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Adiós a José María Asenjo, el cacereño más polifacético. Aunque nació en Velilla del Río Carrión, Palencia, en 1944, su vínculo con Cáceres fue muy profundo. Tanto que desde que llegó a la ciudad en los años 70 para jugar en el Club Polideportivo Cacereño esa relación ya nunca se rompió. Era hijo único, pero cuando fallecieron sus padres tuvo claro que quería enterrarlos en Cáceres. Asenjo fue futbolista, entrenador, directivo, saxofonista (era su gran afición) y también concejal. Elena Nevado lo 'fichó' para el PP y su nombre apareció en el número cinco de la lista para las Elecciones Municipales de 2011. «Acepté ir porque le debo mucho a Cáceres», reconocería después el hombre que durante 14 años se ocupó del área social de lo que entonces era Caja Duero.
Su imagen con chaqueta y corbata, siempre elegante y sonriente, aparecía al fondo de un despacho en el que la puerta estaba abierta y todos los que que acudían a verle, asociaciones vecinales, colectivos sociales, culturales... era difícil que no encontrasen un 'sí' a las peticiones que le hacían llegar.
La historia de Asenjo había arrancado en un pequeñísimo pueblo palentino y se cierra en Cáceres, una ciudad a la que quiso y con la que disfrutó, vivió y sufrió. Como cuando fue jugador. Y es que el balón se impuso a los acordes, porque su vocación, solía repetir, era la música, con el saxofón a cuestas. También recordaba con cariño cuando tenía nueve años y tocaba por los pueblos con su padre.
Como futbolista tuvo una amplísima trayectoria. Pasó por equipos como la Unión Polideportiva Plasencia, Palencia, Béjar o Moscardó. También jugó en el filial del Real Madrid. En el centro del campo del Cacereño su figura predominaba en los 70. «El fútbol era mi pasión. Me ha permitido conocer a personas excelentes y hacer grandes amigos. La actual es otra época. Todo ha cambiado mucho. En mi época había muchas necesidades, problemas para cobrar, para salir adelante, hasta hambre se pasaba...», reconocía en una entrevista con HOY al jubilarse en el año 2009. Era cercano, próximo, afable y sobre todo muy humilde. «¿Entrevistas a mí? ¿Por qué?», se preguntaba.
Poca o ninguna importancia le daba a ser el hombre que decidía en el Cacereño, donde ejerció además como vicepresidente, o en la Obra Social de la extinta Caja Salamanca y Soria y Caja Duero después. O incluso cuando apareció como 'fichaje' estelar y sorprendente en la lista del Partido Popular. Todos pensaban que sería concejal de Deportes, por su trayectoria, pero sus responsabilidades estuvieron en el área de festejos, entre 2011 y 2015.
Política, deporte, música, banca... Asenjo pasó por múltiples ámbitos y la solidaridad también formó parte de su vida. Se embarcó en colaborar con Amigos del Pueblo Saharaui y tuvo acogidos niños refugiados en su casa. Las lágrimas aparecían por sus ojos al final del verano cuando los pequeños se despedían camino del desierto y dejaban Cáceres. Su asignatura pendiente fue embarcarse en un viaje a Tinduf.
En el recuerdo siempre estaba su mujer, Mari Carmen, fallecida en 2005 y de la que guardaba imágenes imborrables, repetía. Álvaro, Sandra y Carolina, sus tres hijos, eran el otro referente para él. Asenjo, el hombre que se hizo a sí mismo, el más cacereño sin haber nacido en Cáceres, el que aprendió mecanografía, peluquería... y acabó como ejecutivo de banca y concejal tras dominar el centro del campo del equipo de su vida, el CP Cacereño. Hablaba de Cáceres como esa «bendita tierra en la que he hecho tantos amigos» y en la que quería ser enterrado. El funeral se celebrará este miércoles a las 10.30 horas en la capilla del tanatorio San Pedro de Alcántara.
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