Manuel Montero Arias, de 95 años, fotografiado esta semana en la sede del Colegio Oficial de Médicos de Cáceres. JORGE REY

Manuel Montero, anestesista de 95 años: «Fui el primer médico que pisó la Residencia de Cáceres»

Es uno de los integrantes más veteranos del Colegio de Médicos de Cáceres, que conmemora durante este 2025 su 125 aniversario

Domingo, 23 de febrero 2025, 08:23

Manuel Montero Arias (San Vicente de Alcántara, Badajoz, 1929) es uno de los tres integrantes más veteranos del Colegio de Médicos de Cáceres. ... A punto de cumplir 96 años, fue el primer anestesista que tuvo la Residencia Sanitaria –ahora Hospital San Pedro de Alcántara–, donde ejerció su labor durante cuatro décadas.

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Pasa todas las mañanas por la sede colegial, situada en la avenida Virgen de Guadalupe, donde se encuentra con viejos compañeros de profesión con los que comparte charla y café. Ha tenido cinco hijos. Uno de ellos, el mayor, falleció de manera súbita en el último año de universidad a los 22 años. Estudiaba Medicina.

También optaron por esta carrera, y seguir así sus pasos, Jesús y José María. Ambos trabajan como médicos forenses. José María es además el director del Instituto de Medicina Legal de Cáceres. Sus otros dos hijos hicieron Derecho. Francisco Javier es en la actualidad el fiscal superior de Extremadura y Carlos Alberto es el decano del Colegio de Abogados de Cáceres.

Abuelo de seis nietos, es un apasionado de la caza menor –en especial de perdigones–, aunque ya no la practica. Le gusta la música melódica y la pintura, afición a la que se entregó cuando se jubiló.

Manuel, colegiado en 1957, llegó a Cáceres siendo un veinteañero. Hasta entonces, su vida había transcurrido en Madrid, donde trabajaba su padre, de origen extremeño, como radiotelegrafista. Su madre, madrileña, era ama de casa. Estudió en la Universidad Complutense. «Entonces solo teníamos una compañera de clase. El resto éramos todos chicos. Ahora, sin embargo, hay más hembras que varones», comenta.

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Imagen de sus inicios en Cáceres, en la década de los 50. CEDIDA

«A mí me gustaba ser médico y mis padres me aconsejaron que lo hiciera. Mi otro hermano también hizo Medicina», detalla sobre su elección. «En aquellos tiempos era una carrera que estaba muy bien», puntualiza recién operado de cataratas.

Hizo la especialidad en el Hospital Provincial de Madrid, «el único hospital que existía en aquella época». Este centro es en la actualidad el Museo Reina Sofía, situado a dos pasos de la estación de Atocha. «El hospital dependía de la Diputación de Madrid, que convocaba plazas para médicos internos y para alumnos internos. Hice las oposiciones de alumno interno cuando estudiaba cuarto curso. Entré en el servicio de cirugía, urgencias y traumatología», relata.

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«Allí se recibían todas las urgencias de Madrid. Siempre había un equipo de guardia, que se componía de un cirujano jefe, un médico ayudante, un practicante y un anestesista. En aquellos tiempos se iniciaba esta especialidad. Yo formaba parte de este equipo como alumno interno. Y, cuando terminé la carrera, me nombraron médico interno. El último que llegaba, el más joven, no operaba. Le daban el cloroformo y la mascarilla y se ocupaba de las anestesias. Antes, incluso, no anestesiaban ni los alumnos ni los médicos internos. Se ocupaban las monjas o los practicantes. Yo empecé durmiendo a los enfermos. Ahí se inició todo».

Su llegada a Cáceres

Pero la estancia en el Hospital Provincial de Madrid era algo temporal. Fue entonces cuando el Seguro Obligatorio de Enfermedad (SOE), el primer régimen de protección que se implantó en España, empezó a construir los grandes hospitales que hoy conocemos, denominados residencias sanitarias.

