El nuevo dueño del edificio Pintores-Moret, en Cáceres, no sabe todavía qué uso le dará

HOY ha contactado con el dueño, que hizo la puja máxima por la construcción durante la subasta celebrada entre el 19 y el 20 de agosto. Se trata de un pequeño empresario autónomo de Mérida –ha preferido no difundir su identidad–, que decidió pujar y quedarse con la construcción «para sacar rentabilidad», según ha admitido a este diario. «Lo he hecho como inversión. Es un sitio bastante bueno», asegura.

Hoy por hoy desconoce cuál será el destino de este inmueble construido en 1910. Tras mantener un reciente encuentro con sus asesores fiscales, el próximo paso será visitar la construcción con un arquitecto para que haga un proyecto de viabilidad. «Tenemos que ver cuál es la mejor opción», señala.

Destinar las dos plantas superiores a viviendas en alquiler, hacer apartamentos turísticos o, incluso, un hotel con encanto son algunas de las opciones que hay sobre la mesa. La planta baja, con escaparates a Moret y Pintores, seguirá destinándose a uso comercial, como hasta ahora. Durante años albergó una conocida ferretería. Y durante la última época acogió una tienda de ropa, aunque llevaba bastante tiempo cerrada.

Según los datos que constan en su referencia catastral, el edificio, situado en el número 36 de Moret, cuenta con una superficie construida de 806 metros cuadrados en una parcela de 294 metros. La última reforma a la que fue sometido se ejecutó en el año 1965.

Para que la operación se materialice por completo, debe formalizarse la compra ante el juzgado cacereño que ha ejecutado la subasta. El adjudicatario tiene 40 días de plazo para hacer la consignación a contar desde la publicación del decreto de adjudicación. Este documento se publicó el pasado 4 de septiembre. La cantidad todavía no ha sido depositada, según ha indicado el interesado.

A pesar de ser un edificio privado, el inmueble ha requerido la intervención municipal. Su enclave privilegiado y el estado de abandono que llegó a presentar su fachada llevó al Consistorio cacereño, a través del departamento de Disciplina Urbanística, a dar varios toques de atención a los antiguos propietarios para que lo repararan.

Al no haber avances y producirse desprendimientos, el Ayuntamiento llegó a anunciar que actuaría de manera subsidiaria. Finalmente, fueron los anteriores dueños quienes dieron un lavado de cara a la fachada el pasado mes de junio.

Dos meses después, el edificio salió a subasta. Era la tercera vez que se apostaba por esta opción. Pero la diferencia con respecto a las dos ocasiones anteriores es que no había un precio mínimo de salida. La tasación inicial del inmueble en la segunda subasta fue de 781.193 euros y los propietarios llegaron a pedir por él en su día tres millones de euros.

Todos los interesados que presentaron sus ofertas tuvieron que entregar un depósito de 7.725 euros para poder optar a la subasta y hacer sus pujas.