Angelo Maniscalco, de la pizzería Chiao Chiao, que ha dejado de repartir en una zona de Aldea Moret. JORGE REY

Los repartidores de Cáceres dejan de entrar en la parte más conflictiva de Aldea Moret

Una de las últimas pizzerías que seguía llevando comida a calles como Río Ródano y Juan García García ha dejado de hacerlo tras sufrir un robo

Sábado, 29 de octubre 2022, 07:44

Se conoce popularmente como 'el Bronx'. La zona conflictiva de Aldea Moret, dibujada por las calles Río Ródano, Germán Sellers de Paz y Juan García García, es un territorio vedado para la mayoría de los repartidores de comida en Cáceres.

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La pizzería Chiao Chiao, ... un establecimiento con 33 años de trayectoria en la ciudad, ha tomado la decisión de dejar de llevar encargos a domicilio después de un altercado ocurrido hace apenas unos días.

El local, ubicado junto a la avenida de la Hispanidad, recibió un pedido nocturno de cuatro pizzas con sus respectivas bebidas. Acordó con el cliente hacer la entrega en la puerta del centro de educación especial Proa, situado en la avenida de la Constitución. Cuando el repartidor llegó al punto fijado en moto, un joven le estaba esperando. Cogió las cajas y echó a correr sin pagar, según detalla Angelo Maniscalco, propietario del negocio.

Telepizza y Domino's Pizza quedan con sus clientes en la glorieta situada junto al concesionario de Renault o junto al de Opel

Este incidente, indica, ha marcado un punto de inflexión en su política de empresa. A partir de ahora, argumenta, seguirá la misma línea de actuación que otros negocios de la ciudad y repartirá en puntos alejados de la zona más conflictiva, como la glorieta situada a la altura del concesionario de Renault o la rotonda más próxima al taller de Opel, que son las dos ubicaciones donde los repartidores de otras pizzerías suelen entregar los pedidos a los clientes que residen en Juan García o Germán Sellers de Paz.

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«Compartiremos esa política. Ya no nos arriesgaremos más», apostilla Maniscalco, cuya familia se instaló en Cáceres procedente de Sicilia. En realidad, aclara, este último pedido no se llevó a domicilio, como venían haciendo habitualmente, por cuestiones logísticas.

Cada vez que le entraba una llamada, por ejemplo, de la calle Germán Sellers de Paz, Ángelo enviaba a sus dos repartidores juntos. Para hacer estas entregas, cuenta, no iban en moto, sino en coche. «Siempre íbamos dos. Y nunca nos había pasado nada. Muchas veces teníamos que alumbrarnos con la linterna del móvil porque en algunos bloques no hay luz», narra.

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Sin embargo, el día que ocurrieron los hechos en la pizzería solo había un repartidor disponible –el otro estaba de descanso–. Y Ángelo tenía que estar en la cocina. Así que decidieron citar al cliente fuera de su domicilio, situado Germán Sellers de Paz. Y acordaron hacerlo en la puerta de Proa, un punto al que no volverán a recurrir «porque está muy oscuro por la noche». Avanza Maniscalco que a partir de ahora pedirán, además, el dinero por adelantado.

La decisión, expresa, no afecta al resto del barrio, donde el negocio cuenta «con muy buenos clientes», tranquiliza el gerente de Chiao Chiao.

El caso de esta pizzería sirve para poner el foco en una realidad: hay negocios que cuentan con una lista de calles en las que, directamente, no se da servicio de reparto a domicilio.

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«Pagan justos por pecadores. Y hay gente que se queja», admiten desde Telepizza, que reparte en las dos principales rotondas de la avenida de la Constitución, las situadas junto a los concesionarios de vehículos. Cuando los repartidores salen con el pedido del local, llaman a los clientes para que calculen el tiempo y se desplacen a recoger sus pizzas desde sus casas.

«Los que dan problemas son cuatro y no salen de esa zona; no suelen ser las personas que hacen los pedidos –aunque en el incidente de Chiao Chiao sí ha sido así–. Nosotros quedamos con el cliente en un punto de encuentro porque no entramos ni en la calle Ródano, ni en Juan García García. Los clientes lo tienen asumido», relatan desde Domino's Pizza, donde cuentan que han sufrido robos de motos y a sus repartidores les han arrojado piedras cuando sí llevaban los pedidos a las casas en esta área.

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El restaurante Pekín sí se adentra en la zona, pero los repartidores se quedan en la puerta del portal para vigilar las motos

Entre los negocios que sí siguen entrando en la zona conflictiva de Aldea Moret está el restaurante Pekín. En este caso los repartidores llegan hasta el mismo bloque desde el que se hace el pedido pero se quedan en la puerta de la calle para vigilar sus vehículos. «Una vez nos robaron una moto», zanjan desde este establecimiento de hostelería.

Imagen de archivo de agentes de la Policía Local en Aldea Moret. HOY

Los vecinos piden más vigilancia policial a pie en el barrio

«Entiendo a los repartidores porque se la juegan. La situación es muy complicada para todos. Llevamos años pidiendo un cuartelillo de la Policía Local en Aldea Moret y una patrulla a pie por el barrio», apunta Arístides García, un veterano líder en Aldea Moret, que está al frente de la asociación vecinal Primero de Mayo y de la asociación sociocultural Aldea Moret.

Este último colectivo alzó la voz hace cinco años al denunciar que Pizza Móvil, una firma ya desaparecida en la ciudad, discriminaba a Aldea Moret al no repartir en un total de 54 calles del barrio. Las limitaciones de reparto que hay en la actualidad se limitan a una zona mucho más restringida.

García, que vive en Río Tíber, fuera de la zona conflictiva, recuerda una anécdota particular. Una conocida cadena de supermercados se negó a llevarle la compra cuando dijo que vivía en Aldea Moret. Tras reclamar, rectificó.

El Ayuntamiento ha remodelado un local en el barrio para instalar dependencias policiales, aunque todavía no está operativo. Desde la oposición, mientras tanto, se ha criticado que estas instalaciones solo vayan a estar destinadas a cuestiones administrativas.

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