![Nace la primera asociación para defender a las personas sin hogar de Cáceres](https://s2.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/2024/12/13/sinhogar1-RiuW8JwWuTeAbGScslVr49O-1200x840@Hoy.jpg)
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Cuenta Ángel Luis Hoya, el presidente de la nueva asociación 'Nadie sin techo' de Cáceres que el 'sinhogarismo', es decir, vivir en la calle, ... es un círculo muy difícil de romper, pero que si él ha podido hacerlo, «se puede».
Hoya ha fundado esta entidad, en la que figuran Pedro Martín Moreno y como secretario y Ángel Alfonso Ruiz Portela como tesorero para reivindicar los derechos de personas como él, que hace 11 años pasó de tener una vida estable y un hogar a verse en la calle tras quedarse en el paro, divorciarse y que todo se torciera.
La nómina de demandas es amplia. Uno de los asuntos más complicados es el alojamiento. «En el centro Vida que gestiona Cáritas hay plazas, pero hay demasiadas normas y si no las cumples te ponen la bolsita con tu ropa y vas a la calle, allí hay 16 plazas más las 12 que puede haber en Valhondo, cubrirían 28 pero hay unas 40 o 50 personas en las calles». «No tener libertad propia es vivir como un animal, pierdes tu autonomía como persona».
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Considera que, además de que las plazas son escasas, los albergues de Cáceres están en muy malas condiciones en comparación con los de otras ciudades. «Valhondo se abre a las diez de la noche y cierra a las siete de la mañana, es muy duro estar todo el día en la calle pasando frío y en verano calor». Dice que muchos sintechos de la ciudad una vez que pasan por el comedor social de la Milagrosa se van rápido para coger cola para tener un puesto para poder dormir esa noche. «Si no están allí a la una y media se quedan sin cama», señala.
Hace hincapié en la burocracia que excluye a alguien no tenga una dirección fija. Eso aboca a un laberinto lleno de trabas que agranda la brecha entre los sintecho y el resto del mundo. «Supuestamente la gente puede empadronarse en el Imas (Instituto Municipal de Asuntos Sociales), pero no es tan sencillo como parece, son leyes que no están bien hechas, en la calle no se puede empadronar uno y si no tienes un padrón no puedes pedir una ayuda, por ejemplo». También, señala, están privados del voto.
Cree que la difícil situación por la que atraviesan las personas que viven en la calle hace que muchos de ellos no quieran dar la cara y no se movilicen por sus derechos, señala Ángel Luis.
Rompe falsos mitos. «La gente piensa que les gusta estar en la calle y no, no es cierto, a nadie le gusta estar en la calle», detalla, pero también señala lo difícil que es adaptarse a las rutinas de los albergues. Y apunta que la degradación de las personas es en muchas ocasiones indetenible. Las adicciones son habituales y hay historias de maltrato.
Las dificultades para tener papeles hacen que sea muy complicado acceder a los servicios médicos y tener consultas para revisar y mantener su estado de salud. Analíticas rutinarias o visitas a los dentistas es algo que rara vez llevan a cabo, por lo que su estado general se resiente considerablemente.
Según los estatutos de la asociación, ésta trata de que se cumpla el artículo 47 de la Constitución Española, es decir, que todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. En su carta fundamental quieren, tal y como puede leerse, «fomentar entre los ciudadanos el sentimiento cívico de respeto y de cuidado hacia los bienes de uso comunitario, promoviendo valores de solidaridad y espeto al medio ambiente y a las personas».
Además, y como una forma de darse a conocer quieren promover eventos culturales, educativos, mercadillos de segunda mano y la búsqueda de recursos económicos a las personas en riesgo de exclusión social, así como llevar a cabo proyectos juveniles y de mayores, de ocio y de cualquier otro interés general en beneficio de los ciudadanos, buscar nuevos yacimientos de empleo en el reciclaje y la reutilización de la economía circular que puedan sacar de la marginación social a las personas.
Celebrar conferencias, coloquios, fiestas, concursos, exhibiciones, muestras, círculos de estudios, cursillos, grupos de trabajo, encuestas y publicaciones está entre sus propósitos, igual que disponer de correo electrónico, teléfono y otros medios para dar soporte e información a los socios y a terceros interesados.
Por ahora son tres personas las que han iniciado esta asociación, que acaba de dar sus primeros pasos, pero quieren movilizar a todos los que se encuentran en una situación parecida, romper tópicos, y sobre todo, concienciar en que, por muy cómoda y estable que parezca una vida esta siempre se puede complicar. En la Plaza Mayor, mirando a unos niños de un colegio que están haciendo una excursión y que juegan despreocupadamente apunta que algunos de ellos pueden correr el riesgo de vivir en la calle. «Hay situaciones muy difíciles y muchas de ellas son invisibles».
Según los datos que aporta el Instituto Nacional de Estadística (INE) casi el 80% de las personas sin hogar son hombres, algo muy patente en las calles. Para Ángel Luis Hoya el motivo puede encontrarse en que condiciones que tienen que asumir tras un divorcio son duras, lo que puede producir un punto de inflexión considerable en sus vidas, con una economía endeble que no llega para todo y que aboca a vivir en la calle.
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