Peneque no teme a la lluvia en Cáceres

Antonio Pino maneja detrás del escenario las marionetas, a las que sumergen en tramas llenas de tensión y en las que se interpela permanentemente al público, que se mete en la historia. «Esto es comedia del arte, es teatro y el mal existe, pero son historias muy blancas», explicaba al final del espectáculo uno de los dos hijos del fundador, que continúan llevando arte de pueblo en pueblo. Están erradicados en Málaga y viajan por toda España. Mantener a los niños más de media hora atentos a algo y sin que medie una pantalla, ya tiene mérito.

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Dos de los espectadores que fueron a ver a Peneque eran Eric, de 10 años y su hermana Ariadna, de ocho. «Me hacen gracia», decía Eric entusiasmado. A Ariadna también le parecía divertido. Mañana y pasado llegarán los Gorgoritos a las 12.00 al mismo sitio, el paseo de Cánovas, junto al parque en el que muchos pequeños echan parte de su infancia.

Los cacereños están muy dispuestos este viernes festivo a aprovechar los ratos de disfrute en los que no haya que abrir el paraguas. Así que la feria de muestras estaba llena a eso de la una del mediodía, con 32 puestos en donde huele a dulces recién hechos, pan gallego o embutidos extremeños. Los comerciantes aseguraban que la afluencia está siendo aceptable, a pesar de las nubes, los claros y los chaparrones. «El clima no parece estar acompañando, sin embargo la gente se ve animada», señaba Alejandra Aydou, una vendedora de bolsos de cuero. Vanesa Aular regenta un puesto de ropa. Es la primera vez que asiste a una feria que califica, hasta ahora, de algo «floja», pero que espera que remonte.

También esta mediodía en el centro todo se preparaba para recibir a los fiesteros diurnos, los que prefieren quedarse en los bares para luego bajar al recinto ferial. Las charangas animan con todo tipo de temas clásicos y adaptaciones de grandes canciones de hoy de siempre.