
Pelotas contra el ruido en el colegio Prácticas de Cáceres
Bajar los decibelios. ·
El centro se ha propuesto ser el más silencioso a través de una iniciativa que mejora la atmósfera en las aulasSecciones
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Bajar los decibelios. ·
El centro se ha propuesto ser el más silencioso a través de una iniciativa que mejora la atmósfera en las aulasSi uno evoca en su mente el concepto colegio es muy seguro que surjan asociadas ideas que tienen que ver con niños en tromba ... y ruido, mucho ruido. Parece consustancial a la vida escolar el jaleo, los gritos y la campana llamando a entrar, salir o cambiar de asignatura. Un barullo considerable que no es cómplice del aprendizaje sino todo lo contrario, estrés y distracción.
El colegio Prácticas se ha propuesto aminorar en parte los decibelios de este centro público que se ubica en un edificio histórico de Cáceres remodelado y reinaugurado en el año 2009. El sistema, reciclar viejas pelotas de tenis y de pádel y colocarlas en las patas de sillas y mesas para evitar que al arrastrarlas estas suenen y generen ese sonido que saca de quicio.
«Intentamos propiciar un ambiente más silencioso, que los niños cuando se muevan no arrastren la silla porque produce distorsión en el ambiente, y que si lo hacen, no suene», explica la directora de este centro educativo, María Antonia Hernández. La iniciativa, a la que han puesto el nombre de 'Silencio, se aprende' se enmarca en un programa que supervisa el equipo de deficiencia auditiva de Cáceres, un servicio de la Consejería de Educación que atiende al alumnado sordo y que fomenta una atmósfera más silenciosa, con muchos consejos a la hora de organizar los espacios en el día a día escolar y evitar así todos esos sonidos que, como un goteo, pueden generar un verdadero estruendo. «Estamos intentando ser el centro más silencioso», proclama Hernández. «Nuestro colegio reúne las características para serlo, porque se hizo muy bien el aislamiento y entre clase y clase no se oye nada, solamente nos faltaría adaptar el gimnasio con unos paneles en el techo para amortiguar el ruido».
Ya hay seis aulas en las que todas las patas de las mesas y de las sillas están silenciadas por las pelotas, lo cual motea de verde fosforito el suelo de este colegio, que cuenta con 430 alumnos de 3 a 12 años, desde primero de Infantil hasta sexto de Primaria. Aunque reducir los ruidos tiene efectos generales, sí es especialmente beneficioso para niños que tienen implantes cocleares o audífonos, ya que la contaminación acústica incrementa la distorsión auditiva. A las personas con autismo también les afectan especialmente los sonidos fuertes, al tener hipersensibilidad auditiva que se refleja en la dificultad de concentración. «Nos está resultando muy positivo a todos y no solo a los niños con diversidad», remacha Hernández. «Es muy incómodo estar en una clase y cada vez que se mueve una silla oír ese sonido, con las pelotas no se escucha nada», indica esta docente en la recta final de un curso que dejará durante casi tres meses meses las aulas en silencio a partir del próximo viernes. David, el conserje del centro, es el encargado de marcar y rajar cada una de las pelotas para luego poderlas encajar en las patas del mobiliario escolar.
El proyecto, que continuará a lo largo del curso 2024/2025 requiere de miles de pelotas para completar todas las aulas, ya que se utilizan 214 por clase. La mayor parte de ellas las han conseguido a través de los clubes deportivos de la ciudad en los que se practica tenis y padel y a los que acuden varios niños de este colegio. Sigue la colecta, y cualquier entidad que tenga la posibilidad de ofrecer este material puede ponerse en contacto con este centro.
Esta idea se enmarca dentro del proyecto de accesibilidad universal que ha emprendido este colegio y que pretende derribar las barreras entre unos alumnos. Este es el primer curso en el que se ha llevado a cabo la implantación de un aula especializada TEA para niños con trastorno del espectro autista, pero además se tienen en cuenta distintas sensibilidades y situaciones físicas.
Los cambios más visibles del rumbo de este centro escolar se dejan ver en la cartelería del centro, con pictogramas, escritura en braille y la foto de los docentes en la entrada de las aulas, algo que permite transmitir información a personas con distintas capacidades. Dos aulas que tenían otros usos han sido adaptadas para dar cabida a este nuevo recurso que permite que el alumnado con espectro autista esté en un centro ordinario aunque con recursos específicos. También están enseñando lengua de signos a toda la comunidad educativa del centro y se envían semanalmente signos para que las familias puedan aprenderlo.
Este centro es uno de los seis que actualmente cuentan con aula TEA en la ciudad, junto con el Castra Caecilia, el Donoso Cortés, el Extremadura, el Moctezuma y, ya en secundaria, el IES Virgen de Guadalupe. Se trata de una alternativa a los centros de educación especial que busca la inclusión de este tipo de alumnos.
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