Empleados de Upan entran en la asamblea de trabajadores celebrada este miércoles en la fábrica cacereña. Jorge Rey

La plantilla de Upan es pesimista y cree que recibirá solo la indemnización mínima fijada por ley

Son 20 días de sueldo por año trabajado y un máximo de doce mensualidades ·

Álvaro Rubio

Cáceres

Jueves, 17 de octubre 2024, 07:14

Las reuniones entre el comité que representa a los trabajadores y la empresa Upan empiezan ahora para seguir todos los pasos que exige un Expediente de Regulación de Empleo (ERE). Y en ese proceso todo apunta a que las condiciones de despido, es decir, la indemnización que recibirán los empleados, será la mínima que marca la ley actualmente.

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Eso son 20 días de sueldo por año trabajado y un máximo de doce mensualidades. Los empleados consultados por este diario no creen que puedan lograr más y fuentes sindicales reconocen que, aunque harán lo posible, es muy complicado teniendo en cuenta la situación económica de Upan.

«Ya no hay mucho que esperar. Se supone que nos corresponderán 20 días por año y si la empresa no puede hacer frente a esas indemnizaciones porque no tenga patrimonio suficiente para ello, terminaremos, como muchas otras, pidiéndolo al Fogasa», comentaba este miércoles una de las empleadas. Si finalmente eso ocurre y entra en juego el Fondo de Garantía Salarial, organismo adscrito al Ministerio de Trabajo, podrían tardar más en recibir las indemnizaciones.

Lo que está claro es que todos los empleados de Upan serán despedidos (aún no han recibido la carta de comunicación) y no se espera que sean recolocados en otras empresas de los dueños de Upan.

Los afectados son 90 personas. 30 de ellos de la fábrica y 60 de la treintena de despachos que esta firma tiene repartidos por varias localidades cacereñas. La mayor parte de la plantilla son mujeres, muchas de ellas de zonas rurales.

Asamblea de trabajadores

En la tarde de este miércoles se llevó a cabo una asamblea de trabajadores en la que se informó sobre la tramitación del ERE.

La situación no ha pillado por sorpresa a la plantilla, que hace un año, cuando la empresa entró en concurso de acreedores, recibió un correo en el que se les alertaba de la difícil situación económica. Según explica Francisco Pérez, su gerente, la falta de rentabilidad está detrás de la quiebra de esta compañía, que en tiempos más boyantes llegó a tener 160 trabajadores.

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La empresa justifica el cese por la baja rentabilidad, la subida de precio de las materias primas y los cambios en los hábitos de consumo. Este martes fue el último día de producción.

Según la información que puede leerse en el portal de Apilca (la Asociación del Polígono Industrial de las Capellanías) tenían una cartera de más de 700 clientes por toda la provincia, entre ellos grandes supermercados, organismos oficiales, colegios y pequeñas tiendas. Esta firma histórica utilizaba unos 4.000 kilos de harina diarios para elaborar sus productos.

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