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Ramón Jordán cuando en el año 2013 la entonces alcaldesa de Cáceres, Elena Nevado, le entregó el premio de la Asociación Torres de Cáceres. Hoy

Muere en Cáceres, a los 87 años, Ramón Jordán de Urríes, el vizconde de Roda

Era el propietario de la Casa Mudéjar, del Palacio Torre de Sande y del castillo de la Arguijuela de Abajo

Sergio Lorenzo

Cáceres

Sábado, 12 de noviembre 2022, 17:14

El viernes ha muerto en Cáceres Ramón Jordán de Urríes, vizconde de Roda, propietario de la Casa Mudéjar y del Palacio de la Torre de Sande, edificios ubicados en la Ciudad Monumental, y del Castillo de la Arguijuela de Abajo. Ha muerto a los 87 ... años.

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Licenciado en Derecho, cofundador del diario «El País», el vizconde se esforzó en mantener lo heredado dándole uso; por eso, por su labor de conservación del patrimonio, en el año 2013, recibió el primer premio de la Asociación Torres de Cáceres de manos de la entonces alcaldesa de la ciudad, Elena Nevado.

En el Palacio Torre de Sande potenció el Restaurante que dirigió el cocinero César Ráez y ahora regentan los propietarios del Hotel Atrio. En el año 1995 recuperó el castillo de la Arguijuela de Abajo, casi en ruinas, para convertirlo en un local de referencia dentro de la hostelería. El castillo no estaba habitado desde la Guerra de la Independencia, arregló la fortaleza por dentro y llevó al edificio el agua y la luz eléctrica.

«Era exuberante en su cultura»

El arquitecto Manuel Viola Nevado destaca de Ramón Jordán de Urríes, que era una persona, «inteligente, amable y exuberante en su cultura y presencia. Le he conocido en el ámbito de mi desempeño como arquitecto y he tenido la fortuna de disfrutar de su confianza. Inmediatamente, con su sentido del humor único, agudo y cariñoso, enriqueció la relación profesional con otra de amistad».

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El vizconde de Roda mantuvo como su vivienda predilecta el Palacio de la calle Condes, en la Ciudad Monumental de Cáceres. Manuel Viola destaca que no solo preservó el edificio del castillo de la Arguijuela de Abajo y su entorno, sino que lo enriqueció con muebles y pinturas. «Asumiendo los costes de forma propia -señala-, llevó a cabo la recuperación del jardín histórico romántico que es el único que ha quedado de los muchos que hubo en el Cáceres de los siglos XVIII y XIX y lo abrió al público. Es por ello que, aparte de otras cosas que nos ha dejado, creo que todos debemos de estarle agradecidos y reconocer su labor altruista, y el haber sabido preservar una parte importante del patrimonio histórico de Cáceres de la mejor manera posible».

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