varaldi, gerente del Refugio de Animales de San Jorge. En más de una ocasión han intentado ir a por él para gestionar su adopción, que es lo único que podrían hacer desde allí ya que no cuentan con un ala específica para los animales de granja. Sin embargo, Varaldi nunca a llegado a verlo, aunque tampoco se deja coger por nadie tal y como han dicho los vecinos. Solo se acerca a la mujer que lo alimenta, pero si intenta tocarlo se aleja. Esa desconfianza hace imposible que puedan capturarlo con facilidad.
«Como punto positivo, es bonito que esté bien y que lo alimenten, porque si está viviendo por allí quiere decir que la gente lo está respetando, pero no debería estar suelto porque puede correr peligro», declara la gerente del refugio.
Aún así afirma que si pueden hacer algo desde el refugio para ayudarlo, se hará. Mientras tanto, Manolo, que se ha ganado el cariño de los vecinos del Perú, seguirá campando a sus anchas.
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