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Al morir Isabel, Fernando tenía 52 años, al año se casó. E. Rosales
Desde la moto de papel

¿Murió el Rey Católico en Extremadura por la viagra medieval?

Hace 506 años, el 23 de enero de 1516, murió en Madrigalejo el rey Fernando El Católico. Según una reciente investigación, falleció por problemas cardíacos

Sergio Lorenzo

Cáceres

Domingo, 30 de enero 2022, 08:13

Cuando Manuel Caridad se pone pesado, lo es hasta decir basta. Cogió en la biblioteca el libro 'Crónicas lugareñas. Madrigalejo' y ha estado durante días organizando una visita a esta localidad en la que murió el rey Fernando el Católico. No paró hasta que lo consiguió. Allí estábamos el pasado domingo, 23 de enero. A las once de la mañana frente a una casona, donde nos señaló una lápida que decía:

«Falleció el muy alto y poderoso Rey Don Fernando el V. de gloriosa memoria, aquí en esta cámara de Madrigalejo, en la casa de Nuestra Señora Santa María de Guadalupe, miércoles, día de San Ildefonso entre las tres y las cuatro de la mañana, que fueron XXIII días del mes de enero de MDXVI»

–Bueno igual algún burro de dos patas no sabe leer ya los números romanos –dijo Caridad–. Esto quiere decir que tal día como hoy, pero hace 506 años, el 23 de enero de 1516 aquí murió Fernando el Católico, y como muy bien dice la publicidad que hay por el pueblo: 'Murió un rey y nació España'.

El lugar se ha convertido en un centro de interpretación, que por 2 euros nos abrió los ojos sobre la importancia de lo que ocurrió en ese lugar hace poco más de cinco siglos.

El edificio en cuyas dependencias murió el famoso rey, es lo que queda de una gran casa de labranza que poseían los monjes de Guadalupe. Dentro del perímetro que ocupaba la mansión hoy existen más de 50 viviendas. Aquí estuvo aposentado el rey Felipe II, el rey de Portugal don Sebastián, y el propio Fernando el Católico dos veces antes de su muerte.

En 1516 el rey Fernando tenía 63 años y llevaba tres enfermo. Tenía dificultad para respirar y le gustaba dormir en el campo. Andaba de un lado para otro. Unos meses antes de su muerte, consultó con sus médicos dónde podía pasar mejor el invierno y le señalaron Plasencia, diciendo textualmente: «por estar situada en un escondido valle y al abrigo de los aires del norte». Con su séquito partió de Madrid y el 28 de noviembre de 1515 ya estaba en Plasencia. Pero, culo de mal asiento, a la semana se fue a Abadía, villa de su primo el duque de Alba para cazar ciervos. Volvió a Plasencia el 12 de diciembre, pero al día siguiente marchó a Galisteo, y no regresó a Plasencia hasta el día 17, para marcharse definitivamente el 28 de diciembre, decidido a ir a Granada; no sin antes peregrinar a Guadalupe, porque él, siempre que estaba por estas tierras, visitaba a la patrona de Extremadura, aprovechando para asistir a una asamblea de caballeros calatravos.

Imagen. Interior de la casa en la que murió el Rey, que es centro de interpretación.

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Imagen. Interior de la casa en la que murió el Rey, que es centro de interpretación. S.E.

Camino de Guadalupe pasó por Jaraicejo, y luego por Trujillo en donde, en su honor, se corriron toros el Día de Reyes. A Madrigalejo llegó sobre el 13 de enero y ya estaba muy mal. Se mando avisó a su esposa Germana de Foix, que llegó a a su lecho de muerte el 21 de enero. Antes de morir, el Rey hizo un testamento con el que nació España, ya que fijó que su nieto Carlos I sería quien estaría al frente de los reinos de Castilla y de Aragón, unidos.

Al terminar la visita al centro de interpretación dimos una vuelta por Madrigalejo, la localidad en la que vivió el director de cine Pedro Almodóvar, y en donde tiene familia. Vimos los grandes murales de 'Sojo', el caballo de metal de 'Machaco', y nos fuimos a comer al restaurante El Cazador, en donde lamentamos que no les quedara arroz con morcilla de Guadalupe. En la sobremesa, en la terraza, comenzó una curiosa conversación al preguntar el fotógrafo Guinea, de qué se había muerto Fernando el Católico.

–Vamos a ver –empezó Caridad– Se aseguraba que había muerto por una sobredosis de afrodisiacos; pero en el año 2020 se público una trabajo de la médico Villagrasa y el investigador Elipe, que aseguraba que de lo que se había muerto era de un fallo cardíaco. Pero lo cierto es que él era un gran consumidor de afrodisiacos, porque quería tener a toda costa un hijo que le sucediera en el reinado de Aragón.

–¿Por eso se casó otra vez cuando enviudó de la reina Isabel? –Pregunté.

–Sí. Él se quedó viudo con 52 y, al año, con 53, se casó con Germana de Foix que tenía 18. Tuvieron un hijo, pero se murió a las pocas horas. Por cierto, Lorenzo Rodríguez se permite una curiosa licencia al hablar de Germana, que era sobrina del rey francés Luis XII. Escuchad lo que dice –cogiendo el libro, que lo llevaba en una pequeña mochila, leyó– «Germana, mujer en edad florida, cojeaba, y tienen fama las cojitas de ser peligrosas en las lides amorosas, según el refrán: «quien no conoce coja, de Venus no goza».

–Vaya ocurrencia –dijo el difunto Sanjosé, que también estaba en la terraza de 'El Cazador'– No obstante, es cierto que de Germana se dijo que solo le interesaba el sexo y la comida.

–Cuéntales lo que hizo con su nietastro, el gran Carlos I. Cuéntales –le pidió Caridad.

–¿Qué hizo? –preguntamos.

–Pues que cuando apareció por España Carlos I, con 17 años, se lio con su abuelastra, que tenía 29. Tuvieron hasta una hija. Para acallar habladurías, Carlos I la casó con un hombre de su séquito, con Juan de Brandenburgo, que murió pronto; según se dijo por los excesos en la cama con Germana. Se casó una tercera vez, con el duque de Calabria, y se murió a los 48 años por los problemas de sobrepeso que tenía.

–Bueno... ¿Y qué afrodisiacos tomaba el rey Católico? Si puede saberse. –Pidió Guinea.

–Germana le hacía comer testículos de toro en celo y le daba cantárida, que es un escarabajo verde que una vez muerto, seco y reducido a polvo, se lo hacia beber en infusión. Eso era como el viagra.

–¡¿La cantárida?! ¡¿La mosca española? –gritó con ojos de asombro el fotógrafo– Pero de eso hay mucho por aquí. Es fácil de preparar...

–¡He! ¡He! Cuidado. –Advirtió Sanjosé – Que si te pasas te envenenas. El cardenal Richelieu mató a muchos en Francia con sus caramelos de cantárida.

–Bueno. Tampoco me hace falta –dijo Guinea colorado.

–Sí. Todos los vivos decís lo mismo –apostilló el difunto.

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