¿Qué ha pasado hoy, 25 de febrero, en Extremadura?
José Mostazo junto al edificio en el que tuvo La Martina, en la calle Doctor Fléming. Jorge Rey

«Me pidieron dos años de cárcel por el ruido de mi local y no era mi culpa»

José Mostazo se gastó 160.000 euros en mejorar la insonorización de La Martina; la justicia resuelve que la causa del problema era un defecto estructural del edificio

Sergio Lorenzo

Cáceres

Sábado, 3 de junio 2023, 12:36

«He estado años intentado solucionar un problema que no era mío. Me he gastado más de 160.000 euros intentando mejorar la insonorización del ... local, me llevaron a juicio, me pidieron cárcel, decían que yo andaba manipulando el limitador de sonido... Me amargaron la vida durante años y no era mi culpa», afirma el hostelero de Cáceres José Antonio Mostazo, que ha sido absuelto del delito contra los recursos naturales en su modalidad de emisión del ruido, por el que la fiscalía y el Ayuntamiento de Cáceres, que se personó como acusación particular, le pidieron que fuera condenado a dos años de prisión, que pagara una multa de 4.200 euros, que indemnizara con 10.000 euros a vecinos afectados por el ruido, y que durante dos años estuviera inhabilitado para tener un trabajo relacionado con la actividad de hostelería o restauración.

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Su calvario empezó cuando en agosto de 2015 comenzó a explotar el pub La Martina, con licencia de café concierto, que estaba en el número 6 de la calle Doctor Fléming, en la explanada que se encuentra entre La Madrila Alta y la Madrila Baja. Hubo vecinos que empezaron a quejarse de ruidos. «Yo no lo entendía, porque el local estaba insonorizado y se quejaban cuatro vecinos cuando el edificio tiene 25 –indica al Diario HOY José Antonio Mostazo–. No obstante, yo invertí dinero en insonorizar mejor el local, en mejorar el sonido porque los vecinos se quejaban de los graves, mejoré las puertas, compré un limitador de sonido mejor, pagué para que realizaran estudios de insonoridad... Me gasté 160.000 euros porque soy un hostelero responsable y quería solucionar el problema, pero seguían las quejas». Al final decidió cerrar La Martina en noviembre de 2019. «Cerré porque no se solucionaba, y siguieron los quebraderos de cabeza porque me denunciaron, y pagaba una renta de 4.000 euros».

Cuatro vecinos afectados

El primer juicio fue en el Juzgado de lo Penal de Cáceres número 1, el 15 de noviembre de 2022.

En la vista oral se vio que el local que regentaba el acusado tenía licencia para café concierto otorgada desde el año 2009, pudiendo emitir sonido a 105 decibelios, limitándose a partir del año 2013 a 95 decibelios.

Se vio que eran cuatro los vecinos que aseguraban que tenían molestias y graves dificultades para conciliar el sueño, echando la culpa al ruido que salía de La Martina de jueves a domingo, que era los días que estaba abierto el local.

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Se presentaron las mediciones de sonido de la Policía Local, realizados tanto en el local como en la cuatro viviendas de los afectados, en los que solo en una vivienda se vio que se percibían más decibelios de los permitidos.

Un edificio de 1965

Lo que fue importante en el juicio fue constatar que el edificio, el número 6 de la calle Doctor Fléming, tenía graves problemas de filtraciones de agua. Había sido construido en el año 1965

Lo cuenta ahora así José Antonio Mostazo: «Siempre me acordaré que fue el 30 de diciembre de 2019, ya estaba cerrada La Martina porque no quería más problemas. Me metí en el local para ver cómo estaba, y vi que en la pista de baile había un charco de agua. ¡Se abrió el cielo! Porque eso significaba que había una filtración de agua desde hacía mucho tiempo, porque el local está insonorizado con varias capas, con caucho, y para que se filtrara el agua por lo menos tenía que estar más de 10 meses cayendo líquido».

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Una empresa de ingeniería acústica determinó que debido a esas filtraciones de agua se había deteriorado la insonorización del local.

El 2 de diciembre de 2022 la titular del Juzgado de lo Penal emitió la sentencia que absolvía al hostelero. Señaló en su decisión que el acusado, «siempre ha intentado arreglar los problemas cumpliendo con lo que le indicaba el Ayuntamiento, y encargando a los técnicos la solución de los problemas». También recalcó el tribunal que la Policía Local realizó mediciones de sonido en el local y no superaba los límites permitidos.

Recurso

No conformes con la absolución, la Fiscalía y el Ayuntamiento de Cáceres recurrieron la sentencia a la Audiencia Provincial de Cáceres, que acaba de confirmar la absolución. La sentencia es firme, ya no se puede recurrir.

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El abogado defensor del hostelero es Marcos Nieto Álvarez, que recalca que su cliente, «hizo todo lo posible para solucionar un problema que no era suyo. Es que La Martina era una caja acústica, insonorizada con 8 ó 9 capas, una de ellas de caucho –indica el abogado–, y que se sepa en el edificio, que es de 1965, hubo hasta tres fugas de agua, una de ellas se originó en una zona encima del local, y apareció el agua en el local que hay debajo del pub».

Mostazo denunció en el seguro los daños de insonorización, realizándose unos arreglos que costaron más de 200.000 euros, que asumió la compañía.

Después de varios años de disgustos, José Antonio Mostazo se muestra feliz con la absolución definitiva. «Yo llevo más de veinte años dedicados a la hostelería y quiero hacer las cosas bien», afirma este empresario que regenta Bontá en la calle Doctor Fléming, Tizón Gastronomía en Nuevo Cáceres, la caseta Capote, y está al frente de la nueva terraza del recinto ferial Botavara.

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