![La obra más polémica de la Plaza Mayor de Cáceres cumple una década](https://s1.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/202104/24/media/cortadas/plaza%201_20210424184608-RyHp1pEk1GqUTTyAsluHbHJ-1248x770@Hoy.jpg)
![La obra más polémica de la Plaza Mayor de Cáceres cumple una década](https://s1.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/202104/24/media/cortadas/plaza%201_20210424184608-RyHp1pEk1GqUTTyAsluHbHJ-1248x770@Hoy.jpg)
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Sin apenas espacio, decenas de personas recorren la calle Pintores. Es abril de 2011. La 'nueva' Plaza Mayor ya se deja ver en toda su dimensión, lo que llena de curiosos y turistas una zona a la que nadie bajaba «por la tarde», ... según quienes tenían negocios allí. El cambio fue revolucionario, por la estética, con un foro diáfano, con las fuentes y ya sin la tradicional 'bandejina'. Y por el impacto. En lo económico, más de cuatro millones de euros a cargo de consorcio Cáceres 2016.
En lo político, una polémica continúa, con enfrentamientos PP-PSOE. Hasta IU llegó a acudir a la Fiscalía y advirtió de que si no se paraba la reforma, la acción sería «irreversible», y además pondría en peligro la declaración de ciudad Patrimonio de la Humanidad.
Han pasado 10 años de aquel estreno, con el final de una obra marcada por la controversia y cuyos coletazos se han prolongado por la deuda que reclamaron los arquitectos y la constructora, Placonsa. El asunto acabó en el Juzgado, hasta donde tuvieron que acudir técnicos y la empresa para cobrar. Hasta el Tribunal de Cuentas (TC) concluyó que Cáceres 2016 asumió competencias ajenas con esa remodelación. Aludía en un informe a que «hubiera sido más idóneo» utilizar la figura de la subvención y reseñó que la ejecución de obras públicas no estaba contemplada en los estatutos sociales del consorcio.
El PP, entonces en la oposición, siempre consideró exagerado el gasto y una mercantil presentó alegaciones contra el pliego de licitación de la reforma, lo que paralizó el proceso. El TC reveló que el pliego de condiciones «fue objeto de una modificación sustancial» en la clasificación de los licitadores. Al concurso se presentaron seis ofertas. El Ayuntamiento llegó a plantearse crear una comisión de investigación.
Las cuestiones administrativas y políticas se mezclaron con los contratiempos que toda obra conlleva. La remodelación de la Plaza Mayor se hizo por fases y a pesar de ello las quejas por los problemas creados fueron habituales entre los hosteleros. Los bares tuvieron que cerrar sus terrazas y algunos empresarios acusaron al Consistorio de llevarles a la ruina. «Lo que se vivió entonces fue una broma al lado de lo que está pasando ahora con la pandemia. Todas las obras generan dificultades, pero el resultado está a la vista», reseña una persona con responsabilidades de gestión en Cáceres 2016 que prefiere no aparecer.
Hay que recordar que la reforma se desarrolló ya con la crisis en ciernes, lo que aún llevaba a cuestionar en mayor medida el destino del dinero. En el equipo de la entonces alcaldesa, Carmen Heras, se recuerda que ese presupuesto no era municipal, sino que al Consistorio le toco gestionar una actuación que a su vez se pagaba y contrataba desde Cáceres 2016 y cuya financiación correspondía a la Junta. Además, en 2010 la ciudad se había quedado fuera de la carrera por la capitalidad cultural pero tenía en ejecución su principal proyecto, Intramuros. La obra se terminó entre marzo y abril, aún con remates, algunas vallas por retirar y la recepción oficial pendiente.
El 10 de abril de 2011 HOY publicó un suplemento extra de 16 páginas en el que se contaban los detalles de cómo quedaba y qué cambiaba en la Plaza tras la reforma. «Hoy se ven como cosas normales, pero el suelo técnico, con todas las conexiones, el aprovechamiento del consumo de agua, la wifi... fueron avances señalados, además de la propia reforma, que estaba muy pensada», reseñan personas responsables del proyecto.
El arquitecto autor de la remodelación, Antonino Antequera, 'olvida' años después las polémicas y transmite la sensación de que se ha cumplido en gran parte lo que él acuñó como «éxito social». Es decir, más allá de la estética de un nuevo suelo 'inteligente', las fuentes, la pasarela o la plaza de verano, el atractivo de la Plaza sería llevar a la gente hasta ella. Algo que se ha cumplido.
La degradación y abandono de algunos rincones han dejado paso a nuevos negocios. «Ha ganado mucho, en espacio y en eventos. En general hemos salido ganando todos», resume Manuel Rey, veterano hostelero que regenta la Cafetería Cáceres. Echa de menos, como otros consultados, mayor uso de las fuentes, sobre todo en verano. «Padecimos mucho. No solo fueron meses de cierre, luego nos obligaron por estética a cambiar las sombrillas. En mi caso fueron 8.000 euros», rememora Emilio Rey, del popular restaurante El Pato, que también recuerda el sufrimiento que pasaron con la obra. «Fue un sinvivir. Luego quedó una plaza moderna, venían a verla de otros ayuntamientos. Como industrial estoy encantado, pero me pregunto qué ha pasado con la wifi, los baños o las fuentes».
En el equipo de la exalcaldesa Heras se añade que el de la plaza no fue «un proyecto improvisado, sino muy meditado y dentro de otra serie de intervenciones» en plazas aledañas (Las Claras, el Duque o Consolación).
La revolución también llegó porque se desterraron los coches (luego se permitió la entrada de taxis) y el peatón ganó terreno. Ha pasado una década. El 24 de abril de 2011, la imagen de la Virgen de la Alegría y el Cristo Resucitado protagonizaron el Encuentro, punto y final de aquella Semana Santa en el corazón de la estrenada plaza. Miles de personas la llenaron por primera vez tras una intervención muy cuestionada y millonaria. La obra más polémica acaba de cumplir una década.
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