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«Para dotar a estos hospitales se convocaron plazas de médicos internos de guardia según se iban construyendo. Yo me apunté. Se convocaron plazas para toda España. Hice las oposiciones y las saqué con el número 4. Por aquella época me eché novia y era extremeña. Podía haberme ido a La Paz, a La Coruña, a Sevilla... Pero me vine a Cáceres porque ella era de un pueblo de Cáceres. Y aquí, además, estaba cerca de San Vicente de Alcántara, que era donde iban a vivir mi madre y mi padre cuando él se jubilara. Me afinqué en Cáceres y en Cáceres me quedé», expresa.

Cuando llegó, en la década de los 50, la residencia cacereña estaba sin dotar. Me dijeron que tenía que esperar. «A mí no me importó. Mientras tanto, me casé», ilustra. Por entonces, recuerda, el jefe de Sanidad en Cáceres era Ernesto Juárez. Aprovechó además este paréntesis para ejercer como médico rural en Logrosán –el pueblo de su mujer– durante unos meses y hacer unas sustituciones.

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«Cuando me nombraron jefe del equipo de Anestesia solo estábamos dos; el equipo, naturalmente, fue aumentando después»

«Ha sido un fallo no haber hecho el hospital nuevo completo. Ahora tenemos dos hospitales que doblan los servicios, no es operativo»

El actual San Pedro de Alcántara se inauguró en junio de 1956. «Fui el primer médico que pisó la Residencia. Me nombraron jefe del equipo de Anestesia. Ese equipo estaba formado por dos: yo y otro, Lorenzo Rosado, que ejercía como médico ayudante. No había más. El equipo, naturalmente, fue aumentando después».

Su vida laboral ha transcurrido en los quirófanos. «Muchas veces he pensado en el número de horas que he pasado dentro de ellos», apunta. A su trabajo en el San Pedro de Alcántara se sumaba la labor que desempeñaba por las tardes en clínicas privadas.

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Entre los profesionales que ha conocido a lo largo de su carrera se encuentra el cirujano Pedro Rodríguez de Ledesma, que da nombre a una calle de la ciudad. «Llegué a Cáceres siendo muy joven. Los cirujanos me aceptaron muy bien. Cuando tomé posesión, me dijeron que don Pedro estaba de viaje de novios. Se casó a los 60 años con una jovencita», cuenta a modo de anécdota.

Con la perspectiva que aporta el paso del tiempo, señala que la sanidad en Cáceres, como en otros tantos sitios, ha evolucionado mucho. «Ha cambiado todo. Antes se hacía una medicina más empírica. Ha habido grandes hallazgos. Gracias a las vacunas, por ejemplo, se han erradicado muchas de las enfermedades que llenaban los hospitales».

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Sobre el Universitario

En 2019, 63 años después de la inauguración de la Residencia, abrió sus puertas en El Cuartillo la primera fase del Hospital Universitario de Cáceres. «Cuando yo me jubilé ya se estaba hablando de hacer un hospital nuevo. Allá por el año 2000. Tardó en hacerse y no se ha hecho completo. Se ha hecho una fase y se han llevado exclusivamente los equipos quirúrgicos, que son los que están allí. Pero la maternidad no se ha podido llevar. Ahora tenemos dos hospitales que doblan los servicios. No es operativo. Ha sido un fallo no haber hecho el hospital completo. Ahora están hablando de la segunda fase pero, ¿cuándo la harán?», se pregunta.

El Colegio Oficial de Médicos de Cáceres está inmerso durante este 2025 en la celebración de su 125 aniversario con diferentes actos. El más inmediato será el próximo miércoles, día 26, y consistirá en un encuentro de corales en el salón de actos de la institución.

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Manuel concluye la entrevista con tres consejos para acariciar el siglo de vida en plenas facultades, como es su caso. «Primero, higiene corporal en todos los aspectos. Segundo, mantener una actividad física. Nada de aislarse y abandonarse. Y, por último, mantener una alimentación correcta y equilibrada. Con esta base se puede conseguir bastante, siempre que además no caiga uno en el error de abusar de algún tóxico como el alcohol o el tabaco. Si prescindimos de estas cosas y hacemos todo lo demás creo que se puede vivir bastante. Y siempre que los genes te acompañen», zanja. Palabra de médico veterano.

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