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Después de más de 9.000 kilómetros que arrancaron con el inicio de ruta el pasado 10 de junio en Guadalupe, María Guardiola (Cáceres, 1978) eligió Cáceres, 'su' Cáceres, donde nació y creció, «en el número 32 de Antonio Hurtado», para protagonizar su cierre de campaña. Se ha pasado las últimas semanas de punta a punta, de una provincia a otra, sin dejar atrás ni una sola comarca, presumen quienes la acompañan.
El esfuerzo lo ha dedicado a darse a conocer. Porque a pesar de su presencia mediática como concejala de Economía durante el mandato del PP de 2015 a 2019, a Guardiola fuera de Cáceres se la conoce poco. Mucho más conocida será a partir del sábado cuando sea proclamada, posiblemente por una mayoría abrumadora, sucesora de José Antonio Monago, al que no mencionaba de salida en su discurso, y que fue uno de los ausentes en el acto de este martes.
Era en el patio del hotel Extremadura y se llenó. De cacereños, pero también de afiliados de otras localidades que vinieron a arropar, con música de fondo de Caty Palma, puro cacereñismo, a esta mujer que apuesta por un reformismo integrador, que prefiere escuchar a imponer y que se postula para ser la primera presidenta de Extremadura. La igualdad real, vino a decir en un momento de su intervención: «Que la igualdad no sea un mero discurso o un eslogan».
Guardiola ha sudado la camiseta en algo más de un mes que ha sido intenso para ella. No necesitaba emplearse a fondo porque no tendrá rival en el Congreso Regional, pero este periplo viajero diario por los rincones de la región le ha servido también como entrenamiento de lo que viene, una campaña electoral en la que tendrá que batirse el cobre con un Guillermo Fernández Vara que le saca por pura experiencia varios cuerpos de ventaja en esas lides. Guardiola lo va a combatir con otras virtudes, consciente de que su recurso es enganchar a los más decepcionados con las políticas del PSOE. En Cáceres, anoche, la futura presidenta popular hizo un guiño a los suyos pero también a quienes no tienen el carné del PP.
Se presenta como la voz de quienes quieren «un cambio real» en la región. «Sea cual sea su color político», matizó. Aparece, o eso pretende, como una mujer de diálogo, que no viene a imponer, pero que a la vez tiene las ideas claras. Promete crítica dura «sin ofender a nadie». Lo confirma cuando se refiere, como hizo este martes en su final de campaña, a que Extremadura «encabeza la tasa de pobreza» o sigue siendo «la región más pobre» y a la vez la de «mayor carga fiscal». O cuando aludió a la «desfachatez» del (no) AVE o a las promesas incumplidas por el actual Gobierno.
«¿Por qué estamos donde estamos?», se cuestionó. Parecía una pregunta retórica y sin respuesta, pero acto seguido se dio la respuesta con otra pregunta, curiosamente. «¿Por qué hemos perdido 30.000 habitantes, 12.000 jóvenes desde que Vara gobierna?». Guardiola se creció en Cáceres junto a los suyos. Con Rafael Mateos, presidente local, la exalcaldesa Nevado o el presidente provincial, Laureano León. A los tres hizo alguna mención. Del primero, que abrió el acto, para vaticinar que hará de Cáceres «una ciudad de oportunidades». «Es amigo y buena persona», se sinceró.
También se acordó de su madre, de sus abuelos. Del piso de la avenida Antonio Hurtado (en la calle tenía antes su sede el PP). En él vivían nueve personas: abuelos, tíos, la madre, su hermano, la próxima presidenta popular y su perro, 'Lucero'.
«Recibí tanto que no tendré vida suficiente para agradecer y devolverlo», confesó. De aquella etapa, dijo, en la que aprendió el valor de la amistad, de la vecindad, de la familia, «que donde comen nueve, comen 15» pretende sacar parte de su ideario político. Y habló de recuperar el valor de la palabra dada en ese 'renovar para ganar', lema de su campaña.
Guardiola eligió Cáceres porque su cacereñismo admite pocas dudas. Como esa imagen que tiene como perfil en redes sociales en el banco más bonito de Cáceres, en el barrio de San Marquino. Fue una noche mucho más emotiva y concurrida que, por ejemplo, en su visita a Plasencia.
Jugaba en casa y estuvo arropada por los suyos. Entre aplausos y aplausos de sus fieles anuncia una «revolución fiscal» si gobierna a partir de mayo de 2023.
El cambio de papel ya lo tiene interiorizado. La palabra 'Cáceres' solo apareció seis veces, pero 'Extremadura' lo hizo casi el triple, 16. De la revolución habló en cuatro ocasiones y a Vara lo citó por partida doble, no demasiado, si se tiene en cuenta que el objetivo de esta mujer, campechana y formada y que rechaza ser considerada la 'Ayuso extremeña', es descabalgar de la Junta al presidente. Y nada menos que en plena mayoría absoluta.
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